Crimen: era abogada de un narco y la juzgan por su asesinato
Fue ella la que llamó, entre sollozos, al número de emergencias 911 para pedir auxilio. Cuando la policía ingresó en el departamento de Belgrano y descubrió los cuerpos acribillados de Rodrigo Alexander Naged Ramírez y de su hijo, John Naged Aguilar, la abogada Julieta Estefanía Bonanno explicó que las víctimas habían sido ejecutadas por un asesino que, a los gritos, había preguntado dónde estaban el dinero y la droga.
Relató que el sicario solo le dijo "con vos no es la cosa", y la encerró en el lavadero, desde donde oyó las detonaciones.
Pero tras dar esa versión, Bonanno, de 31 años, pasó de ser "testigo clave" de un doble crimen narco a ser señalada como presunta coautora de los homicidios. En los próximos días, enfrentará un juicio oral y público.
El debate estará a cargo del Tribunal Oral Federal (TOF) porteño Nº 8, integrado por los jueces Nicolás Toselli, Sabrina Namer y María Gabriela López Iñiguez.
Una de las posibilidades, si se cumplen todos los requisitos administrativos, es que el juicio comience el 19 de este mes. El Ministerio Público estará representado por el fiscal Marcelo Colombo. En principio, está prevista la declaración de 71 testigos.
Bonanno era la abogada defensora de Naged Ramírez, un colombiano nacionalizado mexicano, de 59 años, que había estado preso en una causa en la que se investigó el intento de contrabando a Europa de dos toneladas de cocaína ocultas en bobinas de acero: Bobinas Blancas.
Naged Ramírez había sido procesado con prisión preventiva por el juez federal de Campana Adrián González Charvay, pero quedó exceptuado provisionalmente del proceso luego de haber sufrido un ACV que le dejó graves problemas de salud y que le impedía, en términos legales, comprender en el proceso penal en su contra la criminalidad de los actos que se le atribuían.
Las víctimas fueron ejecutadas con una pistola calibre 9 milímetros entre las 21.43 y las 22.30 del 4 de junio de 2018, en el departamento que alquilaban en el 10º piso de un edificio de Cabildo al 2600, en Belgrano.
"A efectos de su consumación [el doble crimen], al ser una persona de extrema confianza de los Naged y en virtud de un plan aparentemente acordado en forma previa, Bonanno al menos habría facilitado el ingreso al domicilio [de las víctimas] del sujeto o de uno de los sujetos que les quitaron la vida", sostuvo, en el requerimiento de elevación a juicio -al que tuvo acceso LA NACION-, el fiscal federal de Campana Sebastián Bringas.
El juez González Charvay aún tiene parte del expediente. Es que la investigación continúa para intentar identificar al sicario o los sicarios que ejecutaron el plan criminal.
Relación de confianza
"Bonanno, en razón de la relación de confianza que la unía con Naged, y dada la asidua concurrencia al domicilio, tenía conocimiento e información a su respecto que habría ayudado al desarrollo de la logística utilizada por el o los ejecutores del hecho, para asegurar el resultado final y poder obrar sobre seguro", sostuvo el fiscal Bringas.
Para el representante del Ministerio Público, Bonanno conocía a la perfección la forma de ingresar en el edificio donde vivían las víctimas, la ubicación de las cámaras de seguridad y la distribución de los ambientes del inmueble.
En un video registrado por las cámaras de seguridad del edificio donde vivían las víctimas se ve cuando ella entra desde la calle y detrás de ella pasa una persona joven, muy abrigada y encapuchada. Se cree que ese podría ser el sicario que mató a Naged y a su hijo.
"La acusada tuvo todo el tiempo en sus espaldas a una persona de sexo masculino, encapuchada, a unos escasos metros de su ubicación en el acceso al hall del edificio, con su teléfono celular en mano, y jamás giró sobre sus espaldas o miró a su derredor. Asimismo, la cámara muestra indicios de que esta persona del sexo masculino encapuchada le habría hablado o murmurado algunas palabras", según se explicó en el expediente judicial.
Bonanno llegó al edificio situado en Cabildo 2659 a las 21.41 del lunes 4 de junio de 2018. Su presencia quedó registrada por las cámaras de seguridad mientras esperaba que le abrieran la puerta. Naged y su hijo alquilaban el departamento 10º D.
Dinero para el alquiler
La primera explicación que dio la abogada fue que había ido al departamento de su cliente para dejarle dinero para pagar el alquiler. Para entonces Naged Ramírez ya había sido procesado con prisión preventiva por González Charvay por los delitos de tráfico de estupefacientes en la modalidad de almacenamiento con fines de comercialización, agravado por el número de personas intervinientes, en concurso ideal con el delito de contrabando, en grado de tentativa. El proceso contra Naged Ramírez fue suspendido en marzo de 2018, es decir, tres meses antes de su homicidio.
"Bonanno, en su carácter de abogada de Naged Ramírez, había desarrollado una relación de confianza, además de la relación laboral que los unía, lo que permitió coadyuvar, en virtud de un plan aparentemente acordado en forma previa, que una persona del sexo masculino también ingresara junto a ella al departamento, al momento de bajar el nombrado [Naged] junto a su hijo para abrir la puerta de la planta baja del edificio. Bonanno al menos habría facilitado el ingreso al domicilio de las víctimas de este sujeto no individualizado que les habría quitado la vida", se describe en el expediente judicial de la Justicia Federal.
El fiscal Bringas, en el requerimiento de elevación a juicio, remarcó que le había parecido llamativo que el sicario no le hubiese quitado el teléfono celular a Bonanno y que no la hubiera encerrado con llave.
"Párrafo aparte merece la circunstancia de que un sicario que acababa de matar sobre seguro a dos personas deje con vida a la imputada, lo que le podría llegar a suponer en un futuro la existencia de un testigo en su contra. Ello, si se tiene en consideración que la imputada vio a rostro descubierto al sicario, con lo cual, eventualmente, podría reconocerlo, dado que no solo ingresaron juntos al edificio, sino que hasta subieron juntos en el mismo ascensor y, también, le abrió ella misma la puerta del departamento al momento de que esta persona ingresó para así perpetrar las muertes", afirmó Bringas.
El plan criminal, según la hipótesis de los investigadores judiciales, se orquestó en México, base de operaciones de la organización narco que integraba Naged Ramírez.
Es más, el fiscal Bringas resaltó que en el allanamiento hecho en el domicilio de Bonanno se descubrieron anotaciones que llamaron la atención.
Se trataba de manuscritos, "en los cuales se encontraban anotados algunos nombres de los involucrados en la causa de narcotráfico en la que intervino como defensora la imputada respecto del procesado Naged Ramírez, donde se encuentra escrito a la izquierda del nombre del citado 'lo van a matar' y luego sale de allí una flecha hacia arriba que dice 'muerto'".
El representante del Ministerio Público también hizo referencia a comunicaciones que habría tenido Bonanno con una persona sospechosa de haber tenido un rol de máxima importancia en la organización narcocriminal.
"No se descarta la posibilidad de que frente a la considerable mejoría en la salud de Naged Ramírez, la organización narco hubiera querido hacer desaparecer los riesgos, lo cual concretarían solamente con su muerte", afirmó el fiscal.
En su opinión, pues, la abogada Julieta Bonanno intervino de una manera consciente y voluntaria, conforme a un acuerdo previo. Es decir que pasó de testigo a acusada de un doble crimen.
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