Crimen en Palermo: un agresor, el rol de un testigo clave y qué se sabe del homicidio del ingeniero civil
Mariano Barbieri, de 42 años, fue asesinado cuando le robaron el teléfono celular; los investigadores analizan las imágenes de las cámaras de seguridad para intentar reconstruir la vía de escape del delincuente
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A Mariano Barbieri lo mataron para robarle el teléfono celular. El crimen ocurrió anoche en Palermo. La víctima, un ingeniero civil de 42 años, herida de una puñalada en el pecho, entró en una heladería de la avenida del Libertador y Lafinur, para pedir ayuda y se desplomó. “No quiero morir”, le había llegado a decir a un testigo. Eran las 22.45 de anoche. Murió poco después en el hospital Fernández. Ahora, los detectives judiciales y policiales intentan reconstruir las circunstancias que rodearon el crimen: se sospecha que hubo un solo agresor y que se descartó del arma homicida, un cuchillo de cocina con manchas de sangre, en la plaza Sicilia.
La sospecha de que en el homicidio del ingeniero civil participó un solo delincuente se sustenta en lo que sostuvo un testigo que se comunicó con el número de emergencias 911.
Así lo informó el jefe Superintendencia de Investigaciones de la Policía de la Ciudad, comisario general Miguel Ángel Fornaro.
“Ese mismo testigo nos ubicó a la persona damnificada [Barbieri] en Del Libertador y al autor del hecho en la esquina de las avenidas Berro y Casares”, explicó el policía. Entre el cruce de esas calles (frente a uno de los ingresos del Jardín Japonés) y la heladería Cremolatti donde la víctima solicitó ayuda -ubicada en Del Libertador y Lafinur- hay alrededor de 300 metros de distancia en línea diagonal, cruzando el parque.
El comisario Fornaro explicó: “Entiendo que Berro y Casares es la dirección de fuga [del ladrón], pero no estoy en condiciones de decir si luego se fue hacia Figueroa Alcorta, a Sarmiento o hacia Salguero”.
Fuentes de la investigación afirmaron a LA NACION que las palabras dichas por el testigo coinciden con las imágenes captadas por una cámara de seguridad del gobierno porteño instalada en la zona. “Ahora con filmaciones de cámaras de seguridad privada intentaremos reconstruir la fuga del sospechoso”, agregaron los voceros consultados.
El comisario general Fornaro dijo que fue secuestrado un cuchillo con manchas de sangre, que sería el arma homicida, y una mochila vacía.
El cuchillo con manchas de sangre no fue hallado por los policías que rastrillaron la escena del crimen anoche. Fue encontrado por el periodista Diego Lewen, que trabaja en el canal C5N.
“En primer lugar, quiero acompañar y dar mi pésame a toda la familia de Mariano. Toda al Policía de la Ciudad y el Sistema Integral de Seguridad Pública están trabajando desde anche para esclarecer el hecho y determinar al culpable de este homicidio”, sostuvo la secretaria de Seguridad porteña, de Seguridad de la Ciudad, Elizabeth Caamaño.
La investigación del homicidio de Barbieri está a cargo del fiscal Marcelo Munilla Lacasa, con la colaboración de detectives de la División Homicidios de la Policía de la Ciudad. El representante del Ministerio Público espera el resultado del análisis de las cámaras de seguridad instaladas en la zona para intentar reconstruir el homicidio del ingeniero civil, que había sido padre hace casi tres meses.
Si bien no se descarta ninguna hipótesis, la principal línea investigaba es que se trató de un robo seguido de muerte. Los detectives policiales y judiciales lo fundamentan en que el teléfono del ingeniero no apareció y, además, los testigos dijeron que la víctima, antes de desvanecerse, dijo que le habían robado.
Una calificada fuente con acceso al expediente explicó a LA NACION que, si bien Barbieri era vecino de San Isidro, en los últimos días se había ido al departamento de Palermo de un amigo.
“Estamos trabajando con tecnología, un elemento de tecnología, pero sobre todo cámaras. Nos van a dar a nosotros la descripción del autor, pero tenemos que ver el sentido de fuga y saber con certeza dónde ocurrió”, sostuvo Fornaro.
“La ambulancia con base en Ecoparque llegó en muy pocos minutos, y se encontró con un hombre de aproximadamente 40 años con una herida con sangre a nivel región anterior del tórax. Cuando empiezan a tratarlo entra en paro por lo cual se lo empieza a masajear, se lo lleva en ambulancia y se alerta al shock room del hospital Fernández para que lo reciban, se lo sigue masajeando y se le hace una incisión en tórax, ya que el puntazo entra en la aurícula y eso le provoca una hemorragia en dos tiempos. Fue una herida mortal, que da pocas chances”, sostuvo el director del Servicio de Atención Médica de Emergencia (SAME).
El director médico del hospital Fernández, Ignacio Previgliano, explicó que Barbieri “tuvo una herida penetrante en tórax, ingresó al hospital con un cuadro de shock que evolucionó en paro cardíaco y finalmente falleció. La herida fue por abajo de la clavícula, sufrió una doble lesión: la primera, cuando le clavaron el objeto [por el arma homicida], es decir, el trauma penetrante: cuando algo entra en el tórax y produce una lesión; pero cuando se saca ese objeto, se produce otro tipo de lesión”.
Fuentes de la investigación informaron que personal de la Policía Científica trabajó durante la mañana en el Parque Tres de Febrero, para levantar rastros que permitan identificar al homicida. “Eso puede llegar a levantar algún tipo de información que nos aporte una dirección de fuga del sospechoso”, agregó el comisario general Fornaro.
Antes de ingresar a pedir auxilio en la heladería Cremolatti, de la avenida del Libertador y Lafinur, la víctima llegó a decirle al encargado del turno noche de un hotel cercano: “No me quiero morir”.
Marcelo, el encargado del hotel, en declaraciones a radio Continental, dijo: “Vi que un chico gritaba y pedía ayuda. No lo relacioné con un asalto. Veo que entra a la heladería y cae desmayado. Crucé de chusma. Estaba consciente, decía ´no me quiero morir´, pobre flaco”.
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