Don Torcuato. Quedó preso el jefe policial que tenía una camioneta robada y, en un extraño encuentro, mató a un hombre e hirió a otro
Jorge Correa, subjefe de la seccional de Zárate, dijo que les disparó a los dos hombres en defensa propia porque intentaron asaltarlo; pero no pudo explicar por qué tenía un vehículo denunciado como sustraído y otro, con numeración limada; tampoco dijo por qué no reportó que había baleado a dos personas en la colectora de la Panamericana
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Negó haber intentado venderles una camioneta robada a los dos hombres a los que baleó en un episodio cuanto menos extraño el miércoles pasado, en Don Torcuato. Explicó, en cambio, que había matado a uno de ellos y herido al otro porque habían intentado asaltarlo cuando se encontró con ellos para comprarles un auto en Tigre. Lo que el oficial 1° Jorge Luis Correa, subjefe de la comisaría de Zárate, no pudo explicar ante la Justicia es por qué tenía en su poder la Renault Duster con patente “melliza” reportada como sustraída hacía cuatro años, por qué tenía en su casa un Volkswagen Gol con los números de motor y chasis limados y, más aún, por qué después de dispararles a dos personas supuestamente en “defensa propia” huyó de la escena sin comunicarse con sus pares de Tigre o con sus propios jefes en Zárate para reportar el incidente, como estaba obligado por protocolo policial y por la ley.
Tras indagarlo, la fiscal de San Isidro María Virginia Toso pidió que Correa quede formalmente detenido por cuatro delitos: homicidio agravado por el uso de arma en perjuicio de Daniel Alberto Garay, de 37 años; la tentativa de homicidio del acompañante de Garay –de 24 años, baleado en las piernas–, y dos hechos de encubrimiento agravado, por tener en su poder sendos vehículos robados. El juez de Garantías N°5, Diego Martínez, convalidó lo actuado y ordenó que el subjefe de la comisaría de Zárate siga preso.
La detención de Correa tuvo ribetes escandalosos. La inspección de las imágenes registradas por cámaras de seguridad de la zona donde ocurrió el letal tiroteo (en Colectora Este de la Panamericana y Triunvirato, junto al playón de la línea de colectivos 203) les permitió establecer que el muerto y el herido habían mantenido una discusión con el conductor de una Renault Duster verde. La revisión de los teléfonos celulares de los dos baleados condujo a los detectives hacia el subjefe de la comisaría 1ª de Zárate.
Cuando los policías llegaron a la casa de Correa, en la localidad de San Pedro, ahí estaba la camioneta Renault verde que se veía en los videos. De pronto, Duster arrancó a toda velocidad. La patrulla aceleró. La persecución terminó en el centro de San Pedro, cuando de la camioneta bajaron un joven de 19 años y una chica de 18; no corrieron más de 15 metros y se detuvieron al grito de los policías, ante la atónita mirada de decenas de peatones.
Los policías advirtieron, rápidamente, que habían caído en una trampa, una operación de distracción. Mientras la Duster salió en una dirección, Correa salió de su casa y se fue con una moto. Pero no llegó muy lejos, porque lo atraparon en otro punto de San Pedro.
En el allanamiento de urgencia ordenado por la fiscal Toso, que investigaba el homicidio y tentativa de homicidio de Don Torcuato, los policías comprobaron que la Duster tenía puesta una patente melliza y contaba con un pedido de secuestro activo por robo agravado desde junio de 2018. En la casa del oficial Correa, además, se encontró el que sería su auto particular, un VW Gol, que tenía sus numeraciones limadas.
Ayer, Correa fue indagado por la fiscal de Don Torcuato. Se refirió, primero, al hecho más grave. Al respecto, dijo que había ido a una cuadra del cruce de Panamericana y Ruta 202 para ver un Honda Civic que estaba interesado en comprar y que, entonces, dos presuntos delincuentes intentaron subirse a la Duster, aparentemente para robarle. Afirmó que uno de esos hombres lo amenazó con un cuchillo de cocina y que él, entonces, se resistió: forcejeó con ellos, sacó la Bersa Thunder 9 milímetros que el Estado le proveyó para proteger del delito a los ciudadanos y les disparó a los presuntos ladrones.
La fiscal Toso contaba con indicios de que, en realidad, Correa pretendía vender la Duster. Le preguntó sobre ese vehículo, en especial, cómo es que un oficial jefe de la policía andaba por la calle con una camioneta que tenía su patente adulterada y que había sido denunciada como robada en Martínez hacía cuatro años.
Él respondió que desconocía esa irregularidad y que la Duster se la había dado un conocido que se dedica a la compra y venta de autos usados en San Pedro. Ese hombre, cuya identidad no trascendió, está detenido en esta misma causa. Correa tampoco supo explicar por qué tenía en su casa un VW Gol Trend con los números de chasis y motor –claves para la identificación de un vehículo– suprimidos.
Tampoco pudo explicar Correa –un oficial con casi 20 años de antigüedad en la policía bonaerense– por qué después de haber baleado a dos personas con su arma reglamentaria (y, como les había acertado con sus disparos, no podía desconocer que estaban, al menos, heridas) en un presunto acto de defensa ante un eventual intento de robo en su contra, escapó de la escena y no llamó de inmediato a la policía de Tigre, con jurisdicción en el lugar del hecho, o a sus superiores en Zárate.
Correa, que en paralelo a su actividad en la fuerza hacía trabajos de seguridad privada, le comentó a un compañero que había baleado a dos personas. Ese hombre ya declaró en la causa, dijeron fuentes judiciales a la agencia Télam.
La fiscal Toso busca ahora reconstruir la hipotética relación entre Correa y las dos personas que baleó, posiblemente vinculada con la venta de vehículos robados. Por lo pronto, se corroboró que tanto Garay como el joven baleado –su identidad fue mantenida en reserva– cuentan con antecedentes penales por delitos contra la propiedad.
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