Doble crimen en Vicente López: cómo reaccionó el sospechoso al recibir la llamada donde le dicen que sus padres estaban muertos
Los investigadores analizan las comunicaciones entre Martín Del Rio y María Aquino
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El 25 de agosto pasado, a las 9.01, María Ninfa Aquino, la empleada doméstica de José Enrique Del Rio y María Mercedes Alonso, llamó a Martín Del Rio, el hijo menor del matrimonio. “Soy Nina, apurate, corre acá, tus padres están muertos en el garaje, en el auto”.
“¿Que pasó? Hablas tan rápido que no te entendí”, respondió el hijo. Nina le suplicó y le dijo: “Me estoy muriendo yo también”.
En ese momento, Martín Del Rio llamó al 911 y después se comunicó con la empleada doméstica: “Nina, ahí llamé a la policía, ahí están yendo, yo estoy yendo a paso de hombre, pero bueno estoy yendo”.
Esa secuencia figura en el expediente judicial que investiga el doble homicidio en Vicente López, a cargo de los fiscales Alejandro Musso, Marcela Semeria y Martín Gómez.
Aquino, de 64 años, fue quien encontró los cuerpos de las víctimas en un auto Mercedes Benz estacionado en la cochera de la casona de Melo 1101, en Vicente López.
Del Rio, de 47 años, está detenido e imputado por doble homicidio cuádruplemente calificado por el vínculo, la alevosía, por ser criminis causae (matar para lograr la impunidad) y por el uso de arma de fuego, delito para el cual se prevé como única pena la máxima del Código Penal: prisión perpetua.
Los investigadores judiciales y policiales buscan cámaras de seguridad privadas para tratar de determinar si el sospechoso se descartó de alguna prueba clave pocas horas después del homicidio de sus padres.
Como informó LA NACION, a partir de las filmaciones de una cámara de seguridad de un edificio de Virrey Arredondo al 2400, en Colegiales, se determinó que Martín Del Rio, a las 20.32 de 24 de agosto, el día del crimen, se retiró del inmueble con una bolsa que, por su peso, parecía estar cargada y, 16 minutos después, regresó con la bolsa vacía
“Al salir del edificio giró hacia la derecha, es decir, comenzó a caminar en sentido a la calle Ciudad de la Paz. Las imágenes no dejan lugar a dudas de que la bolsa de tela que llevaba en la mano estaba cargada cuando se fue y vacía cuando regresó”, sostuvo a LA NACION una calificada fuente de la investigación.
Qué llevaba Martín Del Rio en la bolsa de tela y de qué se descartó en los 15 minutos en que estuvo en la calle, es un misterio.
Una hipótesis que analizan los investigadores es que, en la bolsa, Del Rio llevara el disco rígido (DVR) que grababa las filmaciones de la cámara de seguridad de la casona situada en Melo 1101, en Vicente López, donde vivían las víctimas.
“En el garaje había instalada una cámara de seguridad que registrada todos los movimientos. El asesino, antes de escapar, se llevó el DVR. En los allanamientos que se hicieron tras la detención de Martín Del Rio, ese aparato aún no pudo ser hallado”, sostuvo a LA NACION una fuente judicial.
Ahora, los investigadores buscan imágenes que puedan servir para reconstruir el trayecto que hizo después de salir del edificio y tratar de determinar dónde se descartó de lo que tenía dentro de la bolsa.
Aquino, de 64 años, fue la primera detenida que tuvo la causa. Se pensó que había sido la entregadora que aportó el dato para que una banda de ladrones ingresara a robar en la casona de las víctimas. Recuperó la libertad el miércoles pasado, un par de horas antes de la detención de Martín Del Rio.
“Si la única forma que tiene Martín Del Rio para defenderse es acusarme a mí, entonces hagamos un careo, junto a su nueva abogada y mi abogado. Yo le saco la careta a ese miserable”, desafió Aquino.
En el primer tramo de la investigación, una serie de indicios y contradicciones la convirtieron en sospechosa. Al día siguiente del descubrimiento del crimen, los fiscales pidieron su detención como presunta “entregadora”.
Una de las claves para su detención fue, precisamente, un dato aportado por Martín Del Rio. El hijo menor de la pareja asesinada identificó una billetera que había sido secuestrada en la casa de Aquino, en Pablo Podestá, como el lugar donde su madre guardaba la llave de la caja fuerte de la casa, de donde supuestamente faltaban 10.000 dólares, un millón y medio de pesos, 50 lingotes de oro y diamantes. Reforzó esa sospecha el descubrimiento de una foto de la billetera que fue borrada del celular de Nina. La empleada doméstica dio una explicación de esa circunstancia y enfatizó que tenía consigo la billetera porque Alonso se la había regalado.
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