Incautaron una pistola 9mm. Arrestaron a un sospechoso por el asesinato del padre de un periodista en Mar del Plata

MAR DEL PLATA.- Está ciudad quedó conmocionada por el asesinato del padre de un conocido periodista, baleado anoche cuando intentó defender a su hijo al que el tirador y su cómplice asaltaban frente a su casa. Apenas horas después de un reclamo público de justicia que encabezaron vecinos de la víctima se confirmó que hay un detenido, sospechado de ser el autor material del hecho.

Los investigadores avanzaban con un relevamiento de cámaras de seguridad, tanto públicas como privadas, en las zonas cercanas a la escena del hecho en procura de reconstruir la ruta de fuga de los delincuentes. Habían asegurado a LA NACION que al menos tenían ya una imagen como primera pista sólida sobre los asesinos de Daniel Marcel, plomero y padre de Marcelo Marcel, periodista con más casi 30 años de trayectoria en esta ciudad y que actualmente es conductor de la señal local de CNN Radio.

También habían anticipado que daban por muy probable que viviera en cercanías de la escena del crimen. Y algo de eso se cumplió. El acusado del homicidio tiene 27 años, vive a cinco cuadras de donde asesinaron a Marcel y le secuestraron una pistola calibre 9 milímetros que, a primera vista, tiene manchas de sangre, dato que se busca confirmar ahora con las correspondientes pericias. De su cómplice también hay algunas pistas sobre las que trabajan los investigadores.

Los vecinos de la víctima se habían movilizado esta tarde frente al lugar donde se cometió el crimen para exigir justicia y al mismo tiempo exponer la serie de robos que golpean a esa zona de la ciudad, así como las medidas de seguridad que están tomando. Desde rejas a alarmas. Y, fundamentalmente, aseguran que ya no pueden caminar de noche en la calle.

La fiscal Romina Díaz tiene a su cargo esta investigación judicial. Solicitó la autopsia del cuerpo de Daniel Marcel, alcanzado por un único proyectil que le provocó heridas mortales, a pesar de la pronta atención médica que recibió.

Su hijo y objetivo original de los delincuentes, Marcelo Marcel, resultó ileso. En su testimonio aseguró que cuando pretendían robarle pertenencias le apuntaron con el arma de fuego y gatillaron. La bala no salió.

El caso ocurrió en la noche del viernes, aproximadamente a las 20.30, en calle Pasaje Gabito Banat casi Alvarado. A tres cuadras de donde hasta hace algunas décadas tuvo sus instalaciones el Estadio San Martín de fútbol, hoy convertido en un hipermercado.

Según la reconstrucción lograda en el marco de esta pesquisa, Marcelo Marcel llegó a su casa y se aprestaba a ingresar su automóvil en el garaje. En esas circunstancias fue abordado por dos hombres, al menos uno de ellos armado con un revólver o pistola. Se dio un forcejeo y gritos, oportunidad en que el desconocido intentó dispararle.

Daniel Marcel, que estaba en la planta alta de la casa, escuchó los gritos de su hijo, bajó y salió a la vereda decidido a enfrentar a los delincuentes. Con uno de ellos se había trabado en lucha cuando se escuchó la detonación.

Lo dejaron herido en el piso. Antes de fugarse, los homicidas abrieron el auto de Marcelo Marcel y se llevaron su billetera, donde tenía algo de dinero y documentación personal. Cada ladrón escapó hacia una esquina distinta.

Fuentes judiciales indicaron a LA NACION que se trabajó en el levantamiento de rastros frente a la casa de la víctima, donde se cometió el homicidio y, agregaron, ahora se buscan imágenes de cámaras de seguridad como principal prueba para identificar a los autores del crimen.

El municipio puso a disposición sus sistemas de monitoreo en vía pública y efectivos policiales hacían un relevamiento por las inmediaciones en busca de domicilios, particulares o comerciales, que tengan videocámaras que pudieran haber tomado el paso de los delincuentes.

En tanto, una vecina que se identificó como Mirna, dijo ayer al canal C5N que la víctima era “un hombre bueno que salió a defender a su hijo”.

”Esto volvió a suceder y mataron a mi vecino de toda la vida, un hombre bueno que salió a defender a su hijo. Hoy estamos lamentando esta pérdida, hasta cuándo vamos a vivir así, es horrible, nunca me imaginé esto”, añadió.

Según la mujer, Marcel padre “era el plomero del barrio”, donde vivió “toda la vida”.

”Arriba estaba la nieta, su mujer, hizo lo que pudo y lamentablemente falleció”, expresó Mirna y afirmó que el barrio está “liberado”, quejándose de esa manera de la escasa -a su entender- presencia policial en la zona. ”Esto es constante, está liberado, uno viene de trabajar y a la noche es muy oscuro entonces están todos los comercios abiertos pero entrás al pasaje y no sabés...”, señaló sobre la situación de inseguridad en las calles.

La mujer contó que “hace tres semanas” sufrió “un episodio en el que un chico” la “acorraló” llegando casi a la casa amenazándola con quemarla y le “robó la mochila”. Y agregó: ”Tengo que dar gracias de que estoy viva. Hay gente en el barrio no muy buena, es como que no estamos protegidos para nada”.

Otros homicidios con fuerte repercusión pública

La conmoción que generó el asesinato de Marcel generó el reclamo de los vecinos por justicia, en una ciudad que fue golpeada en las últimas semanas por los homicidios de dos jubiladas, en casos que se cree fueron cometidos por el mismo autor. Las pistas en la investigación de un conmocionante asesinato podrían ser, además, claves en otro caso: hay demasiadas coincidencias como para presumir que el autor de la muerte violenta de Elizabeth Othondo, en zona de macrocentro, podría ser el mismo que a principios de mayo asesinó a golpes y redujo a casi a cenizas a María Angélica Rossi, de 74 años, en su casa del barrio Bosque Peralta Ramos.

Quien carga con la imputación por el homicidio es Jonathan Darío Cáceres. De oficio ayudante de techista. Pocos meses antes había realizado algunos arreglos enel chalet de Othondo, en barrio Chauvin. Y algo similar, con anterioridad, realizó en la casa de Rossi.

Los investigadores establecen las coincidencias entre ese caso y el homicidio de Rossi. A ambas víctimas les robaron y las mataron a golpes en la cabeza. Y tanto una como otra escena del crimen intentó ser distorsionada, con mayor o menor suerte, mediante sendos incendios.

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