Sicariato. Matan a un chico de las inferiores de Rosario Central y la mayor ciudad de Santa Fe acumula 169 asesinatos en el año
La gran mayoría de los casos está relacionado con venganzas entre organizaciones rivales vinculadas con la venta y distribución de drogas; preocupación por la baja en la edad de las víctimas y de los victimarios
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ROSARIO. Lucas Vega Caballero tenía 13 años, amaba el fútbol y había jugado en las divisiones infantiles de Rosario Central. Su sueño, según su madre, “era ser un grande con la pelota”. Pero esos sueños se rompieron en mil pedazos el lunes a la noche, cuando fue asesinado a balazos desde un auto. Estaba con su hermano y dos amigos, todos de 15 años, que terminaron heridos e internados en grave estado. Los sicarios dispararon desde un auto blanco más de 20 balazos contra los cuatro jóvenes, que escuchaban música trap en la esquina de su casa, en el barrio Emaus.
A través de un comunicado oficial, la institución exigió hoy “justicia y esclarecimiento” por el asesinato de Lucas. “El Club Atlético Rosario Central lamenta profundamente el fallecimiento de Lucas Vega, a sus 13 años. Enviamos nuestro pésame a la familia en este difícil momento. Nos sumamos al pedido de justicia y exigimos el esclarecimiento de la muerte de Lucas”, publicó.
Hay un fenómeno que no aparece en el tope de la agenda política: los crímenes de menores. Es un tema aterrador que representa una hipoteca hacia el futuro. Porque no solo las víctimas son cada vez más jóvenes: también lo son los victimarios. El crimen organizado rompió los límites imaginables en una ciudad como Rosario, donde se deberían activar las alarmas, ya que esta situación prefigura que los engranajes de violencia van a perdurar en el futuro, con protagonistas que se mueven en un mercado que se alimenta con balas.
El asesinato de Lucas, que se desvivía por el fútbol y también hacía natación, deja al descubierto otro problema asociado al crecimiento de la violencia: los chicos muertos y heridos por las balas. En lo que va de este año, 18 menores de edad fallecieron en situaciones violentas, en la que muchas veces no tenían nada que ver. En todo 2021 fallecieron 12 menores, víctimas de la violencia. El crecimiento de este año es alto.
Seguidilla letal
El sicariato marca el pulso de la violencia en Rosario. Cuatro homicidios en menos de 24 horas se produjeron en esta ciudad, donde la violencia que supura de los enfrentamientos narco provocó 169 asesinatos en lo que va de este año, a razón de uno cada 30 horas. Entre las últimas víctimas está Lucas Giovani Vega Caballero, un futbolista de las inferiores de Rosario Central, de 13 años, que estaba con un grupo de amigos adolescentes cuando fueron baleados en el barrio de Fisherton, en el oeste del casco urbano.
A la par de los asesinatos durante las últimas horas también se produjeron ataques a balazos contra empresas, que son víctimas de la mafia sindical de Camioneros, como la fábrica La Virginia y al corralón Razzini Materiales, que fueron baleados entre el domingo y el lunes.
El sicariato es el método más usado en los crímenes que se producen en la ciudad más poblada de Santa Fe. Este lunes a la noche, un hombre de 32 años fue asesinado a balazos cerca de avenida Francia y Pasaje Lacar, en el barrio Acindar, en la zona sur rosarina. Emanuel Gastón Frutos murió poco después de ser trasladado al Hospital de Emergencias Clemente Álvarez (HECA) por las heridas de bala que recibió en la cabeza y las piernas.
El de Frutos fue el cuarto homicidio en Rosario en las primeras horas de agosto. Poco antes del tiroteo en barrio Acindar, otras dos personas habían sido asesinadas en la noche de este lunes, en los barrios de La Tablada y de Fisherton.
En la zona sur de la ciudad, una mujer de 33 años fue acribillada en Ayacucho al 4100, La Tablada, una zona donde están enclavados búnkeres históricos que manejan las bandas de Alan Funes y René Ungaro, y donde también tiene intereses la Banda de los Monos, del clan Cantero.
Cerca de las 22, Gabriela Melina Gallo, fue asesinada de diez disparos. Los tiros fueron a la cabeza y al tórax y la mujer murió en el acto frente a su hijo, Jeremías, de 16, que la acompañaba y también resultó herido de gravedad, con disparos en el cráneo, el tórax y una mano, por lo que debió ser operado en las últimas horas en el HECA.
Legítima defensa
El cuarto homicidio respondió a una matriz diferente. Un vecino mató a un supuesto ladrón que quiso entrar a su casa en el barrio Luis Agote, cerca del centro. En este caso, la fiscal Gisella Paolicelli entendió que el vecino, Juan M., hijo de un exjefe de la Policía de Rosario, había actuado en legítima defensa y ordenó que quede en libertad mientras avanza la investigación del caso.
Esta mañana, el abogado del vecino que mató al ladrón dijo que el autor de los disparos evalúa mudarse de Rosario ante eventuales represalias.
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