Crimen y misterio. El resultado de un peritaje puso al borde de la libertad a la única detenida por el homicidio del hombre descuartizado
Confirman que la última señal del celular se registró en General Rodríguez, donde la víctima cobró una deuda; revisan restos biológicos hallados en la camioneta de un exsocio
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No eran de sangre las manchas que la policía encontró en una campera y en una remera secuestradas en poder de Nicol Chamorro, la mujer trans que, hasta el momento, era la única detenida por su presunta participación secundaria en el homicidio de Fernando Pérez Algaba, el vendedor de automóviles de alta gama y operador financiero, cuyo cuerpo descuartizado fue hallado entre el 23 y 25 de julio pasados en Ingeniero Budge.
Según fuentes judiciales los peritajes realizados hoy sobre los restos biológicos hallados en ambas prendas dieron resultado negativo con respecto a sangre humana. Con el resultado de estos análisis, el único elemento que vincula a la acusada con el cuerpo de la víctima es la valija roja en la que fueron encontradas partes del cadáver de la víctima.
Al revisar dicha valija los investigadores hallaron el DNI de una persona, de apellido Chamorro, que vive cerca del arroyo Rey, en La Salada. Cuando los policías le preguntaron al vecino si reconocía la valija y el DNI, dijo que le pertenecían pero que se los había robado su hermana.
Luego de allanar tres viviendas, la policía apresó a Nicol en una casa de Villa Fiorito. Por pedido del fiscal Marcelo Domínguez, el juez de Garantías de Lomas de Zamora, Sebastián Monelos, confirmó la detención de la acusada.
Aunque se negó a declarar en la primera indagatoria, es posible que, a partir del resultado del peritaje en dos prendas de vestir, el abogado que defiende a Nicol, solicite una ampliación de la declaración para explicar lo que ocurrió y, de esa forma, solicitar su excarcelación, debido a que, a excepción de la valija no existe ninguna otra prueba que la relacione con el cadáver. Por ahora, seguirá detenida, acusada de supuesta participación secundaria.
El abogado que representa a la única acusada, Marcelo Ponce, había anticipado que esas manchas eran de salsa, debido a que la noche que la detuvieron, su defendida estuvo cocinando.
Si bien con este análisis dio negativo y se caería la pista de Ingeniero Budge que tenía como única acusada a Nicol, en las próximas horas comenzarán los peritajes para tratar de establecer si los restos biológicos hallados en la camioneta Range Rover blanca, modelo 2012, usada por Pérez Algaba entre el 13 y 18 de julio corresponden a sangre humana y si, eventualmente, el perfil genético de esas muestras coincide con el ADN de la víctima.
Dicho vehículo fue entregado al Ministerio Público de Lomas de Zamora por Maximiliano Pilepich, exsocio de Pérez Algaba y junto con Nahuel Vargas, las últimas personas que vieron con vida a la víctima, el 18 de julio pasado en un campo de General Rodríguez, cuando le pagaron US$ 75.000, en concepto de la mitad de una deuda que tenían con el vendedor de automóviles.
Tanto Pilepich como Vargas, declararon como testigos y dijeron que después de entregarle el dinero, Pérez Algaba le restituyó la camioneta al primero de ellos y la víctima se quedó en el campo, donde lo pasarían a buscar. Fue la última vez que lo vieron con vida.
También, en ese lugar, que los investigadores policiales inspeccionaron ayer, se registró la última señal del celular de Pérez Algaba.
Pérez Algaba estaba con vida el martes 18, un día antes de que la persona que le había alquilado un departamento denunciase su desaparición. Al menos, eso declararon frente a los investigadores de este brutal homicidio dos hombres que hacían negocios con la víctima.
La víctima fue ejecutada con dos balazos por la espalda, según determinaron los forenses. El cuerpo fue desmembrado tras la muerte. Las piernas fueron descartadas en una bolsa, con las zapatillas puestas. El torso fue encontrado en una valija, solo llevaba la ropa interior.
La autopsia marcó como data de la muerte un lapso que va del 18 al 20 de julio.
Pérez Algaba, de 41 años, fue asesinado a balazos y su cuerpo fue descuartizado. La víctima había recibido numerosas amenazas de muerte de sus acreedores. Pero, como sostuvo Vargas en su denuncia y como se desprende del mensaje de voz de WhatsApp, él también amenazaba a las personas que le debían dinero. Uno de los amenazados por Pérez Algaba fue el mencionado Vargas .
El fiscal Domínguez decidió inspeccionar el campo de General Rodríguez porque, según lo que señalaron los testigos, es el último lugar en el que alguien vio con vida a Pérez Algaba.
Hasta el momento, la principal hipótesis sobre el móvil del homicidio apunta a un ajuste de cuentas por deudas económicas que Pérez Algaba tenía con numerosas personas. Uno de sus acreedores era un barrabava de Boca que declaró como testigo y dijo que lo amenazó pero no lo mató.
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