Defensa propia. Un nuevo peritaje descarta que un herrero jubilado haya rematado en el piso al ladrón que lo asaltó en su casa
Al analizar la secuencia de video que registró el hecho, peritos bonaerenses no encontraron señal alguna de fogonazos, por lo que concluyeron que no se hicieron disparos de arma de fuego en la calle; Jorge Ríos siempre afirmó que había gatillado contra el asaltante dentro de su vivienda, en Quilmes
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A dos meses de la fecha fijada para el juicio contra el herrero jubilado Jorge Adolfo Ríos por causar la muerte del ladrón que lo atacó violentamente en su casa de Quilmes, la madrugada del 17 de julio de 2020, en la etapa más cerrada del aislamiento por la pandemia del Covid-19, un nuevo peritaje descarta de manera categórica que el hombre haya rematado de tres tiros al asaltante cuando estaba caído en la calle, a media cuadra de la escena del robo.
El comisario inspector Hernán Ivanovich, jefe de la sección Pericias y Gestiones Técnicas de la Superintendencia de Comunicaciones de la policía bonaerense, analizó cuadro por cuadro el video de las cámaras de seguridad que captó la secuencia del intento de fuga de Franco Martín Moreyra, de 26 años, barrabrava de Quilmes, que culmina cuando el asaltante queda exánime en la calzada, a unos 60 metros de la casa de Ríos, situada en Ayolas al 2700, con el herrero, que lo había seguido, parado a su lado. En ese lugar, la policía dijo haber encontrado tres vainas servidas de calibre 9 milímetros. Ese punto es puesto en discusión por la defensa desde el primer momento.
Los peritos afirmaron que en ningún momento del video se ven los destellos lumínicos que debieron haber producido los disparos. “De la visualización llevada a cabo ante la reproducción en distintas velocidades del video digital analizado, como así también de la observación por separado fotograma por fotograma que se efectuó, no se ha podido apreciar ningún tipo de cambio, sutil o significativo, de iluminación en ninguna parte del video y de los fotogramas extraídos por separado que pudiera corresponderse a un posible fogonazo, destello o deflagración de un disparo de arma de fuego”, dice el informe.
El licenciado en Criminalística Héctor Daniel Fernández, que realizó el estudio con Ivanovich, fue categórico al afirmar que, dado el tiempo de deflagración de un disparo de arma de fuego es mayor que el del paso entre fotogramas según la resolución de la secuencia analizada, la ausencia de fogonazos era la demostración cabal de que no se habían producido disparos. “No se puede visualizar el fogonazo, porque no se ha producido ningún disparo de arma de fuego en las escenas visualizadas”, rubricó Fernández.
“Nosotros ya hemos sostenido en el expediente que Ríos solo disparó en su casa para defenderse de los asaltantes, que llevó adelante una legítima defensa privilegiada, por lo que debe ser absuelto de esta acusación. Este nuevo peritaje, que se suma a otros tres que habían arribado a la misma conclusión, refrenda nuestras conclusiones y da sustento a nuestra sospecha fundada de que si esas vainas aparecieron en la calle junto al cuerpo de Moreyra, sin sus plomos, es porque allí las ‘plantaron’. Debería terminar ya esta pesadilla para Ríos”, dijo a LA NACION Marino Alejandro Cid Aparicio, abogado que ejerce la defensa del herrero jubilado junto a su colega Fernando Soto, letrado que asistió oportunamente al policía Luis Chocobar.
Con esta novedad, y de cara al próximo juicio, los abogados de la defensa analizan volver a pedir el sobreseimiento definitivo de Ríos. Esta vez, deberán hacerlo ante el fiscal de juicio de Quilmes Andrés Federico Nieva Woodgate. También creen que la Justicia debe investigar quién o quiénes “plantaron” las vainas en el lugar donde murió Moreyra, prueba en la que se sustenta la acusación contra el herrero.
“Todo el evento se circunscribe a la casa [de Ríos], por lo que resulta palmario que nos encontramos con lo que el derecho positivo, jurisprudencia y doctrina establecen como defensa privilegiada”, sostuvieron Cid Aparicio y Soto, según documentación a la que accedió LA NACION.
La defensa de Ríos había presentado un peritaje forense de parte, con fecha de ayer, donde el perito en Criminalística y en Balística Forense Héctor Daniel Fernández concluyó: “Se puede afirmar categóricamente que en el lugar donde cayó Moreyra no recibió ningún disparo, a tenor de lo registrado por las imágenes de video aportadas. También se puede afirmar con base científica que los disparos en las prendas de Moreyra no fueron hechos a corta distancia”.
Ríos, al que el fiscal de instrucción Ariel Rivas acusó de “homicidio agravado por el uso de arma de fuego”, fue víctima de un brutal asalto en su casa de la calle Ayolas al 2700, en Quilmes.
El 17 de julio de 2020, entre las 4 y las 4.50, cinco ladrones ingresaron por tercera vez en la misma noche a robar a la vivienda de Ríos. La última vez fue sorprendido cuando dormía. El jubilado fue golpeado de forma bestial, incluso, con un destornillador, hasta que consiguió empuñar una pistola 9 mm que guardaba en su vivienda y que había tomado a las 3, cuando los delincuentes entraron por segunda vez. disparar contra los asaltantes. “Yo tiré en el patio. Cinco veces, creo. Después no recuerdo lo que pasó”, dijo Ríos. “No voy a vanagloriarme de lo que hice, pero si mi vida o la de mi familia estuviesen en peligro otra vez volvería a hacer lo mismo. Es la vida de uno”, dijo a LA NACION en una entrevista, a fines de 2020.
“Me encerré, pero me olvidé de poner en la cocina el cerrojo. Me abrieron la puerta de golpe; entró uno, forcejeamos, vi que tenía algo en la mano, pensé que era el cuchillo, me golpeó con todo lo que pudo, yo me ahogaba porque tengo problemas cardíacos”, dijo Ríos.
El jubilado agregó que intentó de todas las formas posibles sacar al hombre de su casa. Ya con el arma en la mano, aseveró que le decía que no quería tirarle. “Me arrastró por el piso, me lastimó el brazo y después ya se me nubló todo”.
Ese fue el momento en que salieron a la calle. “Yo pensaba que se le podían meter a mi comadre, pensé en mis hijos, en mis nietos… se me presentó toda la película, cómo torturan a la gente… Eso es terrible. Pensás que te van a cortar en pedazos”, dijo Ríos.
Moreyra, ya herido, saltó a la calle e intentó escapar. Ríos, aun muy golpeado y exaltado, salió tras él porque temió que intentaran hacerle algo a su vecina, de 80 años, madrina de uno de sus cuatro hijos. A poco más de media cuadra el asaltante cayó y el herrero lo alcanzó. Aunque no se ve ningún fogonazo que lo refrende, según el fiscal Rivas en ese momento el jubilado remató al asaltante en el piso. Esa afirmación es la que refuta el último peritaje, realizado el 3 de abril pasado.
En el momento del hecho, el ministro de Seguridad, Sergio Berni, opinó que se había tratado de un hecho de defensa propia privilegiada. “Aparentemente, actuó en legítima defensa. Me gustaría ser el abogado del jubilado”, dijo a la prensa.
Poco después fueron detenidos los cuatro cómplices de Moreyra –Christian Chara, de 23 años; Martín Salto, de 27; David Ezequiel Córdoba, de 25, y Claudio “Peque” Dahmer, de 27–, que en un juicio aparte responderán cargos por “hurto agravado con escalamiento” (por haber entrado tres veces en la misma noche) y “robo con armas” (respecto al destornillador usado para atacar al herrero). Curiosamente, no les imputaron lesiones, a pesar de las torturas que sufrió Ríos dentro de su casa, cuando se defendió del asalto.
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