Desembarcó un nuevo grupo de fuerzas federales en Rosario
Se trata de 450 agentes de Gendarmería, Policía Federal y Prefectura; es parte del plan de seguridad que coordinaron Patricia Bullrich y Maximiliano Pullaro
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ROSARIO.- Este miércoles por la tarde, nuevos efectivos de las fuerzas federales arribaron a la ciudad de Rosario para terminar de completar la primera tanda de refuerzos que anunció a principios de semana el Ministerio de Seguridad nacional, Patricia Bullrich. Se trata de 450 agentes de Gendarmería, Policía Federal y Prefectura. Con su llegada a territorio santafesino -ya son 2000 los efectivos desplegados- se pretende fortalecer el plan de seguridad que coordinaron Bullrich y el gobernador Maximiliano Pullaro. Se espera también la recepción de equipamiento del Ejército -helicópteros, camiones, autos y elementos de comunicación-.
El reciente desembarco ocurre en un escenario de conflicto y desconfianza para con la Policía de Santa Fe. Por lo bajo, efectivos de las fuerzas federales se quejan de sus pares provinciales por mantener nexos con las bandas narcos. “Los gendarmes no quieren trabajar con la Policía de Santa Fe. Por ejemplo, les avisan de los operativos a los criminales y cuando llegan a los lugares ya no queda nada. La colaboración es nula”, contó LA NACION un alto funcionario del Poder Judicial.
En las reuniones reservadas que esta semana mantuvieron las autoridades nacionales con Pullaro, este tema estuvo sobre la mesa. Le reclamaron al Gobernador que actúe sobre los altos mandos policiales sospechados. Jueces y fiscales venían exigiendo lo mismo desde hace tiempo a los anteriores gobiernos provinciales.
Los detalles del operativo “antinarco” coordinado por las autoridades
A metros de una estación de servicio apostada sobre la Ruta 9, Bullrich ofreció el pasado lunes precisiones sobre las tareas que llevan a cabo las fuerzas de seguridad en su lucha contra el narcotráfico. “Trabajamos con inteligencia criminal para seguir el árbol genealógico de todas las bandas criminales de Rosario y atacar a las líneas que quedaron en libertad. Queremos disolver este problema. Vamos a llegar a todos, desarmarlos y recuperar el territorio”, dijo a este medio.
Adelantó también que la administración Milei enviará al Congreso un proyecto anti bandas narco: “La idea es que el delito de uno sea el delito de todos. Cuando un miembro de una banda ataque, todos los miembros de una banda serán juzgados con la misma pena. Así no se van a esconder. Esperemos que los diputados lo voten”.
Instó además a diputados y senadores a votar la emergencia en materia de seguridad para “poder contar los elementos que necesitamos” y descartó la posibilidad de imponer un estado de sitio “a menos que lo pida la provincia de Santa Fe”: “Creemos que con las leyes que vamos a mandar al Congreso, la iniciativa anti narcos y los cambios que pretendemos hacer al Código Penal va a ser suficiente. Si Santa Fe quiere estado de sitio, será su responsabilidad”.
La seguidilla de asesinatos que tiene en vilo a toda Rosario
La ciudad santafesina enfrenta una escalada de violencia desatada en los últimos días tras los cuatro asesinatos en manos de sicarios como respuesta de las bandas narco a las políticas restrictivas lanzadas en las cárceles. “Esta guerra es contra Pullaro y Cococcioni”, decía una nota encontrada en una de las escenas del crimen
El primer crimen tuvo lugar el 5 de marzo por la noche cuando Héctor Raúl Figueroa, un taxista de 43 años, fue ejecutado de nueve disparos en el barrio Las Delicias con municiones que pertenecían a la Policía de Santa Fe. Una primera señal de alerta para las autoridades.
Horas después, el 7 de marzo, la víctima fue Diego Alejandro Celentano, de 32 años, también taxista. Le dispararon en la cabeza mientras estaba dentro del auto, con el motor encendido. La ejecución fue similar a la de Figueroa. En ambos casos se usó la misma pistola 9 mm, según un peritaje de la Policía de Investigaciones.
Luego mataron a Marcos Daloia, el colectivero de la línea de trolebuses que fue baleado el jueves y falleció el domingo, tras permanecer internado cuatro días. El ataque tuvo lugar en el cruce de las calles Mendoza y México, barrio Belgrano, en la zona oeste, a tres cuadras de la avenida de Circunvalación.
La última víctima fue Bruno Bussanich, un playero de 25 años que murió el 10 de marzo en su lugar de trabajo, una estación de servicio Puma de la zona oeste. Hasta allí llegó un hombre vestido con bermudas y una campera con capucha, quien se acercó, lo pegó un tiro y huyó, corriendo, a toda velocidad.
Cristian, de 27 años, era su compañero y no puede dejar de pensar que si los sicarios elegían otro día, él podría haber sido asesinado.
“El muerto iba a ser yo si pasaba un par de días después. Dormir con esa sensación es muy feo”, dijo a LA NACION desde su lugar de trabajo, donde hay desplegado un patrullero con dos policías que hacen controles a los autos que pasan.
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