Crimen y misterio: detuvieron Maximiliano Pilepich, uno de los prófugos buscados por el homicidio de Lechuga, el hombre descuartizado
Se trata de Maximiliano Pilepich, que pasó de ser testigo a sospechoso del asesinato de Fernando Pérez Algaba; fue apresado en Paso del Rey, en Moreno
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Maximiliano Pilepich, uno de los sospechosos con orden de captura nacional e internacional por su presunta participación en el homicidio de Fernando Pérez Algaba, el trader asesinado de dos balazos por la espalda y cuyo cuerpo fue descuartizado, fue detenido hoy en Paso del Rey, en el partido de Moreno.
Así lo informaron a LA NACION calificadas fuentes judiciales y del Ministerio de Seguridad bonaerense. Pilepich, según los voceros consultados, fue apresado en la casa de una colaboradora que se encargaba de vender lotes en el desarrollo inmobiliario que el sospechoso tenía en General Rodríguez y donde, el 18 de julio pasado, se habría encontrado con la víctima con la excusa de entregarle el dinero que le debía.
Según pudo reconstruir LA NACION de fuentes con acceso al expediente, detectives de la policía bonaerense detectaron que una camioneta Ford Ecosport utilizada por Pilepich estaba estacionada frente a un domicilio de Santa María al 2000, en Paso del Rey. Cuando determinaron que el sospechoso estaba dentro del inmueble, fue detenido.
Pilepich será indagado mañana por el fiscal de Lomas de Zamora Marcelo Domínguez, funcionario a cargo de la investigación.
“En lugar y momento aún no determinados, pero entre las 18 del 18 y las 3 de las 19 de julio pasado, varias personas, entre ellas, al menos las identificadas como Maximiliano Pilepich, Nahuel Vargas, Matías Gil, Luis Contreras, Alma Nicol Chamorro, Horacio Córdoba, Flavia Lorena Bomrad y Fernando Carrizo, habiendo actuado de manera premeditada entre sí, y con una previa división de tareas y mediante utilización de armas de fuego, provocaron dos lesiones en la parte posterior del torso de Pérez Algaba que ocasionaron su muerte, habiendo actuado en consecuencia con la correspondiente alevosía, valiéndose en tal sentido del estado de indefensión en el que se encontraba la víctima al habérsele disparado por la espalda y por codicia, al reportarles el citado homicidio un rédito económico ilegítimo, ya que algunos de los antes nombrados se vieron exentos del pago de una deuda con la víctima”, sostuvo el fiscal Domínguez, a cargo de la investigación, al solicitarle al juez de Garantías de Lomas de Zamora Sebastián Monelos las detenciones de los sospechosos.
Para el representante del Ministerio Público, la codicia está planteada en el hecho de que “existía una acreencia de la víctima para con Pilepich y que el hecho de provocar su muerte, en las circunstancias en que se perpetraron, luego de suscribir un documento de reconocimiento de deuda en una escribanía, siendo, asimismo, que dicha deuda ya partía de otra previa que fue compensada con el posterior reconocimiento de deuda y que en vez de ser honrada por Pilepich se escogió el resultado del homicidio de la víctima”.
Pérez Algaba, de 41 años y conocido por el apodo de Lechuga, había sido visto por última vez el 18 de julio pasado. Sus amigos sabían que esa tarde iba a un campo de General Rodríguez, donde Pilepich, de 45 años, llevaba adelante el desarrollo inmobiliario.
“Maxi me cagó, estoy yendo para el campo”, le dijo la víctima esa tarde a una persona que declaró en la causa como testigo de identidad reservada.
Tras recordar el diálogo telefónico con Pérez Algaba, la testigo de identidad reservada sostuvo: “A mí me dio miedo que pase una situación rara porque Fernando estaba yendo para el campo con un amigo, porque además de decirme que Maxi lo había cagado, me contó que le tenía que dar plata, pero desconozco si le entregó el dinero”, según su declaración, a la que tuvo acceso LA NACION.
Ahora la causa tiene un solo prófugo: Nahuel Vargas, una persona que tuvo una relación de amistad con Lechuga, aunque tuvieron momentos de fuertes discusiones que llevaron al sospechoso a denunciar a Pérez Algaba por amenazas.
Con la detención de Pilepich son seis los sospechosos arrestados por su presunta participación en el crimen. Chamorro, Bomrad, Gil, Contreras y Carrizo había sido detenidos en los últimos días.
Todos están imputados de los delitos de homicidio agravado por ser cometido mediante el uso de arma, con alevosía, por codicia y por el concurso premeditado de varias personas.
Pilepich tenía una relación de negocios con Pérez Algaba, según el expediente judicial. “Se analizaron los teléfonos celulares de Pilepich y de los mismos surge que el nombrado poseía con la víctima una relación de negocios de mucho tiempo a esta parte y emerge de las conversaciones y mensajes que se enviaban la existencia de una relación de amores y odio, en las que se advierte y se puede afirmar la existencia de discusiones y peleas y amenazas que se efectuaron ambos”, explicó el fiscal Domínguez en un dictamen de 74 páginas donde pidió la detención de los sospechosos.
El representante del Ministerio Público también había solicitado la detención del comisario de la Policía de la Ciudad Horacio Córdoba, pero el juez no hizo lugar al pedido.
En las últimas horas, según se informó oficialmente, Córdoba fue pasado a disponibilidad. Según fuentes con acceso al expediente, Córdoba le habría entregado a Pilepich un teléfono celular que pertenecía a la flota de móviles de la Policía de la Ciudad y que comenzó a utilizar el día de la desaparición de Lechuga. Ayer se puso a disposición de la Justicia y mañana será indagado.
Bomrad, de 38 años y que trabaja como gestora en operaciones de venta y compra de vehículos, fue indagada ayer. En su declaración, afirmó que en las primeras horas de la desaparición de Lechuga, ella y su grupo de amigos supusieron que Pérez Algaba se había ido del país en cuanto, supuestamente, cobró el dinero de la deuda que Pilepich mantenía con él.
Y a la hora de especular sobre los autores del crimen y sus motivaciones, dijo creer que “el asesinato de Fernando tuvo que ver con un tema de plata”, porque él le debía “a todo el mundo”, aunque aclaró que, según su impresión, “no los ve a Maxi [por Pilepich] y a Nahuel [por Vargas] haciendo una cosa así”.
Bomrad sostuvo que habló con Vargas y Pilepich sobre el homicidio de Pérez Algaba, su amigo, y que ambos le dijeron que “el asesino había sido Gustavo Iglesias”.
Iglesia es sindicado como integrante de la barra brava de Boca Juniors y Pérez Algaba tenía una deuda en dólares con él. Según testigos que declararon en el expediente, la deuda ascendería a los 300.000 dólares.
Poco después de que se hiciera público el hallazgo del cuerpo descuartizado de Pérez Algaba, se filtraron conversaciones entre la víctima y el barrabrava donde Iglesias amenazaba a Lechuga.
“Yo no te voy a matar, te voy a sacar los ojos y cortar las manos para que no puedas contar más plata”, le espetó Iglesias a Pérez Algaba. La conversación había sido grababa por la víctima.
En su momento, tras la difusión de las amenazas, Rodrigo González, abogado de Iglesias, dijo en Radio con Vos: “Los audios impresionan, lo cual no quiere decir que Gustavo [por Iglesias] haya cometido el atroz crimen. Esto es parte de una discusión violenta. Son afirmaciones muy pocos felices, pero que no tenían que ver con el homicidio”.
La pregunta que se hacen los investigadores es si los audios fueron filtrados por los verdaderos asesinos con la intención de desviar la pesquisa.
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