Atrapado: vive en Palermo, estudia Ciencias Económicas y lo detuvieron por cargar una “mula” con 78 cápsulas de cocaína
C.M. tiene 33 años y fue arrestado por efectivos de la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA) en un departamento de su familia, en la zona de La Imprenta
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Hace 16 días, la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA) y la Dirección General de Aduanas (DGA) detuvieron a una joven pasajera que estaba por abordar un vuelo que tenía como destino la ciudad de Barcelona.
A.S.F., de 20 años, vecina del barrio porteño de Villa del Parque, tenía 78 cápsulas con cocaína dentro de su cuerpo. En las últimas horas, cayó el segundo integrante de la banda narco. En Palermo fue arrestado un estudiante universitario, acusado de ser quien “cargó” con droga a la “mula”, eufemismo que sirve para definir a las personas que introducen estupefacientes en su organismo para intentar burlar, así, los controles de las fuerzas de la seguridad y concretar el tráfico de drogas.
Según informaron a LA NACION calificadas fuentes judiciales, el sospechoso detenido, solo identificado por sus iniciales, C.M., tiene 33 años y hasta su detención estudiaba Ciencias Económicas. Vivía en un departamento de su familia en Migueletes al 700, en Palermo, en la zona conocida como La Imprenta. Se negó a declarar cuando fue indagado por el juez en lo penal económico Marcelo Aguinsky.
“El sospechoso detenido sería la persona que ‘cargó' a la ‘mula’, como les decimos a las personas que se encargan de preparar a las personas que llevan la droga en su cuerpo, y lo habría hecho en su departamento de Palermo”, explicaron los voceros consultados.
La noticia de la detención de A.S.F. fue publicada por LA NACION hace 11 días, cuando se hicieron públicas las imágenes captadas por el equipo de rayos X Body Scan que mostraban cómo se veían las 78 cápsulas con cocaína en el cuerpo de la joven pasajera.
La chica, que al momento de su detención estaba desempleada, estuvo internada en el Hospital Zonal General de Agudos Doctor Alberto Antranik Eurnekian, de Ezeiza, hasta que pudo evacuar todas las cápsulas con cocaína que había ingerido. Corría peligro: el estallido de uno de esos envoltorios y el contacto directo de la droga en las vísceras hubiese supuesto un altísimo riesgo de muerte. Después de eso fue trasladada a los tribunales de la Avenida de los Inmigrantes 1950, en Retiro, donde se negó a declarar ante el juez Aguinsky. En el expediente, el Ministerio Público está representado por el fiscal Emilio Guerberoff.
A pesar de que A.S.F. se negó a declarar, los detectives de la PSA pudieron avanzar. Al analizar las imágenes de las cámaras de seguridad instaladas por Aeropuertos Argentina 2000 en la terminal internacional de Ezeiza se pudo identificar el auto en el que había llegado la “mula”.
“La muchacha había llegado al aeropuerto en un automóvil que hace viajes que se piden por medio de un app. Se logró identificar al chofer del vehículo y fue citado a prestar declaración testimonial”, relataron fuentes de la causa.
Bajo juramento de decir la verdad, el chofer recordó dónde había comenzado el viaje que finalizó en el aeropuerto internacional de Ezeiza. Si bien no pudo precisar de qué edificio había salido la pasajera, dio detalles de la zona.
Fue así que, tras tareas investigativas en la zona de La Imprenta, y con la información obtenida en el teléfono celular de la “mula”, los detectives de la PSA pudieron identificar el edificio y el departamento donde vivía C.M. y, en consecuencia, el juez Aguinsky ordenó la detención.
En el operativo donde se detuvo al sospechoso, el personal de la PSA secuestró un teléfono celular y una computadora.
El magistrado decidió excarcelar a la “mula”. Según fuentes judiciales, el fiscal Guerberoff y el juez Aguinsky entendieron que no existían riesgos procesales de peligro de fuga y entorpecimiento de la investigación. La joven se habría ido al sur del país, a la casa de un familiar.
El viaje que tenía pensado hacer A.S.F. a Barcelona era el primero fuera del país. El pasaporte lo había sacado pocos días antes, detalle que fue clave cuando se hizo el “perfil de riesgo” entre los pasajeros del vuelo IB2602 del 29 de julio pasado.
Cuando el personal de la PSA y de la DGA se le acercó y comenzó a interrogarla, respondió de forma “dubitativa” las consultas de los uniformados y del personal aduanero.
“No solo respondió de forma dubitativa, también lo hizo de manera incongruente. Entonces, se decidió convocar a dos testigos y se le realizó un control corporal, no invasivo, mediante un equipo de rayos X denominado Body Scan. El operador del equipo técnico visualizó una imagen dudosa en cuanto a la posible presencia de cuerpos extraños en el organismo”, explicó a LA NACION una fuente de la investigación.
Ese fue el principio de la investigación que ya tiene dos imputados.
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