Cuevas financieras: muertes y desapariciones con un denominador común
Cinco meses después de que Damián Stefanini fuera visto con vida por última vez, el 17 de octubre de 2014, otra desaparición conmocionó al reducido ambiente de los operadores del mercado financiero donde se descuentan cheques y se cambian dólares por fuera del mercado oficial.
En marzo de 2015, Hugo Díaz, un financista que operaba una "cueva" en Corrientes y Florida, se esfumó sin dejar rastros. A más de cinco años, la causa en la que se investiga la desaparición de Díaz está archivada, a diferencia de lo que ocurre con el expediente de Stefanini, donde la fiscalía federal de San Isidro convocó en los últimos días a un grupo de testigos y sigue con la pesquisa.
Además de que ambos están desaparecidos y de que se dedicaban a la misma actividad, Díaz y Stefanini tienen otro elemento en común: un cheque endosado.
Durante la primera etapa de investigación de la desaparición de Stefanini, la fiscal determinó que el financista había descontado varios de los cheques que había recibido en dos cuevas, situadas en Sarmiento al 700 y al 500, donde también depositaba valores Sebastián Forza, una de las tres víctimas de los asesinatos de la causa de la efedrina, ocurridos en 2008, en General Rodríguez.
No obstante, la lista de sospechosos por la desaparición de Díaz aparece más amplia que los posibles responsables en el caso Stefanini. También, asoma más peligrosa.
En la causa por el caso Díaz declaró un testigo que tenía una oficina en el mismo edificio y era hijo de un exagente de la SIDE, asesinado durante un sospechoso operativo de la policía bonaerense en una quinta de La Reja. Ante los investigadores, este testigo manifestó que Díaz tenía problemas con un sector de la barra brava de Boca. Sin embargo, no aportó ningún nombre al expediente.
Diego Xavier Guastini se hizo cargo de la cartera de clientes de Díaz. Al declarar como testigo, ratificó que uno de los acreedores del financista desaparecido había recurrido a los servicios de un grupo de barrabravas de Boca para presionar a su socio por la devolución del dinero. Este testigo tampoco aportó nombres.
Cuatro años después de declarar como testigo, un grupo de sicarios interceptó a Guastini y lo mató de cuatro balazos. El socio de Díaz, el hombre que se encargaba de entrar a la Argentina valijas llenas de los dólares y euros que se pagaban en Europa por valiosos cargamentos de cocaína, y que, al declarar como arrepentido, le reveló a la Justicia todos los secretos que conocía sobre el negocio narco transnacional, fue ejecutado y se sumó, así, a una tétrica estadística.
Aunque aparecen lejanos en el tiempo, la desaparición de Stefanini y el caso del matrimonio hallado asesinado en febrero de 2001 en un apart hotel de Cariló cuentan con una extraña pero sólida conexión.
Tanto Isidoro Mariano Losanovscky Perel como Stefanini desarrollaban la misma actividad como operadores en el circuito financiero informal.
En el voluminoso expediente en el que se compendió la investigación de las muertes de Perel y de su esposa Rosa Berta Golodnitzky existe una carta, escrita de puño y letra por un testigo, en la que se afirma que el autor del doble homicidio ocurrido en el apart Puerto Hamlet, de Cariló, era un importante empresario inmobiliario de la zona norte del conurbano. Pasados más de 19 años del hecho, la causa sigue abierta en los tribunales de Dolores y la Justicia aún pendula entre la hipótesis del doble homicidio -así sigue caratulado el expediente- y el asesinato seguido de suicidio, con Perel como autor material de los disparos.
No obstante, 13 años después del conmocionante suceso de Cariló el nombre de ese mismo empresario apareció nuevamente en la mira de los investigadores en una causa criminal: se trata del mismo hombre de negocios que vio con vida por última vez a Stefanini.
Los investigadores de las muertes de Perel y su esposa nunca encontraron pruebas sobre la eventual responsabilidad del mencionado empresario al sobre el que, desde hace un lustro, los familiares de Stefanini posan sus principales sospechas.
Un funcionario judicial que participa de una de las investigaciones no descarta que, en un futuro cercano, se repitan los casos donde "cambistas" sean víctimas de organizaciones criminales.
"El mercado ilegal del dólar potencia que haya delitos de diferentes característica: el blanco de banda delictivas pueden ser los cambistas que esconden muchos secretos de negocios oscuros o sus clientes, que mueven mucho dinero", sostuvo el informante.
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