De los tiros a las molotov. Un nuevo ataque incendiario recalienta la guerra entre facciones de Ñuls y de Rosario Central
Según los investigadores, el atentado forma parte de una venganza por un acto de vandalismo contra una estatua de Isaac Newell´s, fundador del club archirrival del “Canalla”
- 5 minutos de lectura'
ROSARIO. Esta madrugada, entre las 0.30 y la 1, se produjo un nuevo ataque con bombas molotov a una sede del club Rosario Central, donde un guardia de seguridad terminó herido por las quemaduras y se encuentra internado. Es el segundo atentado con este tipo de explosivos que se produce en los últimos dos días, como si fuera una respuesta al vandalismo que sufrió el domingo pasado un busto de Isaac Newell’s, fundador del club del Parque de la Independencia.
Por fuera de la dinámica violenta de Newell’s y Rosario Central, este martes murió un hombre de 45 años que un día antes había sido atacado con una bomba molotov, que dos hombres en moto arrojaron a su casa, donde funcionaba un búnker de venta de drogas. Daniel Leguizamón agonizó más de un día, con quemaduras de tercer grado en el 80% de su cuerpo. Su esposa, de 43 años, y el hijo de ambos, de 16, que también habían sido afectados por las llamas que abrasaron la propiedad situada en el 6611 del Pasaje 1849, se encuentran fuera de peligro. Por el caso, que las propias autoridades provinciales calificaron como un hecho que buscó provocar un “estado de conmoción” en la ya aterrorizada sociedad rosarina, aún no hay detenidos.
El ataque incendiario destruyó la sede administrativa de Rosario Central, que se encuentra en Mitre al 800, en pleno centro de esta ciudad, a media cuadra de la peatonal Córdoba. El atentado fue similar al que se produjo el lunes a la madrugada, cuando un joven se filmó arrojando una bomba molotov contra otra sede del club canalla en el cruce Alberdi, en la zona norte de Rosario.
Esta madrugada el fuego cubrió la planta baja del edificio y si los bomberos no hubiesen apagado las llamas rápidamente había serio peligro de que los negocios vecinos, como el histórico bar Junior, fueran afectados por el fuego. Tras este nuevo atentado, se dispuso un operativo especial en todas los edificios y predios que pertenecen a Rosario Central y a Newell’s, que poseen custodia policial a partir de la mañana.
El vicepresidente de Rosario Central, Ricardo Carloni, exigió el esclarecimiento de estos atentados. Dijo que el club colaborará con la Justicia al aportar todos los videos de las cámaras de seguridad. “Todo está mal. Estamos viviendo en una sociedad violenta y los clubes no son una isla con respecto a lo que vive el país. Es lamentable”, afirmó el dirigente.
El presidente de Newell’s, Ignacio Astore, también salió a repudiar el ataque a la sede administrativa de Rosario Central al considerar que se trata de hechos “atroces”. “Esto es peor que el vandalismo; es la agresividad que vive Rosario”, señaló.
En el Ministerio de Seguridad sospechan que detrás de estos atentados, como los ataques a balazos a las estaciones de servicio, está la sombra del líder de Los Monos Ariel Cantero, alias Guille, que se encuentra preso en el penal de Marcos Paz. Consideran que tienen su origen en los mayores controles en las cárceles de Piñero —ubicada a 20 kilómetros de Rosario y donde la banda de Los Monos maneja dos pabellones de alto perfil— y en el penal de Marcos Paz, donde Cantero hoy estaría neutralizado para hablar con teléfonos fijos y celulares. A eso se suma, según interpretan, que los patrullajes de Gendarmería afectaron el negocio de la banda en zonas como el oeste de Rosario y barrio La Tablada.
La información que manejan en el gobierno es que los que realizan los ataques contra las estaciones de servicio cambian en cada hecho, algo similar a lo que ocurrió en 2018 con los atentados a los edificios judiciales y residencias de magistrados. Cantero fue condenado a 22 años por siete “balaceras” contra esos blancos de la justicia.
Una de las sospechas es que Cantero ordena estos ataques a través de “amigos y amigas” que lo visitan los fines de semana en el penal de Marcos Paz, donde ahora tendría más controlados sus movimientos para usar teléfonos, como ocurrió a fines de agosto pasado, cuando le secuestraron en un par de allanamientos dos aparatos fijos dentro de su calabozo.
A la par de los ataques a las estaciones de servicio, se perpetraron el fin de semana pasado seis homicidios, lo que elevó a 205 la cifra de asesinatos en lo que va de este año. A eso se sumó los ataques a dos escuelas durante el domingo, el día de la votación.
Alberto Nicolás Martínez, un sicario que trabaja para quien le pague mejor, está sospechado de haber participado en el primer ataque a balazos contra estaciones de servicio de Rosario, que se produjo el martes de la semana pasada contra un local de Axion ubicado en San Martín y Saavedra, en la zona sur de esta ciudad.
La sospecha es que este gatillero, apodado Cara de burro, fue contratado por Cantero. Sin embargo, la fiscal Valeria Haurigot, de la unidad de balaceras, afirmó este miércoles que Martínez está detenido por causas vinculadas a homicidios y no por los ataques a las estaciones de servicio, como informó el Ministerio de Seguridad.
A partir del martes pasado comenzó una saga de seis ataques a balazos contra estaciones de servicio, a pesar del refuerzo de la seguridad que dispuso el gobierno. En el ataque que se realizó el martes pasado a la madrugada en el local de Dale Gas había un efectivo policía que realizaba custodia por estos episodios, pero nada pudo hacer —según manifestaron desde la Policía de Santa Fe— ante la rapidez de los atacantes que dispararon desde una moto y huyeron.
Temas
Otras noticias de Rosario
Más leídas de Seguridad
Tragedia familiar. Un padre y su hija murieron tras caer a un arroyo en medio de una pelea
Drama en Mendoza. Murió un hombre que fue baleado por su madre anciana porque “no podía cuidarlo más”
40 segundos de horror. El violento ataque a cuchillazos de un hombre a una mujer en una pizzería de Núñez
Tiroteo en Villa Lugano. Un policía de la Ciudad recibió un balazo en el cuello mientras perseguía a un sospechoso