Descubrieron en Barracas el desarmadero clandestino donde llegaban decenas de motos robadas
Decomisaron material que se comercia en el mercado ilegal por 500 millones de pesos
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El robo de motocicletas en uno de los delitos que mantiene altas cifras en nuestro país. Solo el año pasado fueron sustraídos 30.617 rodados de esas características en la Argentina, con la región metropolitana como foco central de ese problema para la seguridad pública, según las últimas cifras oficiales de la Superintendencia de Seguros de la Nación.. A diferencia del caso de los automóviles, los delincuentes roban las moto en general cuando el conductor se moviliza en su vehículo. Así se generan episodios muy violentos, como ocurrió hace pocos días en Hurlingham, donde un gendarme -que estaba de franco y sin uniforme- fue baleado por motochorros que intentaron apropiarse de su rodado. Y detrás de esos tiradores siempre está un eslabón superior de la cadena delictiva, el sector que se dedica a “cortar” las motos y comercializar las autopartes.
Uno de esos revendedores de material robado fue identificado mediante una investigación realizada por la Policía de la Ciudad en Barracas. En ese barrio fue detectado un desarmadero clandestino, donde se desmantelaban motos de alta cilindrada para la venta ilegal de autopartes. “El valor total de los secuestrado se calcula en 500 millones de pesos en el mercado negro”, se informó en un comunicado de prensa.
El galpón, ubicado en la calle Santa Magdalena al 700, con fondo a las vías del ferrocarril Roca, funcionaba como un desarmadero ilegal para motocicletas de entre 300 y 1100 cc.
El caso surgió por tareas de prevención realizadas por la División Delitos Tecnológicos de la Policía de la Ciudad, que exploraron en plataformas de comercio digital las ofertas de autopartes. Ante la sospecha de actividad delictiva, los agentes informaron de inmediato a la Fiscalía Penal Nº 35, especializada en Delitos Complejos, a cargo de Celsa Ramírez. “Tras confirmar la existencia de un posible delito en flagrancia, la fiscalía autorizó tareas investigativas en el lugar”, indicó la Policía de la Ciudad.
La investigación reveló que el lugar operaba en clara violación de la Ley 25.761, que regula el desguace de vehículos y la venta de autopartes. Con pruebas suficientes, la policía solicitó una orden de allanamiento al Juzgado Penal, Contravencional y de Faltas Nº 18, a cargo de Ricardo Baldomar.
El operativo permitió detener al responsable del desarmadero y secuestrar una considerable cantidad de autopartes, incluidas piezas de motores con numeración denunciada por robo o alterada mediante perforaciones. También se encontraron chasis con numeración suprimida o limada. Además, se incautaron dos CPU, dos posnets, tres teléfonos celulares y cinco cédulas de identificación de vehículos con prohibición de circular, evidencias que confirmaban la venta ilegal de autopartes.
El establecimiento, que fue clausurado preventivamente, realizaba ventas de autopartes a través de Internet y aplicaciones de e-commerce, simulando ser solo un taller de reparación de motocicletas. Los rodados ingresaban en el taller con daños severos en su estructura o motor, y mediante procesos ilegales de desmantelamiento y reacondicionamiento, eran nuevamente puestas en circulación.
El galpón, que ya tenía una clausura previa, fue tapiado. “Este operativo representa un importante golpe contra el mercado negro de autopartes en la Ciudad”, se señaló en el consignado comunicado de prensa.
Autopartes y drogas
La venta local en un mercado ilegal de autopartes no es el único eje delictivo por el que se mueven las motos robadas. Investigaciones judiciales determinaron que bandas más complejas tienen relación directa con los desarmaderos clandestinos. Robos y narcotráfico representan, cada vez más, dos unidades de negocios de una misma organizacion criminal.
Es que Bolivia se convirtió en el nuevo destino de las motos de alta gama que se roban en el área metropolitana de Buenos Aires (AMBA). Luego de apoderarse de esos vehículos, los delincuentes los desarman y mandan las partes por encomiendas a Jujuy y Salta, a ciudades fronterizas.
Una investigación expuso, por ejemplo, que una organización criminal demoró solo 96 horas en completar todos los pasos de ese proceso delictivo, esto es, robar una moto de alta gama en el conurbano, desarmarla, embalar las partes, despachar la encomienda y cambiar ese material por cocaína en la frontera.
En otro caso, una encomienda de esas características fue interceptada en Tucumán. Durante la revisión de los cuadros y motores, los investigadores comprobaron que correspondían a motos que habían sido robadas entre el 5 y el 14 de marzo en territorio porteño, en Tapiales, partido de La Matanza y Longchamps, en el partido de Almirante Brown. Según fuentes de la policía tucumana, las motos desarmadas fueron valuadas en US$92.000. A partir de la investigación encarada por los detectives tucumanos se estableció que la organización criminal operaba en forma celular.
La banda era comandada por un organizador que contaba con la colaboración de un delincuente que se encargaba de conseguir a los gatilleros que robaban las motos a mano armada. Los vehículos se llevaban a un taller, en el que otra parte de la organización las desarmaba y vaciaba los líquidos hidráulicos, el aceite y el refrigerante. Luego, las partes se embalaban y se despachaban como encomiendas en los camiones de los correos privados, con destino a La Quiaca, en Jujuy, o Salvador Mazza, en Salta.
Desde allí, los otros integrantes de la banda pasaban las motos de alta gama robadas en la región metropolitana a Bolivia, donde las cambiaban por cocaína. En la frontera, el kilo del mencionado estupefaciente cuesta US$2500; pero el valor se duplica en territorio bonaerense.
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