Crimen en La Matanza. “¡Me mataron a mi papá por una moto!”: el doloroso mensaje de la hija de una víctima de la inseguridad
Carlos Coronel, de 55 años, fue asesinado de un tiro en la espalda el sábado, en Isidro Casanova; por el homicidio fue detenido un joven de 19 años, que se negó a declarar
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“¡Justicia, por favor! Pido justicia... Nos arrebataron una parte de nosotros, la familia y amigos lo extrañamos muchísimo. No puedo entender tanta maldad, una pesadilla... ¡No puedo imaginar ya no tenerte en mi vida, papi! ¡Me mataron a mi papá por una moto! ¿Por qué? ¡Tanta maldad, por una moto! Se llevaron una parte de mi alma. Chapi, como le decían, no lo merecía! ¡Justicia!, Que pagues lo que hiciste, asesino Emiliano Miguel González. Ya vamos a encontrar a las otras dos ratas cobardes”. El dolor máximo, condensado en unas pocas y contundentes líneas, definen el clamor de Walkyria, que exige el esclarecimiento total del homicidio de su padre, Carlos Coronel, al que ese joven de 19 años mató de un tiro en el tórax para robarle la moto en Isidro Casanova, partido de La Matanza.
Emiliano González fue indagado hoy por el fiscal Claudio Fornaro, de la UFI Temática Homicidios de La Matanza, bajo los cargos de homicidio criminis causae, robo agravado por el uso de arma de fuego y portación ilegal de arma de guerra. Se negó a declarar y seguirá preso, acusado de ser el autor material del asesinato ocurrido el sábado a la tarde, cuando Coronel –de 55 años, dedicado al transporte de caudales para la empresa Prosegur– se dirigía a un encuentro de motociclistas que se realizaría en el kilómetro 24 de la Ruta 3, en la zona oeste del conurbano.
Los restos de Coronel, que tenía tres hijos y, con su grupo de motociclistas, se dedicaba no solo al ocio y al paseo, sino a las actividades solidarias, fueron inhumados hoy, tras una sentida ceremonia. A la sala de sepelios Beretta, de la localidad de Remedios de Escalada, uno de los hijos de Chapi, como le decían, llegó con la moto que le habían robado a su padre, y que fue recuperada por la policía minutos después del crimen. Estaba envuelta en una bandera argentina que llevaba impresa la palabra “justicia”.
“Papi, todavía sigo esperando verte llegar... No caigo. Te necesito, no hay palabras para expresar todo este dolor que siento, me destruye... ¡Solo pido Justicia! ¡Vamos a hacer Justicia!. Van a pagar tanto daño, nos arruinaron; te robaron la vida, tus sueños y nos arrebataron a un padre amoroso y leal, guardián de los suyos, a un amigo de verdad, solidario, empático. ¡A un hijo amado , a un hermano! ¡Nos arrebataron una parte de nosotros! Donde quiera que estés, tranquilo, estamos a tu lado y no vamos a quedarnos de brazos cruzados. ¡Te amo con todo mi ser!”, escribió Walkyria.
Coronel, integrante del grupo de motociclistas Celtas del Sur, de Valentín Alsina, ya había fallecido cuando, alertados por un llamado al 911, personal de la comisaría 5ª de La Matanza llegó hasta el cruce de la Ruta 3 y Carlos Casares, donde la víctima yacía. De inmediato advirtieron que presentaba un disparo de arma de fuego en la espalda, a la altura de uno de sus omóplatos.
Enseguida, compañeros de Coronel advirtieron a los efectivos que una persona estaba con la moto de Chapi, como lo llamaban. El vehículo se había detenido porque tenía un sensor de seguridad; los policías atraparon al sospechoso, que era Emiliano González; además del rodado robado, tenía en su poder una pistola Glock calibre 9 milímetros con tres balas en el cargador y un DNI que no era suyo. El fiscal Fornaro espera los resultados de los peritajes que determinarán si se trata del arma utilizada en el crimen.
En cuanto a la mecánica del hecho, Azul, una de las hijas de Coronel, contó que su padre se había detenido ante un semáforo en rojo en el cruce de la Ruta 3 y Carlos Casares, cuando el asaltante armado se bajó de una moto y lo abordó desde atrás. “Hizo como que lo iba a abrazar y le disparó prácticamente al lado”, a quemarropa, dijo Azul a la prensa en la sala velatoria, mientras abrazaba a su abuela, de 77 años, quebrada por haber perdido a su único hijo varón.
Ahora, la familia de Coronel, sus compañeros de Prosegur, sus amigos de Celtas del Sur y la comunidad motoquera esperan que la policía y la fiscalía identifiquen y atrapen a los dos presuntos cómplices de González. Y una vez que el caso esté completamente esclarecido, pedirán a la Justicia que les permita cremar a Chapi para esparcir sus cenizas en las rutas que amaba recorrer.
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