Diez mil dólares por cabeza, el precio de los sicarios para ejecutar venganzas narcos en la caliente frontera norte
SALTA. Comenzó con un robo de 150 kilos de cocaína en el noroeste de la Argentina. Y, en respuesta, dos ataques en una semana, con sicarios, en la ciudad de San Ramón de la Nueva Orán, en la frontera caliente con Bolivia. Los asesinos pusieron su tarifa para ejecutar la venganza por ese robo: dos pagos de 10.000 dólares. Uno de ellos cumplió su objetivo; el otro no.
La investigación del caso requirió del trabajo de cuatro fiscales, la intervención de dos juzgados locales, dos juzgados federales –en Salta y en Buenos Aires– e incluso de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, que finalmente ordenó que el expediente siguiera su curso normal en el fuero provincial.
En esa causa, cuatro narcotraficantes acaban de ser condenados a la máxima pena de prisión perpetua por planificar los crímenes de dos miembros de una banda criminal antagónica. Otros integrantes del clan narco recibieron condenas de 19 y 15 años de cumplimiento efectivo a partir del dictado de la sentencia del Tribunal de la Sala II de Juicio de Orán, integrado por los jueces María Laura Toledo Zamora, Héctor Fabián Fayos y Raúl Fernando López.
Una calificada fuente judicial que participó de la investigación confirmó a LA NACION: "Más allá de las condenas recientes, este fue un hecho que marcó un antes y un después. De características muy violentas. Ejecutado en la vía pública. Algo que no sucedía por acá. Hay aún dos prófugos. Luego de ese ataque ocurrieron otros hechos de sicariato con las misma características mafiosas. El balance es que el narcotráfico está en esta zona. Y son bandas grandes y peligrosas".
El informe oficial del Ministerio Público Fiscal (MPF) de Salta sobre las condenas confirmó que los dos ataques de sicarios se enmarcaron en un enfrentamiento entre las organizaciones lideradas por Ricardo Raúl Rojas y por otro peligroso narcotraficante local.
La fiscal penal de la Unidad de Graves Atentados contra las Personas de Orán, Claudia Carreras, explicó a LA NACION: "Fue un trabajo arduo, con una impecable intervención de las brigadas de la Policía de Salta y de la Fiscalía Penal Nº 2, de la doctora Mariana Torres. Se pudieron vincular dos hechos y un nexo bajo el tinte del narcotráfico con un mismo móvil. Eran bandas peligrosas. Esta causa tiene dos planteos de incompetencia. La causa llegó hasta la Corte Suprema de Justicia de la Nación, donde estuvo varios meses en estudio y, finalmente, el máximo tribunal resolvió este hecho no era federal".
Y agregó: "Cuando la remiten a juicio, me llega en ese estado a mí, que paralelamente compulsé otra causa en el fuero federal contra un narcotraficante muy importante, Juan Antonio Aguilera, alias ‘Juansuti’. Y se agregó la prueba documental de esa causa, que permitió verificar que se trataba de un enfrentamiento entre dos bandas como consecuencia de un robo de 150 kilos de cocaína en abril de 2017, según surge de las escuchas. Planificaron los objetivos y los ataques se concretaron durante los primeros días de mayo de ese año. Antes, pensaron cómo matar a las víctimas, Ricardo Gerónimo y Raúl Martínez, este último, asesinado. Expusimos que esto era algo muy grande. Pedimos que se tramite todo junto en una causa federal y nos dijeron que no. Era un caso complejo, algo impresionante. Hay muchas personas implicadas. Pero los tribunales superiores no han podido verlo".
El grupo criminal
Con un fuerte operativo de seguridad que atravesó toda la ciudad de Salta para garantizar el traslado de los detenidos provenientes de la cárcel federal de la vecina localidad de Güemes, se desarrolló el juicio, en la clásica modalidad presencial, pero bajo los protocolos exigibles para prevenir contagios de Covid–19.
Ricardo Raúl Rojas, líder de esta célula criminal –perteneciente a un grupo mayor, según explicaron fuentes judiciales, fue condenado a la pena de prisión perpetua como el ideólogo de la letal venganza. Recibió la misma sentencia el sicario José Martín Castillo, autor material del asesinato de Martínez.
En tanto, acusados en otro hecho, los narcos Norberto Roque Mendoza, Matías Sarmiento y Enzo Javier Quiroga fueron condenados a cumplir penas de entre 19 y 15 años de prisión efectiva y al pago de una multa "como coautores del delito de tentativa de homicidio doblemente agravado por haber sido cometidos bajo promesa remuneratoria, por el número de participantes y por la utilización de arma de fuego en perjuicio de Ricardo Ariel Gerónimo", informó el Ministerio Público Fiscal de Salta.
Conversaciones indiscretas
Las escuchas telefónicas que dieron inicio a esta causa fueron obtenidas por los investigadores judiciales a través de una pista que llevó al teléfono de un hombre detenido en una comisaría de la ciudad de Cerrillos, sospechado de traficar droga desde allí. Al revisar las comunicaciones, fue posible confirmar que también había estado involucrado en actividades de sicariato. Se trata de conversaciones entre los criminales donde hablan con detalles –por ejemplo– de camionetas y números de patentes en el planeamiento de actos delictivos.
"Traían la droga desde Bolivia y la trasladaban hacia centros urbanos de la Argentina. Iban rumbo al sur, por la ruta, a todas partes... Decían que en Orán estaba ‘la mamá’ de la droga. La banda de Rojas y otras continúan activas en la zona", confirmó una calificada fuente de la investigación.
Tal como informó LA NACION en marzo pasado, en Orán, histórico punto en la ruta de la cocaína, nació y creció Ricardo Raúl "Coya" Rojas, un narco que, además de la condena que recibió esta semana, contaba con otra pena reciente a nueve años de prisión, dictada por la Justicia federal. Fue consecuencia de una investigación desarrollada por dos fiscalías y tres fuerzas policiales que permitió capturar a miembros de su banda, en julio de 2019, con 330 kilos de marihuana de muy buena calidad y 11 kilos de cocaína. Además, les incautaron 150.000 pesos, 26.000 dólares, un Volkswagen Gol Trend, un Chevrolet Prisma y dos motocicletas.
Por aquellos días, Rojas ya estaba preso: había caído con 80 kilos de cocaína. No obstante, desde las celdas del Complejo Penitenciario Federal III, de la ciudad de Güemes, dirigía su violento grupo, que en Orán contaba con un servicio de sicariato a su disposición.
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