Juego clandestino y extorsiones: acusaron a un fiscal por pasar información a Los Monos
ROSARIO.- Un fiscal fue acusado hoy, en esta ciudad, por tener vínculos con la banda de Los Monos y haber interferido para favorecer a miembros de este clan narcocriminal en una causa por extorsiones y juego clandestino. El representante del ministerio público fue demorado y liberado algunas horas después que la policía allanase sus oficinas.
Se trata del fiscal Gustavo Ponce Asahad, actualmente a cargo de las causas por incumplimiento de las restricciones por la pandemia, que será imputado este fin de semana, sospechado de ser quien envió información reservada a una banda investigada por juego clandestino y extorsiones. Esta banda era manejada por Ariel Cantero, alias Guille, desde la cárcel de Marcos Paz.
Ayer fueron allanadas las oficinas de un colaborador del fiscal y hoy se concretó la incursión de la Tropa de Operaciones Especiales en sus oficinas en pleno centro, en Oroño al 1217.
La semana pasada el ministro de Seguridad de Santa Fe, MarceloSain, afirmó que "fue un fiscal el que brindó ayuda desde el interior de ese organismo a una banda ligada a Los Monos dedicada a extorsiones y a una red de casinos ilegales". Y, en diálogo con LA NACION, agregó: "Acá hay un fiscal que evidentemente tenía lazos estrechos con esta criminalidad y eso da cuenta de una situación extremadamente grave". Hoy se conoció el nombre de ese fiscal bajo sospecha: Gustavo Ponce Asahad.
La semana pasada, en las audiencias, los fiscales Matías Edery y Luis Schiappapietra desplegaron una serie de pruebas sobre una trama en la que el protagonista es Ariel Cantero, alias Guille, el líder de Los Monos, quien, a pesar de estar preso en el penal de Marcos Paz, diseñó una estrategia para obtener dinero a través de extorsiones a empresarios que manejan mesas de dinero en el centro de Rosario, situación que fue publicada por LA NACION el 19 del mes pasado.
El dinero que obtenían por estas intimidaciones se "invertía" en salas de juego clandestino en distintos puntos de la ciudad, según explicaron los fiscales. Calculan que manejaban, a través de un histórico capitalista de este tipo de garitos, más de 80 salas, un negocio que se amplificó tras la cuarentena, debido al cierre del casino City Center en Rosario, que fue baleado por Los Monos en enero pasado.
Guille Cantero, condenado a 62 años de prisión en siete causas, se transformó durante los últimos años en uno de los mayores articuladores del crimen organizado en Rosario, a pesar de estar preso desde junio de 2013 y haber pasado por seis cárceles diferentes.
"Emprendimientos criminales"
El "negocio" del líder de Los Monos no solo es el narcotráfico, sino que encontró actualmente en las extorsiones un emprendimiento redituable, que manejaba Maximiliano Díaz, alias Cachete, imputado como uno de los organizadores del ataque a balazos contra el casino City Center a principios de enero pasado, donde murió el gerente del Banco Nación de Las Parejas, Enrique Encino.
El Organismo de Investigaciones del Ministerio Público de la Acusación (MPA) investiga desde hace meses este esquema extorsivo que habían montado Los Monos. La punta del ovillo fue el ataque al casino de Rosario.
Cachete Díaz se comunicaba por WhatsApp con las potenciales víctimas, a las que investigaban previamente. Por ejemplo, el 8 de agosto de 2019 llamó a Rodrigo Fabiani y le exigió que le entregara una camioneta Toyota Hilux y US$30.000 a cambio de no atentar contra su vida.
El 8 de enero de 2020 Díaz envió a su hermano Fabián y a dos menores a extorsionar a Pablo Fortuny, dueño de una financiera ubicada en Entre Ríos al 700, en pleno centro de Rosario. Se reunieron con ese hombre en un bar en Río de Janeiro y Montevideo y le exigieron que pagara US$5000 por mes a cambio de no atentar a balazos contra su local.
Flavia Brion, la pareja de Cachete, tenía un rol importante en este esquema, ya que también manejaba el dinero de las extorsiones y agendaba las reuniones con las víctimas, a quienes amenazaba en el bar Mansa, de Pellegrini al 600, propiedad de Mariano Ruiz, uno de los lavadores de dinero de Los Monos, según estableció la Justicia.
A estos casos se suman otros cuatro que no fueron relevados con profundidad, como el cobro de una especie de "impuesto narco" que pagan los arbolitos para vender el dólar blue en el centro de Rosario. Según una fuente del Organismo de Investigaciones, todos los viernes un joven que pertenece a la banda cobra cada mes en un departamento del centro de Rosario algo más de US$1000 a cada vendedor de dólar paralelo.
Edery explicó que a la fiscalía llegan dos denuncias por semana por este tipo de extorsiones, en el que se sospecha que están Los Monos. El funcionario calcula que hay muchos casos que no llegan a los tribunales porque las víctimas aceptan pagar para evitar ser blanco de la violencia.
El otro punto de esta trama es qué hacían Los Monos con el dinero que obtenían de estas extorsiones. La sospecha de los fiscales es que se "invertía" en el juego clandestino, que a partir de la pandemia y tras el cierre de City Center tomó una dimensión mayor a nivel de recaudación.
Según la investigación, el punto de contacto con el universo del juego clandestino lo daba Leonardo Peiti, un histórico capitalista de la timba ilegal. La semana pasada fue detenido el exjefe de Investigaciones de la Policía de Rosario Alejandro Torrisi, en la puerta de uno de los casinos truchos, donde había una docena de máquinas tragamonedas. Portaba un paquete con $150.000.
Torrisi hizo gestiones, según se desprende de las investigaciones, con la seccional 21 de Rosario para que liberaran a dos sicarios de Los Monos. Peiti, a su vez, trató de hacer lo propio con un fiscal de Rosario, al que -según la investigación- llamó el 10 de enero pasado. Este funcionario, cuyo nombre no trascendió, le avisó: "No tengo la causa, pero puedo meter un comentario". Cuando recibió esa respuesta, Peiti se la reenvió a Cachete Díaz y seguramente, creen los investigadores, el mensaje llegó a Guille Cantero.
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