Cuatro años sin Báez Sosa. El ruego de su madre: “Quiero justicia por Fernando para que esto no vuelva a suceder”
Graciela Sosa y su esposo, Silvino Báez, encabezaron un encuentro y una misa ecuménica en memoria de su hijo, asesinado el 18 de enero de 2020 en Villa Gesell
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Rodeados de cientos de amigos, conocidos, jóvenes y representantes de distintos credos que ofrecieron sus sentidas palabras, Graciela Sosa y su esposo, Silvino Báez, se abrazaron, se emocionaron y, en las escalinatas de la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires (UBA), en el barrio porteño de Recoleta, compartieron la misa interreligiosa con la que homenajearon y recordaron a su hijo, Fernando, asesinado a golpes hace cuatro años por una patota de jóvenes de clase media zarateños a la salida de un boliche en Villa Gesell.
“Cada vez el dolor es más fuerte. El dolor no se acaba nunca y nuestros hijos también están condenados para siempre. Por eso yo quiero una justicia ejemplar por Fernando, para que esto el día de mañana no vuelva a suceder”, dijo Graciela, en un testimonio desgarrador, abrazada por Silvino y ante el llanto de quienes, en las escalinatas de la Facultad, sostenían carteles con el rostro sonriente de la víctima.
Los padres esperan con ansiedad el fallo de la Sala 2 del Tribunal de Casación Penal bonaerense, a cargo de los jueces Mario Kohan, Fernando Mancini Hebeca y María Florencia Budiño, que debe resolver las apelaciones presentadas por sus abogados, Fernando Burlando, Fabián y Facundo Améndola, y por la fiscalía, que reclaman que los ocho involucrados en el crimen reciban la pena de prisión perpetua como coautores del “homicidio doblemente agravado por el concurso premeditado por dos o más personas y por alevosía en concurso ideal de lesiones leves”.
Están expectantes porque, al mismo tiempo, el tribunal bonaerense deberá analizar una serie de planteos de nulidad y pedidos de revisión de las penas impuestas por el Tribunal Oral en lo Criminal N°1 de Dolores, presentados por el defensor Hugo Tomei, quien desde el inicio de la investigación cuestionó la legalidad del proceso. La defensa, eventualmente, apuesta a que la pena se reduzca a la del homicidio en riña, lo que le permitiría excarcelar a sus patrocinados. Ese es el terror al que se enfrentan Graciela Sosa y Silvino Báez por estas horas.
“Cuando se hace larga la espera se generan muchas cosas. Pero habiendo tantas pruebas, confío en que se hará justicia”, expresó Graciela. Por su parte, Silvino advirtió que hay “rumores” que anticipan una rebaja en las sentencias de los jóvenes condenados a perpetua, aunque aseguró no tener miedo ante el fallo de la Casación.
“Le llegaron rumores al doctor Fernando Burlando de que a alguno le quieren bajar la condena porque son muy jóvenes para tantos años de cárcel. Pero una vez que uno cumple 18 años tiene que hacerse cargo de sus actos. Deben hacerse responsables del asesinato de mi hijo”, señaló.
“Pasaron 4 años de esos días fatídicos, pero nosotros estamos en el mismo día siempre. A nosotros nos cambió la vida para siempre. Necesitamos justicia ejemplar para que poder seguir con más tranquilidad. Los asesinos de mi hijo tienen muchos privilegios en la cárcel, no debería ser así, tendría que ser como cualquier hijo de vecino”, continuó Silvino, quien admitió que le “duele mucho” cada vez que se entera de que un joven fue asesinado por una golpiza en un boliche.
Una misa en Villa Gesell
También en el lugar donde se produjo el conmocionante crimen hubo manifestaciones para recordar al joven estudiante; el acto central fue a las 20, con una misa en la Parroquia Inmaculada Concepción, de Villa Gesell, que estuvo a cargo del presbítero Pablo Bosisio.
Por el crimen fueron sentenciados Máximo Thomsen, de 24 años; Luciano Pertossi, de 22; Ciro Pertossi, de 23; Enzo Comelli, de 23, y Matías Benicelli, de 24, los cinco condenados a prisión perpetua, y de Ayrton Viollaz, de 24 años; Lucas Pertossi, de 24, y Blas Cinalli, de 22, sentenciados a 15 años de prisión.
Los condenados pasan sus días alojados en la Alcaldía Departamental La Plata 3, de Melchor Romero. “Se encuentran distribuidos en cuatro celdas contiguas con capacidad para dos personas cada una. Al igual que el resto de los detenidos, pueden usar el patio de recreación. Tienen permitidas cuatro horas de patio por día, puede ser de mañana o de tarde. Juegan al ajedrez y a otros juegos de mesa. Dos veces por semana tienen habilitada la visita a la biblioteca de la alcaidía”, explicaron a LA NACION fuentes oficiales.
El crimen de Fernando ocurrió la madrugada del 18 de enero del 2020 a la salida del boliche Le Brique, en pleno centro de Villa Gesell, donde el joven fue atacado por un grupo con el que se había producido un incidente previo dentro del local. El ataque fue filmado por una decena de cámaras de seguridad municipales y por testigos, con sus celulares.
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