Cuatro homicidios en tres meses. La zona de Quilmes que se convirtió en uno de los enclaves más difíciles para vivir
El caso más reciente fue el de un chico de 10 años, asesinado de un tiro cuando jugaba en la puerta de su casa, en el barrio Iapi; La Cañada, El Tanque e Itatí, muy complicados
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El de Thomas Hidalgo Alarcón fue el cuarto homicidio en tres meses en una lonja de veinte cuadras que incluye los barrios Iapi, Itatí, El Tanque y La Cañada. Tenía 10 años y lo mataron cuando jugaba en la puerta de su casa, en la esquina de Misiones y la calle 176, en Bernal Oeste.
Minutos antes de las 21 del viernes pasado, cuatro sospechosos en dos motos pasaron frente a la vivienda de la familia del niño. En la descontrolada persecución, uno de los agresores disparó contra los atacantes que lo seguían en la otra moto. Uno de los proyectiles hirió en el pecho al chico, quien falleció cuando lo trasladaban desde la Unidad de Pronta Atención (UPA) situada en Montevideo y Camino General Belgrano al hospital El Cruce, de Florencio Varela.
Según fuentes policiales y judiciales, hay dos detenidos por su presunta responsabilidad en el homicidio del niño. Fueron identificados como Sebastián Ruiz y Joel Pogonza, ambos de 18 años.
Los efectivos los detuvieron porque pasaron por la puerta de la comisaría, situada en la esquina de La Pampa y la calle 172. En ese momento, los policías comenzaron una persecución que terminó cuando el conductor de la moto perdió el control y chocó contra un pilote de cemento que un vecino construyó para evitar que los vehículos que chocaban en la esquina se metieran en su casa.
Al revisar la moto en la que huían los sospechosos, los policías determinaron que había sido robada un día antes, en la misma zona. Además, los uniformados secuestraron un revólver en poder de uno de los sospechosos. El representante del Ministerio Público Fiscal ordenó que el arma de fuego sea sometida a un peritaje balístico con el objetivo de determinar si se utilizó en el homicidio del niño de diez años.
Una semana antes, y a doce cuadras de donde fue asesinado el chico, en el barrio El Tanque, un grupo de ladrones asaltó a Juan Domínguez cuando salía de su casa para ir a trabajar. El vecino fue interceptado en Rodolfo López y calle 392 por cuatro delincuentes en moto que le dispararon un balazo en la cabeza para robarle el celular. Juan era padre de una niña de cuatro años.
A cuatro cuadras de donde Thomas murió, víctima de un enfrentamiento entre bandas de la zona, Luis Nicolás Ordóñez fue asesinado de cuatro balazos por uno de los dos ocupantes de un Volkswagen Voyage. El homicidio ocurrió el 13 de agosto pasado en la esquina de La Rioja y 394. Antes de abrir fuego, el agresor preguntó: “¿Vos sos Nicolás?” y disparó.
La víctima, de 35 años, fue llevada de urgencia a la UPA de Quilmes y luego al Hospital Iriarte donde fue sometido a una intervención quirúrgica, aunque no pudieron salvarle la vida.
Tres meses antes, ocho cuadras del lugar en el que mataron a Thomas, fue asesinado Carlos Enrique Sánchez Paredes. El homicidio del joven estudiante de 22 años ocurrió minutos después de las 7, cuando salía de su casa, en el barrio Itatí, para tomar el colectivo hasta la estación de trenes de Don Bosco y allí abordar una formación del ferrocarril Roca con dirección a la capital provincial. Iba la Universidad de La Plata para rendir un examen de la carrera de Licenciatura en Informática.
El asesinato conmovió a propios y extraños del barrio, y en redes sociales diferentes familiares se expresaron sobre su muerte. “Qué injusta es la vida. Un pibe de barrio que se esforzaba día a día en estudiar y trabajar para tener un futuro mejor y unas ratas inmundas te arrancan la vida. Descansa en paz Carlitos”, comentó un familiar en Facebook.
Por su parte, la propia universidad, a través de la facultad de Informática, lamentó la muerte del estudiante: “Carlos trabajaba y este año había comenzado a estudiar la Licenciatura en Informática. Todos los miembros de la comunidad de la Facultad expresamos nuestro apoyo a sus familiares y amigos en estos momentos de profundo dolor”.
A media cuadra de la intersección de Misiones y Falucho, los asaltantes 24 y 16 años, le cortaron el paso a Sánchez Paredes que había salido de su casa para ir a tomar el colectivo a la avenida Montevideo para llegar a la estación Don Bosco y abordar el tren rumbo a La Plata, donde tenía que rendir un parcial en la universidad.
En ese momento uno de los asaltantes le pegó con un hierro en la cabeza al joven estudiante y se apoderó del celular. Sánchez Paredes quedó en la vereda. Agonizaba cuando los delincuentes huyeron por Misiones hacia Ituzaingó para comprar más droga. Uno de los homicidas era vecino de la víctima. Vivía enfrente y en diagonal del kiosco de paco. El menor de los sospechosos, no era del barrio. Vivía en Ezeiza. Ambos se drogaban y salían a robar juntos. El botín que obtenían de los asaltos les permitía seguir consumiendo.
Aunque a tres cuadras del lugar del homicidio de Sánchez Paredes vive un funcionario del área de Seguridad del Municipio de Quilmes, no hay presencia del Estado en el barrio Itatí. No entra la policía y las ambulancias no ingresan sin escolta de patrulleros. Los remises tampoco se adentran en el asentamiento dominado por pasillos laberínticos, situado a un costado del Acceso Sudeste, a un costado del Triángulo de Bernal.
“Los remiseros no entran en el barrio porque los asaltan. Los delincuentes piden viajes por aplicaciones y cuando llegan los roban. Por eso, tenemos que caminar varias cuadras hasta alguna de las avenidas para abordar algún auto o tomar un colectivo”, describió Jorge, un vecino que vive dos cuadras hacia el interior del asentamiento. Allí vivía Sánchez Paredes. El sábado 8 de junio fue asesinado por dos delincuentes que le pegaron con una barra de hierro en la cabeza para robarle el celular.
Por los homicidios de Thomás y de Carlos, la policía bonaerense arrestó a cuatro imputados. Sin embargo, todavía no hay detenidos por los asesinatos de Domínguez y de Ordóñez.
En la misma zona, el año pasado fueron asesinados el repartidor Danilo Marcieri, de 20 años; el cheff Hernán Costa, de 49 y el jubilado José María Acuña, de 71. Al repartidor lo mataron para robarle la moto que usaba para trabajar; el móvil del homicidio del cheff fue el mismo, aunque, en este caso, la víctima fue baleada cuando se dirigía al restaurante en Puerto Madero en el que trabajaba. Danilo fue asesinado en el cruce de Zapiola y calle 162; Costa, en la esquina de Jujuy y Calchaquí, en el barrio La Cañada, de Bernal, a cinco cuadras y tres cuadras, respectivamente, de la comisaría Quilmes 5°.
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