Doble homicidio en Vicente López. La empleada doméstica pidió ser liberada, pero las fotos de la escena del crimen la comprometen
El abogado de María Ninfa Aquino interpuso un recurso de hábeas corpus y sostuvo que existe “una prueba desincriminante”; para los fiscales, el estado en el que la policía encontró la casa tras el crimen es un indicio que juega en contra de la única detenida por el caso
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La defensa de María Ninfa Aquino Chamorro sostiene que ella nada tiene que ver con el asesinato de sus empleadores: el abogado José Enrique del Rio y su esposa, María Mercedes Alonso. Por eso, este mediodía, su abogado, Hugo López Carribero, interpuso un recurso de hábeas corpus y pidió su “inmediata liberación” a partir de la existencia de “una prueba desincriminante”. Sin embargo, los fiscales que investigan el caso creen que el estado en que quedó la escena primaria y secundaria del crimen la comprometen seriamente. Dicen que las imágenes son reveladoras y permiten sostener la imputación como partícipe necesaria del asalto que concluyó con el doble homicidio y el robo de 10 mil dólares, un millón y medio de pesos, 50 lingotes de oro y diamantes.
“Nina” Aquino, de 64 años, está presa desde el viernes pasado “de manera ilegítima y arbitraria”, según su letrado. “Lamentablemente, la falta de elementos de convicción o de indicios vehementes de participación criminal sobre el suceso principal, la notoriedad del caso en los medios de comunicación y la inexorable necesidad de tener que arribar a una rápida solución de brindar ‘sensación’ de justicia instrumentalizaron a mi asistida, generándose sobre ella la ‘cosificación’, cual instrumento de utilidad para cometer el delito de sangre”, cuestionó López Carribero.
El abogado sostuvo que el registro de la tarjeta SUBE de Aquino revela sus movimientos tanto del día del descubrimiento del crimen (los dos colectivos que tomaba para ir ida y vuelta a la casa donde trabajaba) como de la madrugada en que fue detenida (la del viernes), y que por los horarios de viaje queda descartada su presencia en la escena del crimen en el lapso de tiempo calculado por los investigadores. El horario de las 16.48 es la última comunicación que hubo entre las víctimas y las 4.30, la posible data de muerte, dijeron fuentes del caso.
Sin embargo, los fiscales Martín Gómez y Alejandro Musso, ambos de la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) Este de Vicente López, sopesaron el estado en que quedó la escena del crimen, el desorden en varios ambientes, con ropa por el piso, cajones abiertos y cosas llamativamente fuera de lugar, y así encontraron que las acciones de Aquino entre su llegada y el descubrimiento del doble homicidio se contradecían con las explicaciones que dio por escrito en su indagatoria.
Los primeros policías que llegaron al caserón de la esquina de Melo y Gaspar Campos fueron muy precavidos. No tocaron nada a su paso y tomaron fotos de cada uno de los ambientes del hogar para dejar registro del estado de desorden en que estaban las cosas. Aquino, en su descargo por escrito, dijo que no le llamó la atención el desorden porque el matrimonio se iba a mudar a un departamento en el lujoso Chateau Libertador, de Núñez.
Pero los fiscales creen que eso es imposible. “Dos amigas de la dueña de casa declararon y dijeron que la mujer era muy cuidadosa y meticulosa con el orden de la casa. Además, la mudanza no estaba completa; había unas pocas cosas perfectamente embaladas y dispuestas simétricamente. La justificación de la empleada es imposible”, sostuvieron fuentes de la investigación.
La imagen que ilustra el encabezado de este artículo corresponde al living del primer piso de la propiedad. Allí puede verse, a la izquierda, un sillón de tres plazas con sus almohadones tirados; detrás, pequeñas cajas perfectamente embaladas. A la derecha se vislumbra un sillón de un cuerpo; junto a ese sillón, Aquino dijo haber encontrado una vaina servida de bala, que guardó; en ese sillón había un agujero provocado por un proyectil que quedó incrustado en el piso de parquet.
La impresión de los investigadores es que en ese living el matrimonio Del Rio/Alonso fue retenido en primera instancia, y que aquel disparo habría buscado tener un efecto intimidatorio, para que los dueños de casa revelaran dónde tenían más dinero. Luego los habrían conducido por la fuerza hasta el garaje y los habrían obligado a subir al auto, donde los asesinaron, a él, de tres tiros, y a ella, de uno en la cabeza.
Los movimientos de la empleada
Aquino llegó a la casa de las víctimas a las 6.40. Ingresó con las llaves de las rejas y de la puerta principal. A las 8.54 se comunicó con Blanca Benítez, una acompañante terapéutica que atendía a Del Rio, para avisarle que Mercedes Alonso no había bajado.
“No le llamó la atención, en el tiempo transcurrido entre su llegada y la comunicación con Benítez, que el living estaba revuelto y que los dueños de casa no habían cenado. Al subir para cambiarse, indefectiblemente tuvo que haber visto que las puertas de las habitaciones estaban abiertas, con objetos tirados en el piso, y que las víctimas, además, no se encontraban allí”, explicaron los fiscales.
Entre las 6.40 y las 8.54, Aquino, que trabajaba para las víctimas desde hacía 12 años, continuó con su rutina diaria. Preparó una tarta y lavó dos vasos. No le llamó la atención que no había ni platos ni cubiertos para limpiar, como todos los días.
“Vio que el brócoli que había preparado estaba en la mesada y que los dueños de casa no bajaban a desayunar. Aun así, siguió como si nada, hasta que, sobre la base de lo aconsejado por su compañera de trabajo [por Benítez], bajó al garaje y allí los encontró muertos”, prosiguieron los representantes del Ministerio Público en su dictamen.
En este punto se produjo una de las situaciones insólitas: después de descubrir los cuerpos de las víctimas, ambos baleados, aún con los cinturones de seguridad colocados, dentro de su Mercedes Benz E350, “meticulosamente volvió a cerrar la puerta del garaje, le puso llave, y la colgó en el llavero empotrado en la pared”, según consta en el expediente judicial.
“El conocimiento por parte de Aquino de la rutina de sus empleadores y el tiempo que transcurrió desde su llegada a la casa hasta la comunicación mantenida con su compañera conllevan a concluir, al menos con meridiana sospecha, que podría tener una participación necesaria en el hecho que culminara con la vida de sus empleadores”, sostuvieron los fiscales Gómez y Musso.
Además, los representantes del Ministerio Público sostuvieron que tras el secuestro y apertura del teléfono celular de Aquino se descubrió que la empleada doméstica había “eliminado una serie de imágenes, conversaciones y contactos, extremo por demás sugestivo”.
Fuentes judiciales explicaron que se pudo recuperar una fotografía eliminada. Se trataba de la imagen de una “cartera tipo sobre” de color terracota. El hijo de la víctima, Martín Del Rio, la reconoció como donde su madre guardaba la llave de la caja fuerte.
El plan criminal se ejecutó entre las 16.48 del miércoles pasado y las 4.30 del día siguiente, cuando “se hicieron presentes personas de las que hasta el momento no se puede establecer cantidad exacta ni género, quienes mediante un plan preacordado, con división de roles y claros fines ilícitos, ingresaron en la vivienda. Tras revolver diversos ambientes en búsqueda de objetos de valor, lograron apoderarse ilegítimamente de US$ 10.000, 1.500.000 de pesos, 50 lingotes de oro de diez gramos cada uno y varios diamantes. Para procurar su impunidad, los delincuentes efectuaron por lo menos cuatro disparos de arma de fuego [calibre nueve milímetros]. Todos [los balazos] fueron dirigidos hacia zonas extracorpóreas que atravesaron órganos vitales, ello con el claro e inequívoco fin de segar la vida de ambos”, explicaron los fiscales en el pedido de detención de la empleada doméstica.
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