Crimen frente al Malba: comienzan a juzgar al psiquiatra del hombre que apuñaló y mató a un policía en Barrio Parque
Jorge Monforte está acusado de abandono de persona seguido de muerte de su paciente y el homicidio culposo de Juan Pablo Roldán, el uniformado asesinado el 28 de septiembre de 2020
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Hace caso tres años, el 28 de septiembre de 2020, Rodrigo Roza, de 51 años, apuñaló y mató en la esquina del Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires (Malba) al inspector de la Policía Federal Argentina (PFA) Juan Pablo Roldán. El agresor murió pocas horas después como consecuencia de los disparos que hizo el uniformado en un vano intento de defensa. Hoy, Jorge Monforte, el médico psiquiatra que atendía al homicida, comenzará a ser juzgado por el abandono de persona seguido de muerte de su paciente y el homicidio culposo del uniformado.
El debate estará a cargo del juez Carlos Rengel Mirat, integrantes del Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) N° 28. El Ministerio Público Fiscal estará representando por el fiscal general Sandro Abraldes. La querella, en representación de Carolina Zambrano, esposa de Roldán, estará la abogada Ana Laura Palmucci.
Según informaron a LA NACION fuentes judiciales, en principio, hay 20 testigos citados para el debate.
“Se han volcado detalladamente todas y cada una de las pruebas reunidas en el sumario, y de qué modo aquellas vinculan a Monforte con los sucesos investigados y su relevancia penal. Sobre todo, que permiten sostener la existencia de un nexo de causalidad entre las conductas del acusado, por cierto, típicas, y los fatídicos resultados ocurridos”, describió, en su momento, el juez Diego Slupski al enviar la causa a juicio oral y público.
Antes de elevar el caso a juicio, el magistrado rechazó un pedido de sobreseimiento planteado por la defensa del psiquiatra, que argumentó que no se daba el “nexo de causalidad requerido entre el accionar de Monforte y los resultados dañosos achacados” y que el acusado actuó como debía.
Poco antes de la elevación a juicio, la Sala IV de la Cámara Nacional en lo Correccional y Criminal porteña confirmó el procesamiento que en primera instancia había resuelto la jueza Alejandra Provítola.
“Habremos de homologar el temperamento adoptado en la instancia anterior pues los elementos recabados evidencian que el médico, con su comportamiento, pese a conocer en detalle los antecedentes psiquiátricos del paciente y las múltiples situaciones alarmantes que su familia le había informado en los días previos al hecho, omitió brindar la atención que el caso requería, lo cual aumentó el riesgo de una conducta lesiva para sí o para terceros por parte del afectado, que finalmente se concretó el 28 de septiembre de 2020 [el día del ataque]”, sostuvieron los camaristas Ignacio Rodríguez Varela y Magdalena Laiño Dondiz.
Como se dijo, el homicidio de Roldán, casado y padre de un niño de cuatro años, ocurrió el 28 de septiembre pasado en la tradicional esquina de Barrio Parque. En tanto, Roza, de 51 años, murió pocas horas después como consecuencia de los disparos que hizo el uniformado en un vano intento de defensa.
Con víctima y victimario muertos, la jueza Provítola investigó si el agresor había recibido un tratamiento psiquiátrico indicado. Roza, según la investigación, sufría de un “trastorno esquizofrénico de tipo paranoide continuo”.
Monforte comenzó a atender a Roza en noviembre de 2014. Lo diagnosticó como un paciente con “trastorno esquizofrénico de tipo paranoide continuo” como así también con “incapacidad psíquica de más del 90% casi total y permanente desde el inicio del tratamiento. Le recetó, en febrero de 2015, el medicamento Lapenax, que contiene clozapina, droga utilizada en el tratamiento de la esquizofrenia en personas que han probado al menos otros dos medicamentos antipsicóticos a los que no respondieron bien, o que no toleran otros antipsicóticos debido a sus efectos secundarios.
En 2020, durante la propagación de la pandemia de Covid-19, las atenciones discontinuaron. Las últimas veces que el médico vio a su paciente fueron el 8 de mayo y el 3 de julio. Los días 18, 21 y 25 de septiembre pasado, los hermanos de Roza le avisaron al psiquiatra que había dejado de tomar la medicación recetada y que había tenido episodios de “descompensaciones psíquicas”, tales como “comenzar a hablar raro, realizar movimientos extraños, tener delirios de persecución”.
Cuando procesó a Monforte, la jueza Provítola explicó que el médico “no le brindó la atención, diagnóstico, seguimiento y control en el marco de su ministerio, limitándose a dialogar con el paciente por teléfono, y luego de ello explicarles a los hermanos de Roza que debía ingerir un comprimido diario de Lapenax y realizarse un hemograma, ya que “no lo había visto ‘tan mal’”, y que volvería a atenderlo el 2 de octubre [de 2020], sin perjuicio de que el estado de salud psicofísica de dicha persona mejorara”.
Pero las preocupaciones de la familia de Roza continuaron porque hubo nuevos episodios de descompensaciones. El 25 y el 27 de septiembre del año pasado, es decir, tres y un día antes del ataque a Roldán, los familiares “observaron un empeoramiento en el comportamiento” del hombre.
El domingo 27 de septiembre de 2020, la familia de Roza volvió a llamar al psiquiatra. “En esta ocasión le mencionaron sobre sus condiciones de salud psíquica y manifestaciones psicológico-psiquiátricas. Le relataron que el paciente había ido el sábado [26 de septiembre] a la Embajada de los Estados Unidos de América para dejarle un mensaje al presidente Donald Trump”. Además, la familia “le solicitó que, de ser posible, colabore para proceder a iniciar los trámites de internación. Pero el profesional respondió que ‘lo volverían a hablar al día siguiente’, que ‘tenía que consultar cómo era la ley de Salud Mental para internarlo, que no estaba muy al tanto del protocolo de internación’ y que ‘el lunes [28 de septiembre, día del homicidio] no podía porque tenía que atender pacientes en San Miguel’”, explicó la jueza Provítola al momento de procesar al imputado.
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