Luján Peñalva, de 19 años, y Yanina Nüesch, de 16, fueron halladas colgadas de un árbol en Salta, en julio de 2012; a pesar de la existencia de indicios de la presencia de terceros en el lugar del hecho y de que pudieron haber sido violadas y asesinadas, los vaivenes de la investigación hicieron que la causa termine archivada
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El 16 de julio del 2012, mientras Salta continuaba conmocionada por el doble crimen de las turistas francesas Cassandre Bouvier y Houria Moumni y se buscaba por cada rincón de la provincia a María Cash, hubo otro caso que generó un gran interrogante. Dos adolescentes desaparecieron durante 56 horas hasta que las hallaron muertas colgadas de una misma soga de la rama de un árbol de un campo. ¿Pacto suicida? ¿Doble homicidio encubierto?
Luján Peñalva, una joven cantante de 19 años, fue a buscar a su amiga Yanina Nüesch, de 16, para ir al trabajo de su padre, Gustavo Peñalva. Luján le había dicho por teléfono que tenía algo importante que decirle. Testigos las ubicaron por última vez en la parada de un colectivo, el mediodía del 14 de julio. Luego de ese momento no se sabe qué pasó con ellas hasta que las hallaron muertas en una finca a metros de su casa más de dos días después.
La noche anterior a su desaparición, Luján había salido con su novio, Ezequiel Fredes, y otra pareja amiga. Fueron los cuatro a un albergue transitorio. A la una de la madrugada Gustavo Peñalva llamó a su hija, pero atendió su amiga y le dijo que ella no podría contestarle porque “Luján está lenta”, y cortó el teléfono. La chica volvió a su casa una hora después y se encerró en su cuarto. Quienes fueron esa noche al hotel fueron investigados y declararon como testigos, pero nunca se los imputó.
Tras permanecer 56 horas desaparecidas y luego de varios rastrillajes, un policía de civil descubrió los cuerpos de las jóvenes en una finca al costado de un canal, una zona de muy difícil acceso a la que no habían llegado con las inspecciones. Los cadáveres fueron retirados por el Cuerpo de Investigaciones Científicas (CIF) esa misma noche, aunque el protocolo criminalístico impone que este tipo de trabajos debe realizarse de sol a sol.
Ambos cuerpos estaban colgados del cuello, cada uno a un extremo de una misma soga que atravesaba la rama del árbol de forma transversal, anclada en dos muñones. Esta disposición generaría, más adelante, un gran debate entre los peritajes oficiales y los de parte. El cuerpo de Yanina estaba completamente suspendido en el aire, mientras que los pies de Luján estaban parcialmente tocando el suelo, como si estuviera en cuclillas.
Al día siguiente, varios medios de comunicación locales y nacionales se acercaron a la zona del hallazgo en busca de información. El helicóptero del diario El Tribuno fotografió desde el aire las huellas de un vehículo de transporte de gran tamaño, coincidente con una camioneta, que cruzaban el campo ya preparado para la siembra de forma irregular; las huellas terminaban donde estaba el árbol. No se analizaron en la causa, pero introdujeron el testimonio de baqueanos del lugar que dijeron que esas marcas “podrían pertenecer” al tractor que ellos utilizaban.
Dudas forenses
Se realizó la autopsia de ambos cuerpos. Días después, con los resultados de los análisis complementarios de histopatología, se confirmó la vitalidad de los surcos que tenían las jóvenes en sus cuellos y se determinó como causal de muerte asfixia por ahorcamiento. Los resultados toxicológicos fueron negativos: no se hallaron estupefacientes. Pero se habían utilizado kits comerciales que analizan las drogas de abuso más convencionales y no se analizaron otro tipo de sustancias menos frecuentes de consumo. Quizás, alguna capaz de doblegar la voluntad de quien la ingiera.
El intervalo post mortem, es decir, el tiempo que llevaban muertas, fue fijado entre 24 y 48 horas. Se estableció que Luján murió de 4 a 6 horas después que Yanina.
El método utilizado para esta determinación fue el Normograma de Henssge, que utiliza para el cálculo variables tales como la temperatura rectal, ambiental y la masa de los cuerpos. Los peritos de parte cuestionaron la elección de este método, que posee un alto grado de error, y sostuvieron que las adolescentes, al tener edades y contexturas físicas similares, misma cantidad de ropas y expuestas a la misma temperatura ambiente deberían haber tenido la misma data de muerte.
Según el informe oficial, los cuerpos no presentaban signos de violencia. Luján tenía restos de sangre y un hematoma en el introito vaginal, junto a semen de Ezequiel Fredes, quien posteriormente declaró que había tenido relaciones consensuadas con su novia la noche anterior.
De forma insólita, en el informe de autopsia, el doctor Carlos Evelyn adjuntó un artículo periodístico acerca de un pacto suicida entre gemelos ocurrido en otro país. La querella denunció este hecho como un intento de direccionar la investigación hacía la hipótesis del doble suicidio.
Fluidos con recorridos insólitos
El CIF analizó las prendas de las jóvenes y lograron hallar un fluido en el suéter de Yanina. Lo identificaron como el ADN de un masculino, pero nunca se determinó a quién pertenecía.
El pantalón de jean de Luján tenía una mancha de sangre que se extendía por el costado derecho de la parte trasera, ascendía hasta casi la marca del cinturón y descendía hasta el tercio superior del muslo.
La Justicia determinó que se trataba de sangre menstrual, aunque no realizó los peritajes histopatológicos para confirmarlo. Tampoco se pudo explicar científicamente por qué la mancha de sangre ascendía e iba hacia un costado si el cuerpo estaba colgado verticalmente.
La zapatilla misteriosa
Del lugar del hallazgo se fotografiaron huellas de pie calzado en el suelo de tierra. La mayoría fueron identificadas como pertenecientes a las zapatillas marca 47 Street que tenía Yanina. Posteriormente, los peritos de la querella refutaron el informe oficial: demostraron que una de las pisadas pertenecía a un calzado similar, pero no idéntico.
Especialistas que trabajan en la base de datos de calzados de Tierra del Fuego confirmaron que esa huella, en realidad, pertenecía a otra persona que utilizaba zapatillas marca Jaguar, más grandes que las de Yanina.
El CIF admitió este error, pero no fue considerado por la Justicia como un elemento contundente que demostrara la presencia de otra persona en el lugar y en el momento del trágico hecho.
Cierre, reapertura y clausura
Tras el período de instrucción, el juez Pablo Farah desechó la hipótesis de la participación de terceros y ratificó la teoría del doble suicidio.
El diario local El Intransigente había publicado un artículo en el que glosaba un intercambio de mensajes entre Luján y su novio, del que se podía deducir que la joven se disponía a tomar una decisión drástica.
Las familias de las jóvenes tenían versiones contrapuestas sobre el hecho: para los Peñalva, las chicas habían sido víctimas de un crimen; para los Nüesch, habían muerto por una decisión voluntaria.
La causa fue archivada desde febrero de 2013 hasta 2018 cuando la familia Peñalva presentó un informe realizado por peritos de los Estados Unidos que aseguraba que Luján había sido víctima de un abuso sexual y que ambas chicas habían sido asesinadas. Así, lograron la reapertura de la investigación.
La nueva jueza a cargo, Mónica Mukdsi, caratuló la causa como “muerte dudosa” y solicitó la reconstrucción del hecho en el mismo árbol donde se las encontró.
Comenzaron la simulación aplicando la hipótesis del doble suicidio. Para esto, dos mujeres policías con características físicas similares a las de Luján y Yanina intentaron colocar la soga sobre el árbol de la misma forma que fue hallada: transversal a la rama y entre dos muñones, como se documentó fotográficamente el día del levantamiento de los cuerpos.
No pudieron hacerlo y debieron contar con la ayuda de una escalera para acomodar la soga. Tampoco pudieron colgarse por sus propios medios ni recrear la hipótesis oficial, que afirma que Luján traccionó con su propio peso a Yanina: la cuerda no se deslizaba por la rama.
Posteriormente recrearon la misma mecánica con muñecos y bolsas con el mismo peso de las jóvenes. Incluso una de las peritos de parte proveniente de los Estados Unidos se colgó de la soga e intentó traccionar con todo su peso, y no se deslizó.
El alto coeficiente de rozamiento estático que existía entre la cuerda y la madera hacía que el peso de Luján no fuese suficiente como para que la cuerda se moviera. La fiscal de la causa ordenó que se utilice la misma soga hallada junto con los cuerpos. Se rompió así la cadena de custodia y, con eso, la posibilidad de encontrar en ella nueva evidencia fundamental, como ADN, cabellos y transferencia de fibras.
A la hora de testear la hipótesis del doble homicidio contaron con la colaboración de dos hombres policías que levantaron los cuerpos desde la caja de una camioneta hasta el árbol; los colgaron a ambos de los cuellos sin dificultad. La fiscal decidió agregar unos centímetros más a la soga y otras maniobras para que no se descarte en el informe del peritaje la teoría del pacto suicida.
Finalmente, en mayo de este año, la jueza Mukdsi decidió el cambio de carátula de “muerte dudosa” a “suicidio”. De este modo, la causa quedó archivada de forma definitiva. La magistrada fundamentó el móvil del doble suicidio como un acto “voluntario” y afirmó que “ninguna de las pruebas permite sostener la hipótesis homicida y, menos aún, un complot para desvirtuarla”.
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