De "vendedor de chocolate" a "rey" de la crystal meth
Es Mario Segovia, que fue condenado a 14 años por el tráfico de esa droga
Tal era el descontrol sobre la comercialización de precursores químicos que nadie advirtió que un hombre que declaró como principal actividad económica que se dedicaba a la venta de chocolate había sido autorizado a importar efedrina.
Ése fue el caso de Héctor Germán Benítez, que en realidad era Mario Segovia, "el rey de la efedrina", condenado a 14 años de prisión por el desvío de 9800 kilos de esa droga usada para fabricar metanfetamina, la crystal meth de las películas.
Según estableció la Justicia, cuando el falso Benítez se presentó en el Registro Nacional de Precursores Químicos con el objetivo de comerciar efedrina y pseudoefedrina se le admitió la inscripción sin siquiera chequear que en el formulario AFIP que presentó había declarado como actividad principal la "venta al por mayor de chocolates, golosinas y productos para quioscos y polirrubros, excepto cigarrillos".
Otro personaje con pocos recursos que logró inscripciones exprés en el registro fue Guillermo Raúl Ascona. Requirió autorización el 13 de junio de 2006. Junto al formulario, por el que pagó $ 150, aportó una constancia de AFIP de la que surgía inscripto en la categoría más baja de las actividades (F) y otra de alta en Rentas del día anterior a su presentación.
El 18 de octubre de ese año, Ascona amplió su inscripción como importador de precursores químicos. Al día siguiente, Ascona presentó dos pedidos para importar 500 y 1000 kilos de efedrina. Como motivo expuso "razones comerciales y a fin de cumplir con las obligaciones asumidas por la empresa". Sin verificar nada, una semana después le concedieron los permisos.
"A nadie le llamó la atención que un jubilado con ingresos brutos de hasta 12.000 pesos realizara importaciones por miles y miles de dólares", expresó la jueza María Servini de Cubría.
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