Doble crimen en Belgrano: las imágenes del sicario que, en tres minutos, mató a dos personas, pero tardó casi una hora en escapar
Rodrigo Alexander Naged Ramírez y su hijo, John Naged Aguilar, fueron ejecutados el 4 de junio de 2018; el asesino, por el momento, no fue identificado; el 17 de este mes se dará a conocer el veredicto del juicio contra la abogada de las víctimas, Julieta Bonanno, acusada de ser la “facilitadora” de los homicidios
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Casi cuatro años después, el misterio continúa. El tiempo pasó y, el autor de los homicidios de Alexander Naged Ramírez y de su hijo John Naged Aguilar, acribillados a balazos en un departamento de Belgrano, aún no pudo ser identificado. Eso sí: su ingreso y su huida de la escena del doble crimen fueron registrados por las cámaras de seguridad del edificio. Las imágenes y los horarios de las filmaciones aportaron datos concretos: el sicario tardó menos de tres minutos en ejecutar el plan criminal, supuestamente por encargo de una organización narco radicada en México; pero demoró 44 minutos en poder escapar, ya que no conseguía abrir la puerta principal del inmueble.
Así surge de las grabaciones que el Ministerio Público Fiscal presentó como prueba en el juicio donde es juzgada la abogada Julieta Bonanno, que defendía a una de las víctimas: Naged Ramírez, que había estado preso en la causa en la que se investigó el caso Bobinas Blancas, como fue bautizado el intento de contrabando a Europa de dos toneladas de cocaína ocultas en bobinas de acero. La letrada está acusada de ser coautora del doble crimen. Es quien habría facilitado la tarea del sicario. El 17 de este mes, el Tribunal Oral Federal (TOF) Nº8 porteño dará a conocer el veredicto y se sabrá si Bonanno pasará una larga temporada en la cárcel.
En su alegato, el fiscal Marcelo Colombo y auxiliar fiscal Miguel Yivoff les solicitaron a los jueces María Gabriela López Iñiguez, Nicolás Toselli y Sabrina Namer que Bonanno sea condenada a la pena de prisión perpetua.
Colombo y Yivoff consideraron que hay pruebas suficientes para condenar a la abogada por su participación en el doble crimen. La abogada habría seguido directivas de una misteriosa narcotraficante, conocida solo como La Tía.
Ese 4 de junio de 2018, el sicario sin nombre ingresó en el edificio de Cabildo 2600, en Belgrano, cuando las víctimas le abrieron la puerta a la abogada Bonanno. Era las 21.43 con 13 segundos, según se desprende las filmaciones.
El asesino, que vestía un buzo azul con capucha que le cubría la cabeza y tenía en sus manos un botinero de fútbol, llegó al inmueble cuando la abogada esperaba ser atendida por su cliente o por el hijo de este. Bonanno iba a cenar y a entregarles dinero para que pagaran el alquiler.
La abogada llegó a las 21.33 de ese 4 de junio de 2018. Pero unos minutos después, tras llamar por el portero eléctrico y no obtener respuesta, fue hasta el garaje donde había dejado su auto para buscar el celular y poder comunicarse con los Naged.
El reloj de la filmación marcaba las 21.37 con 45 segundos cuando aparece la imagen de la abogada que va a buscar el teléfono, mientras que detrás de ella camina quien, para los investigadores, fue el sicario.
Dos minutos después, celular en mano, la abogada regresó y esperó en la puerta. Pasados menos de 60 segundos, el sicario se paró detrás de Bonanno. No tocó ninguno de los timbres. Solo esperó a que le abrieran la puerta a la mujer que estaba delante de él.
A las 21.42 con 53 segundos, padre e hijo salieron del ascensor. Naged Ramírez caminaba lentamente con la ayuda de un andador. Colombiano nacionalizado mexicano, procesado en el caso Bobinas Blancas por el juez federal de Campana, Adrián González Charvay, había sido excarcelado en marzo de 2018 después de haber sufrido un ACV que le dejó consecuencias neurológicas. Primero fue atendido en el Hospital Penitenciario Central, después en un centro de salud privado y, finalmente, una junta médica estableció que su capacidad cognitiva había quedado afectada y no estaba en condiciones de comprender cabalmente el proceso penal en su contra. Lo dejaron en libertad, al cuidado de su hijo, y le prohibieron la salida del país.
Naged Aguilar, según se ve en las imágenes, llevaba un bolso tipo bandolera. Nunca se supo si pensaban ir a cenar afuera y con, alguna excusa, Bonanno les pidió subir al departamento del décimo piso donde vivían las víctimas.
Después de que se abriera la puerta del edificio, el sicario ingresó y se dirigió hacia el palier donde está el ascensor. Detrás de él, a las 21.43 con 30 segundos, caminaron la abogada Bonanno y las futuras víctimas, que nunca imaginaron que le habían franqueado el acceso al asesino.
A las 21.46 con 25 segundos, el sicario salió del ascensor. Es decir, menos de tres minutos después de entrar al edificio para ejecutar a balazos a sus víctimas.
Lo que pasó después podría pasar por una comedia de enredos, pero el contexto era terrorífico. El asesino no conseguía irse rápidamente de la escena del doble crimen, como hubiese hecho cualquier sicario. Tardó 44 minutos en poder escapar.
En el primer intento, el asesino fracasó porque la puerta no se abría sin llave. A las 21.46 con 43 segundos, el sospechoso volvió hacia el ascensor. Se supone que regresó a la escena del crimen para buscar las llaves.
Un minuto después, el sicario bajó y, según las imágenes, puso en la cerradura una llave, pero no pudo abrir la puerta. Se quedó, aparentemente, a esperar que alguien entrara o saliera para aprovechar el momento.
A las 21.51, el doble homicida se dirigió nuevamente al sector donde está el ascensor. No se registraron nuevas imágenes del sicario hasta las 22.30, cuando logró abrir la puerta y escapar.
El asesino dejó la puerta abierta. Así la encontraron a las 22.43 los primeros oficiales que llegaron al edificio tras la llamada al 911 que hizo Bonanno, que a esa hora era la principal testigo de un doble crimen. Ahora está sentada en el banquillo de los acusados a la espera del veredicto.
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