Doble crimen en Vicente López: planificación, coartadas endebles y negación, los secretos de la investigación
Martín Del Rio, de 47 años, está imputado de doble homicidio cuádruplemente calificado por el vínculo, la alevosía, por criminis causa (matar para lograr la impunidad) y por el uso de arma de fuego, delito que prevé como única pena la máxima del Código Penal, prisión perpetua.
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“Mi papá, comercialmente, era una persona complicada, pero familiarmente un amor”, fue de las afirmaciones que sostuvo durante parte de su declaración indagatoria Martín Del Rio, acusado de haber matado a balazos a sus padres, José Enrique Del Rio y María Mercedes, en su casona de Vicente López. La audiencia, donde el sospechoso presentó una coartada para intentar salir de la escena del doble crimen, duró seis horas y media.
Así lo pudo reconstruir LA NACION de fuentes judiciales. Del Rio, que está asistido por la defensora oficial Liliana Cucurullo, fue indagado por los fiscales Martín Gómez, Alejandro Musso y Marcela Semeria. Está imputado de doble homicidio cuádruplemente calificado por el vínculo, la alevosía, por criminis causa (matar para lograr la impunidad) y por el uso de arma de fuego, delito que prevé como única pena la máxima del Código Penal, prisión perpetua.
Para los fiscales existe una prueba clave. Se trata de una serie de las filmaciones donde el sospechoso fue grabado por una cámara de seguridad a las 18.37 del 24 de agosto pasado cuando caminaba por la calle Gaspar Campos, a unos 50 metros de la casa de sus padres. Llevaba puesto un barbijo, una gorra y una campera que luce, por lo menos, un talle más grande. Cargaba un bolso-cartera cruzado a la espalda y en una de sus manos tenía una bolsa de tela de una reconocida empresa inmobiliaria.
En su declaración indagatoria, el sospechoso “refirió no reconocerse como la persona que aparece en los videos”, sostuvo una fuente judicial. También sostuvo que el bolso y la vestimenta que se ve en las imágenes no le pertenecen.
El imputado sostuvo “haber trabajado siempre codo a codo con su padre” y que “la familia poseía un patrimonio que ascendía a la suma aproximada de 25.000.000 de dólares”.
“La verdad es que tenemos tanto patrimonio millonario que mi padre nunca quiso banco [sic], nunca quiso un crédito, nunca quiso una tarjeta de crédito grande, mi madre tiene tarjetas de crédito básicas. Era conocido por todos, mi padre siempre decía que no quería los bancos [sic]”.
Según fuentes judiciales, cuando la defensora Cucurullo le preguntó si su padre podría tener algún enemigo, respondió: “Si, la verdad es que tuvo el conflicto con la Ferrari -un automóvil que había comprado-, el conflicto con el señor Fuentes, tuvo conflictos en la empresa de seguridad, tuvo problemas en el trato comercial, era una persona comercialmente complicada, pero familiarmente un amor”.
Ese vehículo fue secuestrado anteanoche por los policías que allanaron un edificio ubicado en Ramsay al 2000, en Belgrano, donde Martín Del Rio alquilaba un departamento. En ese lugar, también fue encontrada una pistola Glock 9mm. Esa arma será peritada para verificar si se trata o no de la pistola usada para asesinar a las víctimas.
Plan diagramado
Según la imputación, a la que tuvo acceso LA NACION, el doble crimen fue consecuencia de un “plan previamente diagramado”.
“El 24 de agosto, entre las 17.33 y las 18.30, aproximadamente, Martín Santiago Del Rio, se hizo presente en el domicilio de sus padres, en Melo 1101, en Vicente López, y, en base al plan previamente diagramado, ingresó en la vivienda por el garaje. Una vez dentro, decidió, en base al plan estipulado, quitarles la vida, de manera clara e inequívoca”, sostuvieron los fiscales en su dictamen.
El móvil del doble crimen, para los investigadores, fue económico. “La decisión de segar la vida de sus padres tuvo como móvil la circunstancia de no poder prolongar la mendacidad en torno a la operación inmobiliaria referente a la Unidad N°31 B del edifico Château Libertador, en Núñez, y de poner al desnudo la imposibilidad de que las víctimas se mudaran a dicho inmueble, tal como se lo habían encomendado a partir del poder amplio general y de disposición que le habían conferido para ocuparse de ese tipo de transacciones”, explicaron los representantes del Ministerio Público.
En su indagatoria, Del Rio intentó explicar que en la franja horaria en la que fueron asesinados sus padres, estuvo en el interior de su camioneta Mercedes Benz “contestando mensajes y mails”.
Además, sostuvo que a las 18.30 manejó hasta Belgrano. “Su relato es contradictorio con las antenas de telefonía celular que lo muestran en el lugar hasta las 19.15. También lo contradicen las cámaras de seguridad que captan su camioneta, al menos 45 minutos más tarde. Casualmente durante todo el periodo de interés, después de las 16 y hasta las 21, ninguna persona puede dar fe de su coartada porque no hablo con nadie ni se cruzó con nadie”, explicó un detective judicial.
La pista falsa
Según informaron a LA NACION fuentes judiciales, el sospechoso fue quien, en su declaración testimonial, intentó incriminar a María Ninfa Aquino, la empleada doméstica de la víctimas que estuvo detenida 12 días como entregadora en un supuesto robo que terminó en un doble homicidio.
“Se ocupó de incriminar a Nina [como la familia llamaba a la empleada doméstica]. Martín Del Rio sostuvo que ‘Nina no vio que estaba todo revuelto, que las cortinas estaban abiertas y que el desorden era impresionante’. También contó que la mujer [que trabajaba para sus padres desde hacía 12 años] le dijo a todos que creyó que [los dueños de casa] estaban durmiendo, cuando no podía ser así dado que la televisión estaba a todo volumen y que recién a las 8.45 [la mañana siguiente al doble crimen] se decidió a llamar a Blanca [la acompañante teraupéutica del padre] para comentarle que los dueños de casa todavía no se habían levantado y que esta última le habría dicho que se fije en el garaje, lugar donde finalmente observó los cuerpos de las víctimas. Destacó, como elemento relevante que Nina, al advertir la situación, inmediatamente apagó la luz, cerró la puerta del garaje con llave y la colgó. Seguidamente, señaló como sospechoso el horario en que Nina eligió para dar aviso, aduciendo que ello se debía a que a partir de las 9, dejaría de estar sola en la casa, porque llegaba Blanca a la casa”, explicó una fuente de la investigación.
Martín Del Rio también, según los investigadores consultados, “hizo hincapié que Aquino entregó a la policía una vaina servida que se había guardado”.
Pero una de las supuestas pruebas que, en su momento, complicaron a Aquino fue el secuestro de un misal de Alonso en un cajonera de la casa de la empleada doméstica.
“El hijo de las víctimas aseguró que su madre nunca le hubiese regalado el misal a Aquino porque era una reliquia familiar que perteneció a su abuela y que, además, era donde guardaba la llave de la caja fuerte”, agregó una fuente con acceso a la investigación.
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