Doble crimen en Vicente López: identificaron el arma utilizada para ejecutar a las víctimas
Se trata de una pistola nueve milímetros marca Bersa, modelo Mini Thunder, que había sido secuestrada en la casa que José Enrique Del Rio y su esposa, María Mercedes Alonso, tenían en la casa del country San Diego
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Se terminó el misterio. Los investigadores de los homicidios de José Enrique Del Rio y María Mercedes Alonso, ejecutados a sangre fría en su casona de Vicente López en agosto pasado, determinaron cuál fue el arma utilizada en el doble crimen. Se trata de una pistola nueve milímetros marca Bersa, modelo Mini Thunder, que había sido secuestrada en la casa que las víctimas tenían en el Club de Campo San Diego. Desde octubre pasado está detenido con prisión preventiva el hijo menor del matrimonio asesinado, Martín Del Rio, acusado del parricidio.
Según informaron a LA NACION calificadas fuentes judiciales, el arma, que fue secuestrada pocas horas después de que se descubriera el doble crimen, estaba dentro en una caja fuerte móvil que se guardaba en la habitación matrimonial de la casa situada en el country San Diego, en el partido de Moreno.
Así lo determinó un peritaje ordenado por los fiscales Marcela Semería, Martín Gómez y Alejandro Musso, que están a cargo de la investigación.
“El domingo pasado se hizo el peritaje y se determinó que la pistola marca Bersa modelo Mini Thunder hallada en la vivienda mencionada fue la empleada para ultimar a las víctimas, en tanto se encontró identidad con el cotejo de las vainas y los proyectiles secuestrados en la escena del crimen. El asesino, luego de concretar el plan criminal, concurrió nuevamente al country San Diego con el arma para dejarla dentro de una caja fuerte con llave junto a otras armas pertenecientes a Enrique Del Rio, para intentar ocultar sus pasos”, explicaron a LA NACION fuentes judiciales.
El arma, según consta en el expediente judicial, fue secuestrada el 25 de agosto pasado a las 16.30, la tarde posterior al doble crimen, cuando el hijo menor de las víctimas no estaba, aún, bajo sospecha.
La comitiva policial a cargo del operativo fue acompañada a la casa del country, situado en Francisco Álvarez, partido de Moreno por el hijo mayor de las víctimas, Diego Del Rio.
Del Rio y los detectives policiales se dirigieron a la habitación de las víctimas para buscar, en el vestidor, el cofre de seguridad móvil donde se sabían que se guardaban las armas y otros objetos de valor.
Tras buscar la llave, Diego Del Rio abrió la caja de seguridad donde su padre había dejado un revólver calibre 32 marca Taurus, un revólver calibre 38, una pistola calibre 22 Long Rifle marca HI-Standard, una pistola calibre nueve milímetros marca Bersa, un cargador nueve milímetros marca Bersa, un cargador calibre 22, cajas con municiones de diferentes calibres y cédulas para tenencia de armas de uso civil a nombre de José Enrique Del Rio. Además, se guardaban allí relojes, joyas, alhajas y 1906 dólares.
“El hallazgo del arma en las particulares condiciones descriptas [en la caja de seguridad cerrada con llave y guardada en el vestidor de la habitación de las víctimas] no hace más que reafirmar la existencia de un plan criminal delicadamente planificado por el imputado Martín del Rio para ejecutar el hecho criminal y evitar ser señalado como el autor del doble crimen”, sostuvo a LA NACION un detective que participa de la investigación.
El peritaje que ya está en poder los fiscales Semería, Musso y Gómez está firmado por el comisario Alejandro Olivieri, jefe de Criminalística de Científica San Isidro de la policía bonaerense. “Los cuatro proyectiles de causa fueron lanzados [sic] a través del cañón estriado de la pistola calibre 9 milímetros marca Bersa modelo mini Thunder número de serie 610104″, sostuvo el jefe policial en las conclusiones del informe, al que tuvo acceso LA NACION.
En un momento, los investigadores tuvieron como hipótesis que el arma homicida había sido descartada por Martín Del Rio en Colegiales el día del crimen, el 24 de agosto pasado. Esa noche, según confirmaron los detectives policiales y judiciales al analizar filmaciones de un edificio, el sospechoso estuvo en un departamento que su por entonces suegro alquilaba en Virrey Arredondo al 2400.
Según la citada prueba fílmica, a las 20.32 con 50 segundos del 24 de agosto pasado Martín Del Rio salió del edificio. Entre dos y tres horas antes, sus padres habían sido asesinados a balazos en su casona de Melo y Gaspar Campos, Vicente López. En una de sus manos, el hijo menor de las víctimas llevaba una bolsa de tela. La sujetaba con fuerza, como si llevara peso. Dieciséis minutos después, regresó al inmueble. La bolsa estaba vacía.
Los investigadores sospechaban que en la bolsa llevaba el DVR de la cámara de seguridad instalada en el garaje donde fueron asesinadas las víctimas y el arma homicida. El sospechoso, en una de sus declaraciones indagatorias, sostuvo que en la bolsa tenía viandas con comida que le entregó a una persona que vivía en situación de calle.
Solo queda un interrogante para responder. ¿Cuándo el asesino llevó el arma homicida a la casa de San Diego? En principio, no habría sido la misma tarde o noche del doble crimen. Según la investigación judicial, tras ejecutar a sus padres, Martín Del Rio se fue de la casona de sus padres a pie. Caminó hasta Núñez, donde había dejado estacionada su camioneta y su teléfono celular. Después estuvo en el departamento de Colegiales, donde se habría descartado del DVR de la cámara de seguridad y, finalmente, se fue a su casa de Nordelta donde llegó con quien, en ese momento, era su esposa.
Es decir, que el arma homicida habría sido llevada a la casa del Club de Campo San Diego entre la madrugada y la tarde del 25 de agosto pasado, cuando Martín Del Rio no era sospechoso del doble crimen.
Martín Del Rio está imputado por doble homicidio calificado por alevosía, por el vínculo, por el uso de arma de fuego y por ser criminis causae (matar para lograr la impunidad), delito que prevé como única pena la máxima del Código Penal, prisión perpetua. Desde octubre pasado está detenido con prisión preventiva firmada por el juez de Garantías de San Isidro Ricardo Costa a pedido de los fiscales Semería, Gómez y Musso, equipo coordinado por el fiscal general de San Isidro, John Broyad.
“El encartado [por Martín Del Rio] tejió un entramado profundo de mendacidades que no logró prolongar más en el tiempo, el que no se descarta haya estado motivado en el ocultamiento del manejo y administración de los bienes de sus progenitores, el cual podría quedar al desnudo”, sostuvieron los representantes del Ministerio Público al fundamentar el pedido de prisión preventiva en un dictamen de 101 páginas.
Las víctimas estaban convencidas de que se iban a mudar a un departamento del exclusivo edifico Château Libertador, en Núñez. Pero su hijo menor nunca había hecho la millonaria operación inmobiliaria como José Enrique Del Rio y Alonso pensaban.
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