De Estados Unidos a Bariloche. Se envió a sí mismo una encomienda con más de tres kilos de “caramelos locos”
El paquete provenía de la ciudad de Napa, en California, una región vitivinícola en la que, en los últimos años, también proliferó el cultivo de marihuana; se cree que utilizó ese método de tráfico para evitar los controles de equipajes típicos
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Se envió a sí mismo, de los Estados Unidos a su casa de San Carlos de Bariloche, una encomienda. En el manifiesto señaló que se trataba de golosinas. Omitió un dato crucial: los caramelos contenían THC, el principio psicoactivo de la marihuana. No solo eso: el paquete también contenía sobres y frascos con flores y semillas de cannabis y frascos para vapear la droga.
Fuentes de la investigación señalaron que el caso es singular. Primero, porque se presume que el hombre se valió del envío postal de la droga para evitar el paso más común –pero, también, más expuesto a los controles– de esconder o acondicionar de una forma discreta los estupefacientes dentro del equipaje. Y, segundo, por la presentación y tipo de la droga traficada y sus cantidades.
Según informó la Dirección General de Aduanas-AFIP, agentes especializados advirtieron discrepancias entre el contenido de una encomienda y lo que su remitente había hecho constar en el manifiesto de importación.
El hombre, un argentino residente en la ciudad cordillerana recostada sobre el lago Nahuel Huapi, había rubricado que el envío contenía “caramelos”. Pero eran paquetes de golosinas “especiales”, pues contenían pasta de cannabis o su principio psicoactivo, el tetrahidrocannabinol (THC). La Aduana informó que había dos cajas de paquetes de confites con entre 38 y 40 unidades; cada una, con 400 mg de THC. Era, en total, 2,7 kilos de “golosinas locas”.
La encomienda también guardaba 96 semillas de cannabis (variedad lemonade) distribuidas en 8 frascos envasados al vacío; 10 cápsulas de vapeo de aceite de cannabis de 131,5 gramos; un blíster con resina WAX (extraída de flores de cannabis) de 33,3 gramos, y otro con 3,5 gramos de flores de cannabis.
En total, fueron casi tres kilos de estupefaciente.
El envío provenía de Napa, Estados Unidos. Ese valle ha sido, desde hace décadas, el corazón de la producción vitivinícola norteamericana. Pero, desde que en 2016 el Estado de California legalizó la marihuana, en los últimos años, parte de esas tierras fértiles históricamente dedicadas a las plantaciones de vid también se ha destinado al cultivo intensivo de Cannabis sativa, tanto para uso recreativo y medicinal como para cubrir nuevas tendencias, entre otras, la utilización en la producción gastronómica para su consumo; por ejemplo, golosinas con THC empaquetadas como se las podría encontrar en cualquier kiosco.
Tras la detección de los estupefacientes, la Aduana elevó la denuncia ante la Justicia e intervino el Juzgado Federal de San Carlos de Bariloche, dado que quien se envió a sí mismo la encomienda con la droga dentro tiene su domicilio en esa ciudad.
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