Dolores: los rugbiers aguardan la oportunidad de encontrarse de nuevo con sus familiares
PINAMAR. El último paso por estos calabozos fue de apenas unas pocas horas. Desde primera hora de la mañana y hasta entrada la tarde de ayer habían atravesado la última de las cuatro rondas de reconocimiento que afrontaron en Villa Gesell y apenas les quedó tiempo para ordenar pertenencias, cenar, asearse y casi sin descanso partir hacia su nuevo destino, la Unidad Penal 6 de Dolores.
"Cada uno preparó el ´mono´ con su ropa, dejó su calabozo y caminó hacia el móvil que los transportó", contó una fuente policial que siguió de cerca el movimiento de estos diez jóvenes oriundos de Zárate, acusados de homicidio agravado por participación de dos o más personas, delito que prevé una pena de prisión perpetua. Para todos, o muy probable para varios de ellos, esta nueva escala en una cárcel puede haber sido un viaje de ida por hasta 35 años.
A mitad de madrugada fue personal del Servicio de Traslados y Custodia de la Policía de la Provincia de Buenos Aires el que se encargó de retirar a estos detenidos en Pinamar para recorrer los 141 kilómetros que separan a esta ciudad balnearia de la ciudad de Dolores, su nuevo destino.
Las fuentes consultadas por LA NACION aseguran que los imputados por el crimen de Fernando Báez, cometido a golpes de puño y patadas durante un ataque en manada frente a la discoteca geselina Le Brique, se volvieron a mover con tranquilidad en esas últimas casi siete horas que pasaron en la Comisaría 1ª de Pinamar.
"Hablaron poco y varios de ellos intentaron descansar", confiaron sobre la dinámica nocturna en el sector de calabozos de esta dependencia, cuya dinámica se vio alterada durante los últimos diez días con la llegada de los primeros cinco detenidos por esta causa y luego por los restantes. "Puertas adentro poco cambió, pero afuera la presencia de medios implicó algunos ajustes", reconoció una autoridad de la fuerza.
Eso se notó en particular durante el fin de semana, cuando para evitar la cercanía de cámaras y micrófonos se dispuso un perímetro de seguridad a efectos de asegurar un ingreso y salida sin complicaciones para los familiares de los acusados.
Desde el inicio del caso estuvieron allí Lucas Pertossi, Luciano Pertossi, Matías Benicelli, Ayrton Viollaz y Máximo Thomsen. Por razones de logística (la policía debía utilizar dos móviles con el correspondiente doble costo de combustible y demanda de personal de custodia) se acordó con la justicia reunirlos a todos en Pinamar.
Las autoridades regionales ordenaron entonces que se envíen a nuevo destino a cinco detenidos ajenos a este caso para habilitarles el cupo a Enzo Tomás Comelli , Blas Cinalli, Alejo Milanesi, Juan Pedro Guarino y Ciro Pertossi, que estaban alojados en Comisaría 2ª de Villa Gesell.
En su último pasó por la seccional pinamarense la principal inquietud de los diez jóvenes era la posibilidad que tendrían esta semana de volver a encontrarse con sus familiares, tal como lo hicieron los últimos miércoles y sábado. Además del acompañamiento era ese contacto la oportunidad de hacerse de ropa y algunos alimentos. Esta tarde, de 14 a 17, hubiesen tenido el reencuentro en los espacios comunes de la comisaría.
Se pudo confirmar que la oportunidad de reencontrarse con sus afectos, ya en nuevo destino, será este jueves por la tarde, día habilitado cada semana para visitas en la unidad penitenciaria que ahora los alberga. Para la ocasión la alcaidía, que es donde están desde esta madrugada los acusados por el asesinato de Báez Sosa, dispone de un salón de usos múltiples.
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