Doble crimen en Vicente López. Los mensajes que demuestran que el acusado de los homicidios les mentía a sus padres sobre su mudanza
Dos semanas antes del hecho, José Enrique del Rio pedía a su hijo explicaciones por la supuesta demora en la entrega del departamento que -según suponía- había comprado en un lujoso edificio de Núñez; Martín del Rio responsabilizaba a la empresa de logística de transporte y a los vendedores por la falta de novedades; pero esas negociaciones no eran reales
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“¡Que hacés, papuchi! Estoy en camino...”. Ese fue el último mensaje que Martín del Rio le envió a su padre, José Enrique el miércoles 24 de agosto pasado. A las 16.49 de ese día se abrió la ventana horaria en la que se produjo el doble crimen en la casona de Melo y Gaspar Campos, el registro del paso del hijo menor de las víctimas –dos horas y media después de aquel chat– y, ya al otro día, el hallazgo de los cadáveres del abogado y de su esposa, María Mercedes Alonso.
Hubo otros mensajes, obviamente. Pero algunos chats de audio y texto de WhatsApp de las dos semanas previas al doble homicidio de Vicente López son reveladores en un sentido: José Enrique del Rio y María Mercedes Alonso estaban ansiosos por irse a vivir a un nuevo departamento que presuntamente habían comprado, en el piso 31 del lujoso Chateau Libertador, de Núñez, y Martin del Rio, encargado de la negociación y de las cuestiones operativas, les mentía con una mudanza que, claramente, jamás se iba a producir.
Los fiscales que investigan el presunto parricidio ya tienen las grabaciones y las transcripciones de la serie de mensajes entre las víctimas y su hijo menor, hoy detenido como presunto autor del doble homicidio. En esos chats se advierte la impaciencia de José del Rio y su molestia ante lo que creía eran maniobras dilatorias que, incluso, él quería ir a resolver personalmente. Se observa, también, las excusas con las que Martin del Rio intentaba ganar tiempo, depositando la causa de las demoras en la empresa mudadora o en un eventual ocupante del departamento que no lo desalojaba a tiempo.
Los investigadores tomaron contacto tanto con la empresa Verga Hermanos (que supuestamente coordinaba la logística de la mudanza) como con la Embajada de Tailandia en Buenos Aires (un funcionario de la legación consular del reino oceánico, supuestamente, iba a ocupar el departamento de forma temporal). Negaron haber tenido contactos con las víctimas o con Martín del Rio, a quien sus padres les decían Pati.
La serie de mensajes relevantes comienza el 10 de agosto
- (José Enrique del Rio [JEDR]. Texto de las 10.03): Buen día ¿cómo viene la mano?
- (Martín del Rio [MDR]. Audio de las 18.08): Pa, ahí hablé con la de Verga (Hermanos, la mudadora), me dijo que hoy no pudieron hacer mucho porque estaban con todo este despelote del viaje, que igual embalaron algunas cosas y eso y que mañana a las 2 de la tarde están ahí de vuelta a ver si ya podemos liquidar.
- (JEDR. Audio de las 18.09) Bue, qué vas a hacer… Esperemos que terminen mañana. Porque si no, parece el cuento de Caperucita esto.
- (MDR. Audio de las 18.10): Dale pa. Ahí me junté con el gordo Rubén, le expliqué todo lo que hicimos, toda la historieta. Sí, sí, sí… Dicen que hoy estaban con todo el despelote ese y bueno, a ver si ya mañana lo podemos liquidar. ¿Qué te iba a decir? Eh… bueno todo bien también con el gordo, estoy saliendo de Almagro.
- (JEDR. Audio de las 18.11): Che Pati, acá hablamos con mami, ¿tenés el montacargas mañana?
Martín del Rio ya no respondió ese día. Al día siguiente, a las 9.49, José Enrique del Rio le envió a su hijo un mensaje de texto: “PATI ayer no me contestaste. ¿Tienen el montacargas? ¿Hoy pagan? ¿Entregan el contrato y las llaves? CONTESTÁ”.
El 16 de agosto a las 8.53, el padre envía otro mensaje escrito: “En cuanto tengas las llaves avísame. Esta semana tiene hoy, jueves y viernes. No podemos irnos a otra semana. Cualquier excusa armá una reunión para hoy. No me voy a pelear. Pero no tenemos más problemas de ellos que tolerar. BESOS.
Dos días después, los mensajes denotan una ansiedad en aumento: José Enrique del Rio perdió la paciencia ante las demoras y postergaciones, e incluso manifiesta su intención de ir en persona a ponerle fin a las excusas que les impedían mudarse. Su hijo intenta tranquilizarlo.
- (JEDR. Audio de las 9.44): Pati, estamos prontos, cuando nos avises vamos. Yo sé que es temprano… [de fondo se escucha la voz de Mercedes Alonso que dice “O si nos pasa a buscar…”] ¿O nos pasás a buscar? No sé, avisanos, te mando un beso.
- (JEDR. Texto de las 14.29): Pati, ¿novedades?
- (MDR. Texto de las 14.30): En un rato te aviso.
- (JEDR. Texto de las 15.17): ¿Qué pasa?
- (JEDR. Texto de las 15.23): Pati estos versos de esta gente son los que hacen mal. Si es necesario voy con vos a la embajada.
- (MDR. Texto de las 15.25): Esperame que está todo perfecto. Salgo de acá y te llamo
- (JEDR. Texto de las 15.25): Ok.
- (MDR. Texto de las 17.41): Ya te llamo.
El 24 de agosto, a las 16.49, se produce la última llamada de Martín del Rio a su padre, de unos pocos segundos. El aparato quedó dentro de la camioneta del ahora acusado, que estaba estacionado en el barrio porteño de Núñez, entre las 16.52 y las 19.20, horarios en los que se ve a un hombre con una campera, gorra con visera y barbijo ir y volver desde la escena del crimen.
Los mensajes previos a eso, de la mañana, describen una situación totalmente ficticia: Martín del Rio daba cuenta de la inminencia de la mudanza.
- (MDR. Audio): ¿Qué hacés, ma? Estoy totalmente disfónico. Me acaban de llamar, hace un ratito que están saliendo con el camión en un rato, que estaban descargando el camión. Ahí me avisa justo cuando salen y te aviso. No te hagas problema, en un ratito seguramente están, pero recién me acaba de avisar eso.
- (MDR. Audio): ¿Qué hacés, ma?, ahí me acaba de avisar que les va a descargar el camión ahí en la embajada, de un montón de cajas y de cosas y de ahí después va para casa. O sea, estará un poquito más tarde, más después del mediodía. Ahora me va a ir avisando. Yo me voy a ir a pagar lo de Ganancias, estoy acá en el centro, yendo a pagar Ganancias y Bienes Personales.
- (MDR. Audio): ¿Qué hacés papuchi? Todavía nada, sé que siguieron embalando, pero no pude hablar con ninguno de los dos todavía. Pero bueno, sé que estuvieron embalando. Ahora ni bien me confirmen te aviso.
- (MDR. Audio): ¡Qué hacés papauchi! Estoy en camino...
Entre las 10.08 y las 15.53, tanto José Enrique Del Rio como María Mercedes Alonso enviaron mensajes a su hijo menor, en los que le manifestaban que estaban “clavados” y “sin saber qué hacer” porque el camión de la mudadora Verga Hermanos no llegaba. “¿Y vos cuándo venís?, le preguntó su madre a las 11.09. Martín del Rio no les respondió. El hastío de su padre era evidente. Tanto, que a las 15.53 le escribió: “Socorro. ¿Para qué tenés teléfono? Ni los mensajes contestás. No somos clientes”.
A las 15.54, Martín del Rio ensayó alguna respuesta, pero borró el mensaje de texto. Según los forenses, dos horas después, el matrimonio era ejecutado dentro de su Mercedes Benz E350, dentro de la cochera de la casona de Melo y Gaspar Campos.
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