De goleador a pistolero. Hizo inferiores en San Lorenzo con un jugador de la Selección y ahora es juzgado como sicario narco
“Taro” Carrachino, hoy de 26 años, está acusado de haber asesinato de un tiro en la cabeza a un hombre al que, junto con otro imputado, intentó usurparle un departamento, en Ciudad Evita, para convertirlo en punto de venta de drogas
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Lautaro Iván Carrachino fue goleador de las inferiores de San Lorenzo. Campeón en la 7ª división, compañero, entre otros, de Marcos Senesi, defensor que fue convocado para integrar el plantel de la Selección Argentina para los recientes partidos de la eliminatoria para el mundial 2026, lo comparaban, por su estilo de juego, con Carlos Tévez. A mediados de 2016, con 19 años, firmó su primer contrato profesional con el club azulgrana, un vínculo que debía durar hasta junio de 2020. Era una promesa, pero el hechizo de un futuro como estrella del fútbol se deshizo hace tres años, en enero. En ese tórrido verano, una banda narco intentó usurpar un departamento en unos monoblocks del barrio Villegas, en Ciudad Evita, La Matanza, para instalar un búnker de venta de drogas. Mataron de un tiro en la cabeza a uno de los ocupantes. Para la Justicia, “Taro”, aquel pichón de crack, fue uno de los pistoleros que cometieron el homicidio.
El futuro de Carrachino, de 26 años, comenzó a definirse esta mañana a las 8.30, cuando comenzó a ser juzgado por el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) N°4 de La Matanza, junto con Christian Daniel “Chucky” Cruz, de 45, por “homicidio agravado por el concurso premeditado de dos o más personas y por el empleo de arma de fuego”. ¿La víctima?: Rubén Oscar López, el vecino al que los narcos intentaron usurparle el departamento el 27 de enero de 2020.
“En dos horas sacá todas tus cosas, porque venimos y los matamos a todos”, fue la amenaza que numerosos testigos escucharon de boca de los ahora acusados. Tres horas después regresaron y ejecutaron de un tiro en la cabeza a López.
Los dos acusados declararon ante los jueces Gerardo Gayol, Franco Fiumara y Matías Jorge Rouco y dijeron ser inocentes. Taro habló durante unos 20 minutos. Aseguró que el 26 de enero de 2020 –un día antes del crimen– había viajado con amigos a Sierra de los Padres, cerca de Mar del Plata, y al día siguiente a Santa Clara del Mar, donde se quedaron hasta el 2 de febrero. Dijo que durante esos días habían ido a bailar a “La Caseta” y al parador “Mute”, en Mar del Plata, y que durante varias jornadas de sol fue al Balneario 12 de Punta Mogotes.
Cruz, a su turno, sostuvo que el día del crimen el estuvo con su familia en la casa de su suegra (madre de la tía de Carachino) porque era el cumpleaños de un sobrino, y que se quedó a dormir allí. También afirmó que el día de su detención un policía de civil le “plantó” un arma, y que en ese momento le endilgaron el apodo de “Chucky”, que no lo representa, ya que sus conocidos, amigos y familiares le decían “Petiso” o “Gordo”.
Sin embargo, tres testigos presenciales derribaron ambas coartadas minutos más tarde, cuando declararon ante los jueces que los reconocían como las personas que ingresaron al departamento donde fue asesinado López.
La primera de las testigos, de quien se preserva su identidad, dijo que conocía a Carrachino del barrio y por las redes sociales y que por eso lo reconoció como una de las personas que ingresó, junto a otro hombre al que también sabía que se apodaba “Chucky”, al departamento en el primer piso del Monoblock 18 de la localidad de Ciudad Evita cerca de la 1.40 del 27 de enero del 2020.
La mujer agregó que los delincuentes rompieron la puerta de la vivienda a patadas y que gritaban “todos al piso”.
“Esta casa es de mi compañero Secuen. Si en dos horas no se van, volvemos y matamos a todos”, fueron las palabras que recordó la testigo que utilizó Carrachino al ingresar al departamento que planeaban usurpar.
Otra testigo llamada dijo que Taro regresó dos horas después de aquella amenaza al departamento y le apuntó con una pistola en la cabeza.
“Lautaro me apuntó con un arma en la cabeza”, aseguró el testigo, quien también reconoció al otro imputado, al que identificó como Chucky. “Sabía que él hacía estas cosas: Te sacaba la casa y te mataba”, aseguró.
El tercer testigo, también presenció el hecho y fue quien concurrió al departamento de López para pedirle ayuda, pero dijo que no pudo reconocer a la persona que disparó y mató a su vecino porque ante el primer disparo se ocultó junto al resto de su familia en una habitación.
La acusación
Según surge del dictamen acusatorio del fiscal de Homicidios Dolosos de La Matanza, Federico Medone –que en el juicio oral y público utilizará como base el fiscal Sergio Alejandro Antín–, a la 1.40 del 27 de enero de 2020 Cruz y Carrachino, portando armas de fuego, ingresaron a la fuerza en una vivienda situada en el primer piso del Monoblock 18 del Barrio Villegas y, tras amenazar a una joven que vivía en el lugar con su pareja y su hijo de 2 años, sustrajeron una PlayStation 4, cuatro gorras tipo visera, una camiseta de fútbol de la selección colombiana, 500 pesos y un morral con documentación a nombre del hijo de la mujer.
Según consta en el requerimiento de elevación a juicio al que tuvo acceso Télam, los acusados le dijeron a la joven: “En cinco horas saca todas tus cosas, porque venimos y los matamos a todos”. Para los investigadores, tanto el futbolista como su cómplice tenían intenciones de apoderarse de ese departamento para utilizarlo como punto de venta de drogas al menudeo. Ambos acusados, según las fuentes, actuaban siempre bajo ese mismo modus operandi para copar domicilios y comercializar estupefacientes en distintos barrios y asentamientos de La Matanza.
Los detectives establecieron que Carrachino trabajaba con Chucky Cruz, que estaba en pareja con su tía y había sido condenado a prisión perpetua en 2003 por robo con arma, tentativa de homicidio calificado, daño, homicidio simple en grado de tentativa y homicidio calificado, aunque fue liberado en 2016 por la Justicia de Morón.
En cualquier caso, en la investigación se detalló que, casi tres horas después de la primera amenaza contra los habitantes del monoblock 18, Taro, Chuky y otros dos hombres regresaron al lugar, armados.
“Con una clara división de roles, Cruz y un hombre que no pudo ser identificado se quedaron en la planta baja del monoblock, mientras que Carrachino y otro sospechoso, que tampoco fue identificado, subieron hasta el primer piso y se dirigieron al departamento 18”, describió el fiscal Medone.
Una vez dentro, según la acusación, el futbolista disparó contra López, quien también se hallaba en el departamento, tras decir: “Esta casa es de nosotros”.
El herido fue trasladado por un allegado al Hospital Interzonal Paroissien, donde se constató que presentaba una herida de bala en el cráneo con pérdida de masa encefálica y finalmente murió.
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Tras el homicidio, la policía y el fiscal Medone iniciaron una pesquisa, se entrevistaron con los testigos del hecho e inspeccionaron la escena del crimen; aunque había sido limpiada, conservaba manchas de sangre, cinco vainas servidas y un plomo deformado, que fueron recolectados por la Policía Científica.
Del testimonio de la mujer que vivía en el departamento surgió que el futbolista y el otro hombre la amenazaron, le preguntaron por la anterior dueña de la casa y le dijeron: “Queremos la plata y la droga que tenés escondida”.
Antes de irse, según contó la mujer, le dijeron “esta casa es de nuestro compañero Secue” y luego la intimidaron para que sacara todo porque regresarían en unas horas a “matar a todos”.
Carrachino fue arrestado el 22 de octubre de 2020 en inmediaciones de la avenida Crovara y Cristianía, en Ciudad Evita. Llevaba diez meses prófugo. Personal del Grupo Táctico Operativo (GTO) y de la comisaría de Isidro Casanova realizaron el procedimiento vestidos de civil, en un vehículo particular y, cuando ubicaron a Taro y vieron que intentaba huir, lo redujeron y detuvieron.
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El descargo
Al igual que lo hizo hoy en el juicio, al ser indagado por el crimen de López, Carrachino negó haber participado de los hechos y dijo que había estado con unos amigos en una cabaña de Sierra de los Padres, a media hora del centro de Mar del Plata. No negó que conocía a Chucky Cruz, y dijo que lo conocía del barrio Villegas porque era el esposo de una tía suya, pero aseguró que se lo cruzaba esporádicamente y que no tenía trato con él. Sin embargo, el fiscal Medone consideró que esa versión no coincide con lo relevado en la investigación.
“Este Ministerio Público tiene por suficientemente acreditada la forma en que ocurrieron los hechos descriptos, así como la participación de los imputados en los ilícitos que se les atribuye”, concluyó Medone en su dictamen acusatorio.
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Antecedentes
Antes de firmar aquel promisorio primer contrato profesional, en 2013, cuando tenía solo 15 años, estuvo imputado en una causa por robo calificado por el uso de armas y homicidio calificado, en la que fue declarado inimputable por su edad. En 2014, justo después del último partido de la Reserva contra Atlético Rafaela, su padre lo pasó a buscar por la pensión de San Lorenzo y se lo llevó sin firmar los papeles, como indicaba el protocolo. El abogado Alberto Fornaro –el mismo que lo defenderá en juicio desde mañana– dijo, entonces, que el chico, que ya era el goleador de la sexta azulgrana, no tenía que ver con el crimen, sino que simplemente había sido “testigo de una riña donde murió una persona”.
El club salió a “bancar” a su jugador promesa; ya antes le había dado ayuda a su familia. Pero aunque en el club lo calificaban como “un chico ejemplar”, él se metía en problemas. En diciembre de 2019 fue detenido en la puerta del boliche Pinar de Rocha, de Ramos Mejía, con un arma de fuego encima. Esa causa la resolvió en un juicio abreviado.
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