Crimen y misterio: un testigo señala la presencia de un patrullero de la policía bonaerense cerca del lugar donde quemaron a Lautaro

Para los investigadores del homicidio de Lautaro Morello, de 18 años, y de la desaparición, de Lucas Escalante, de 26, el hijo y el sobrino de un comisario mayor de la policía bonaerense no habrían sido los únicos responsables del asesinato.

Durante la mañana, la familia de Morello, acompañada por su abogado, Carlos Guillermo Dieguez, se presentaron en la fiscalía de Florencio Varela para aportar pruebas y denunciar amenazas.

La abuela del joven denunció que fueron seguidos y vigilados por varios automovilistas. El letrado que representa a la madre de la víctima también denunció que su hija fue intimidada por los ocupantes de un Volkswagen Bora negro.

Además, la abuela de Lautaro afirmó que su hija y uno de sus nietos concurrieron a la Asesoría Pericial de la Suprema Corte de Justicia bonaerense para que les realicen la extracción de sangre que será comparada con el ADN del cuerpo hallado anteanoche a un costado de la ruta provincial 53, a 1200 metros del lugar donde había sido encontrado quemado el BMW de Lucas.

La abuela del joven puso en duda que el cuerpo encontrado sea el de su nieto. “Mi hija reconoció las prendas que le mostraron, pero no sabemos si es el cuerpo de Lautaro. Para saber si se trata de mi nieto vamos a esperar los resultados de los estudios de ADN”, dijo la abuela del joven, de 18 años.

Acompañada de amigos de su nieto, la abuela del joven anticipó que pedirá que la policía bonaerense sea apartada de la investigación y que se haga cargo alguna de las fuerzas federales de seguridad.

“Acá, desde el martes que los policías están plantando pruebas para desviar la investigación, por eso yo no sé si el cuerpo que encontraron ayer es el de mi nieto. La policía bonaerense no puede investigar a otro policía bonaerense, eso está claro. No se olvide que allanaron la casa de un comisario mayor donde estuvo mi nieto”, agregó la mujer.

La afirmación de la abuela del muchacho sobre la presunta complicidad policial se fundó en los dichos de un testigo. Se trata de un vecino que será presentado a la Justicia en las próximas horas y que le dijo a la familia de la víctima que la madrugada del sábado pasado, cuando circulaba por un camino vecinal rumbo a la ruta provincial 53, observó el momento en que se incendiaba un automóvil, al lado estaba una camioneta VW Amarok blanca, sin patente y un Peugeot 208 gris.

La escena, según el testigo, se completaba con un móvil de la policía bonaerense que circulaba a baja velocidad a pocos metros del incendio.

El testigo precisó que vio al automóvil cuando se quemaba el sábado pasado minutos después de las 5. Al día siguiente, la policía encontró el vehículo quemado al costado de la ruta provincial 53.

Al revisar las características del automóvil se determinó que se trataba de la cupé BMW 135 que pertenecía a Escalante.

Eso significa, según los investigadores, que Cristian Alejandro Centurión, hijo de un comisario mayor en actividad de la policía bonaerense y aspirante a oficial de la fuerza de seguridad provincial y su primo, Maximiliano Tomás Centurión, detenidos anoche, no habrían sido los únicos responsables del homicidio de Lautaro y de la desaparición de Lucas. Habrían contado con la colaboración de más personas.

A 1200 metros del lugar donde los autores del crimen descartaron la cupé BMW de Lucas, un vecino de la zona, que salió a cazar, encontró el cuerpo de Lautaro.

Luego del análisis del lugar del hallazgo del cuerpo, los peritos en criminalística determinaron que se trató de la escena secundaria del crimen.

Los asesinos llevaron el cuerpo sin vida hasta allí, lo arrojaron boca abajo, lo rociaron con combustible y lo prendieron fuego para borrar rastros.

En principio, la autopsia determinó que Lautaro fue asesinado mediante asfixia por sofocación. Sin embargo, uno de los investigadores que revisó el cuerpo no descartaba la posibilidad de que hubiera sido sometido a una golpiza.

Debido al estado del cadáver, que estuvo sometido al fuego y al paso del tiempo, los responsables de la pesquisa ordenaron que realicen estudios complementarios para precisar la mecánica de la muerte.

Según fuentes de la investigación, las detenciones del hijo y el sobrino del comisario mayor se fundaron en que fueron los últimos que vieron con vida a Lautaro y Lucas, hace ocho días.

El día que desaparecieron, Lucas pasó a buscar Lautaro por la avenida Hudson, a una cuadra y media de su casa, en Florencio Varela, para ir a festejar el triunfo del seleccionado argentino de fútbol por los cuartos de final del Mundial de Qatar.

Las sospechas sobre ambos jóvenes, que fueron detenidos anoche, surgieron el martes pasado. El testigo indicó que los jóvenes que circulaban en la cupé BMW le preguntaron por la casa del comisario. Cuando los investigadores judiciales le consultaron a la familia de Lucas si el muchacho conocía a alguien en la zona, los parientes del muchacho respondieron que el joven era amigo del hijo del comisario mayor en actividad.

Con este dato, un grupo de efectivos de Dirección Departamental de Investigaciones (DDI) de Quilmes irrumpió con perros en la vivienda del jefe policial para tratar de encontrar algún rastro de los jóvenes. Pero el allanamiento tuvo resultado negativo.

Aunque, por una serie de indicios, los investigadores establecieron que la cupé BMW estuvo estacionada en la puerta de la vivienda la noche que Lucas y Lautaro desaparecieron. Cuando los funcionarios judiciales le preguntaron al hijo del comisario mayor si había visto a Lucas y a Lautaro esa noche, el muchacho, de 24 años, que estudia en la escuela de oficiales de la policía bonaerense Juan Vucetich, dijo que no estuvo con ellos.

Los investigadores sospecharon entonces que el hijo del oficial superior de la fuerza de seguridad provincial habría mentido para ocultar un elemento que lo compromete: sospechan que le entregaba a Lucas vales destinados a la carga de combustible de móviles policiales.

Ayer, después de allanar la casa de otro comisario y de revisar más cámaras de seguridad y teléfonos, la fiscal Mariana Dongiovanni ordenó las detenciones de ambos jóvenes, de 24 años. No serán los únicos.

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