Crimen en San Antonio de Padua: la esposa del empresario asesinado perdió un ojo y su estado es crítico
Silvana Petinari, de 55 años, fue apuñalada; la paciente fue trasladada desde el Hospital Municipal Eva Perón de Merlo a un sanatorio de Palermo
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Silvana Petinari, la esposa del empresario asesinado a balazos en su casa de San Antonio de Padua, perdió el ojo derecho y su estado de salud es crítico. Fue trasladada desde el Hospital Municipal Eva Perón de Merlo, donde fue intervenida quirúrgicamente de urgencia, al Sanatorio Los Arcos, en Palermo.
Así lo informaron a LA NACION fuentes médicas. “Paciente, de 55 años, que ingresa a nuestro nosocomio a las 4.40 en ambulancia, por presentar herida contuso cortante en el globo ocular derecho, herida contusa cortante en región cervical y región de hipogastrio en contexto de agresión de terceros. Luego de una compensación hemodinámica, requirió intervención quirúrgica de urgencia y pase posterior a sala de shockroom del servicio de emergencias. Fue evaluada por el servicio de oftalmología, que constató pérdida del globo ocular comprometido. Actualmente, se encuentra hemodinamicamente estable, en asistencia respiratoria mecánica, en estado crítico, bajo cuidado del equipo interdisciplinario técnico hospitalario, a la espera del traslado por su obra social”, explicaron la directora y la directora adjunta del Hospital Municipal Eva Perón de Merlo, Liliana Girgenti y Natalia Sánchez, respectivamente, en el último parte médico emitido antes de que Petinari fue trasladada.
La mujer es hija del propietario de la firma Petinari, dedicada a la fabricación de acoplados, volcadoras y semirremolques, situada en Merlo. Hoy a la madrugada, junto con su esposo, fue sorprendida por delincuentes que ingresaron en su casa de San Antonio de Padua. El matrimonio dormía cuando irrumpieron los ladrones.
“Hay sangre en casi todos los ambientes de la casa”, describió a la escena del crimen uno de los investigadores del homicidio de Gabriel Esteban Izzo, de 60 años y esposo de Petinari.
Según fuentes policiales, el homicidio ocurrió a las 3, en Italia al 1000, en San Antonio de Padua cuando dos delincuentes irrumpieron en la propiedad de dos plantas y sorprendieron al matrimonio, que dormía en su habitación.
Los dos delincuentes ingresaron en la casa de las víctimas por un ventanal del living. Los investigadores del caso suponen que, al escuchar los ruidos que hicieron los ladrones al entrar, Izzo se despertó.
En ese momento, Izzo, propietario de un aserradero, habría tomado una pistola nueve milímetros para defenderse. Sin embargo, no pudo disparar. Se trabó el arma.
Entonces, desesperado, recurrió a un revólver calibre .38. Pero los delincuentes lo sorprendieron y comenzó un tiroteo dentro de la casa.
Según fuentes de la investigación, el enfrentamiento se produjo en un pasillo distribuidor de ambientes, en la planta baja del chalet, entre la cocina y el living por el que ingresaron los asaltantes desde una ventana.
Debido a que los peritos de la División Policía Científica hallaron rastros de sangre en varios ambientes de la vivienda, los investigadores abonaron la presunción que Izzo y su esposa lucharon por sus vidas y que los asaltantes los persiguieron por diferentes lugares del chalet de dos plantas.
Antes de disparar contra Petinari, los asaltantes intentaron reducirla con los precintos que habían llevado. Pero, en medio del enfrentamiento, la apuñalaron con cuchillos. Uno de los puntazos hirió a la mujer en el ojo derecho y el otro en la cadera.
Mientras que Izzo sufrió cinco heridas, provocadas por los balazos que les dispararon los asaltantes, y dos puntazos que le asestaron. Murió en el acto. Su cuerpo fue hallado, ensangrentado, en el mencionado pasillo distribuidor de ambientes.
A su lado tenía el revólver calibre .38 y un poco más lejos, los investigadores hallaron la pistola 9 mm con la que intentó defenderse primero. Pero debido a que el proyectil quedó trabado, descartó la pistola y tomó el revólver. Los allegados a Izzo reconocieron que ambas armas pertenecían a la víctima y que era legítimo usuario, informaron fuentes de la investigación.
Tras el crimen, los dos delincuentes escaparon en un Volkswagen Gol gris conducido por un cómplice. Los fiscales Claudio Oviedo y Marisa Monti dispusieron diversas medidas de prueba para intentar identificar a los ladrones.
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