Descubren dos toneladas de cocaína traficadas desde Chile por un cartel mexicano
La droga estaba oculta dentro de grandes bobinados electromagnéticos construidos para dificultar la detección de los paquetes; iba a ser enviada por barco a Barcelona; hay 17 detenidos
Seis horas les tomó a los bomberos quitar las tapas de los cilindros metálicos desparramados en un galpón cercano al puerto de Bahía Blanca. Pero, al final, los enormes bobinados dejaron al descubierto su verdadero propósito: esconder bajo un sofisticado dispositivo de enmascaramiento casi doscientos paquetes multicolores que contenían cocaína de elevada pureza.
Haber descubierto lo que esperaban fue un desahogo para los investigadores. Fue, también, la puerta a un éxito resonante: en el galpón había ocho bobinas "cargadas" con unos 1500 kilos de cocaína. Se sumaron a los casi 500 paquetes del mismo origen hallados en un depósito de piedras de exportación en Luján de Cuyo, Mendoza.
Así, la investigación que comenzó en febrero con un dato relativo a un ciudadano mexicano, un intercambio de información clasificada con la DEA norteamericana, la intervención de decenas de teléfonos y la aparición de personas vinculadas con operaciones sospechosas desde el puerto de Campana terminó este fin de semana con 33 operativos ordenados por el juez federal de Zárate-Campana Adrián González Charvay. El resultado: 17 detenidos y el decomiso de dos toneladas de cocaína, el segundo secuestro en importancia de esta droga en la historia del crimen en el país, detrás de los 2200 kilos del operativo Strawberry, de 1997.
El caso tiene varias singularidades, además de la cantidad. La primera, el método de enmascaramiento: bobinas de acero de diez toneladas vaciadas y rearmadas con una cobertura que incluía imanes y un cableado, que creaban un campo electromagnético que dificultaba la detección del contenido a través de escáneres. La banda invirtió más de 300.000 dólares en la maquinaria y los insumos necesarios.
Luego, la operación era dirigida aquí por una célula del cartel de Michoacán, que había montado la logística para la exportación de las "bobinas de uso industrial" con tres puertos de salida en la mira: Campana, Buenos Aires y Bahía Blanca. Entre los 17 detenidos hay cuatro mexicanos: dos -Rodrigo Alexander Naged Ramírez y Max Rodríguez Córdoba- vivían en Puerto Madero y otros dos -Gilbert Acevedo Villanueva y Jesús Madrigal Vargas-, en un hotel de Bahía Blanca. Hay dos prófugos: se sabe que viajaron a México antes de los 33 procedimientos que desbarataron la operación de narcotráfico.
Finalmente, el caso revela la consolidación de una nueva ruta de tráfico, exceptuando la vía aérea. Hasta ahora, los más grandes cargamentos bajaban por ruta terrestre desde la frontera noroeste (Salta-Jujuy) o, eventualmente, por la hidrovía (compartiendo la logística del traslado de marihuana por el Paraná). Esta vez, todo parece indicar que la droga pasó a la Argentina desde Chile. El derrotero habría sido Perú (allí hubo este año una cosecha récord de coca), Chile, Mendoza (donde apareció media tonelada de la misma droga confiscada en Bahía Blanca) y Buenos Aires. En el último año se detectaron otras dos operaciones de tráfico a través de los Andes.
"Llama la atención el cambio de ruta. Creemos que esto tiene que ver con los controles en nuestra frontera noroeste y con el corrimiento de los narcos brasileños hacia la frontera norte con Paraguay. Es muy importante haber descabezado la célula operativa que daba la logística y el dinero. Pero esta investigación da para más y esperamos ir desentrañando más cosas", dijo a LA NACION el secretario de Seguridad, Eugenio Burzaco.
Los paquetes, de varios colores, estaban identificados con distintas figuras (búfalos, águilas, serpientes); esos códigos de colores-logotipos califican al productor (son la "marca" de calidad) y facilitan la identificación de los compradores de la droga.
El destino final de la droga que se pretendía sacar por el puerto de mar abierto del sur bonaerense era Barcelona. Puestos en Europa, los 2000 kilos de cocaína incautados en la operación bautizada "B. B. de Acero" y ejecutada por la Policía Federal Argentina (PFA) tienen un valor de 60 millones de dólares.
Horas después de la incautación de la droga en el galpón de Bahía Blanca, dos bobinas idénticas a las que aparecieron aquí fueron descubiertas entre el cargamento de un barco en el puerto de Vancouver, entrada desde el Pacífico a la Columbia Británica, en Canadá. El embarque había partido desde el puerto Lázaro Cárdenas, en México. Al cierre de esta edición, las autoridades argentinas no habían recibido la comunicación de qué contenían aquellos bobinados. Pero todo parece indicar que también tenían cocaína.
Canadá es otro eslabón en la logística de este caso. Según confiaron a LA NACION calificadas fuentes de la investigación, en ese país está radicada la firma Can Trade Connections, que servía como paraguas para la operación local, con oficinas en aquel país, México, España y la Argentina.
Además de los michoacanos, entre los detenidos hay un padre e hijo de Luján de Cuyo -de apellido Cuello-, vinculados con los mexicanos y el galpón donde fueron hallados 450 kilos de cocaína que se pretendía exportar a Canadá en un cargamento de piedras; una familia propietaria de un lubricentro en Resistencia, Chaco, que es la que compró las bobinas "cargadas"; el abogado Gonzalo Sánchez, apoderado de Can Trade Connections, y cuatro despachantes de aduana bahienses.
Ayer, en Bahía Blanca, todo eran felicitaciones para el jefe de la Federal, Néstor Roncaglia, que había puesto a varios de sus detectives durante cuatro meses en Bahía Blanco, haciendo "trabajo en el terreno". Y estaba exultante la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, que dijo a LA NACION: "Ésta es una investigación que muestra el camino que debemos seguir, hacia un paradigma con más inteligencia criminal, con una Policía Federal convertida en una agencia que persiga los delitos complejos y las grandes organizaciones".
La policía chilena ya investiga el caso
Los responsables del área antinarcóticos de la Policía de Investigaciones (PdI) de Chile informaron a la nacion que no podían referirse al resonante secuestro de cocaína en Bahía Blanca porque "se están recabando antecedentes". En otras palabras: ya comenzaron a investigar la posibilidad de que las dos toneladas de droga ocultas en bobinas de uso industrial hayan entrado en la Argentina a través de la cordillera de los Andes. En el informe 2016 del Observatorio del Narcotráfico en Chile, la Unidad de Drogas de la Fiscalía Nacional dio cuenta de que en la frontera norte chilena se incautaron 1352 kilos de droga. Sólo en la región de Arica -cercana a la frontera con Perú y puerto libre para Bolivia- las incautaciones por narcotráfico aumentaron 60% desde 2015. También se advirtió un aumento de las rutas de cocaína desde Chile. Los pasos fronterizos de las regiones de Arica, Tarapacá y Antofagasta concentran cerca del 90% de la cocaína que ingresa al país. Hace dos años fue incautado un cargamento de 822 kilos de cocaína que iba desde Bolivia hacia el puerto de Arica, donde se embarca gran parte de la droga que es exportada a través de Chile. Federico Grünewald
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