Crimen en el country: una cita misteriosa, el secreto que intentan develar los investigadores
Roberto Eduardo Wolfenson Band tenía 71 años y fue asesinado en su casa del barrio privado La Delfina, en Pilar; la víctima le había pedido a la empleada doméstica que limpiara una habitación porque iba a recibir visitas
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Un día antes de ser estrangulado en su casa del country La Delfina, en Pilar, Roberto Eduardo Wolfenson Band le pidió a la empleada doméstica que limpiara una habitación porque iba a recibir visitas. Ahora, los investigadores del crimen intentan develar si la cita se concretó y si el o la visitante fue el homicida.
La pista surgió a partir de la declaración testimonial de la empleada doméstica, que fue la última persona que vio con vida a la víctima, según reveló la agencia de noticias Télam.
Ahora, el fiscal Germán Camafreita, a cargo de la investigación del homicidio, intenta reconstruir las últimas horas del ingeniero electrónico, que fue asesinado entre las 14.30 y las 17 del viernes pasado. Parte de ese trabajo se realizará con el análisis de las computadoras que utilizaba la víctima, que fueron entregadas hoy por la familia.
Wolfenson Band, de 71 años, vivía con su esposa en una casa del lote 498 del country La Delfina. Los últimos días había estado solo, porque la mujer se había ido de viaje y, al regresar, se fue a la casa de su hija, en Villa Devoto.
“La empleada doméstica estuvo en la casa de la víctima el jueves. Ese fue el último día que trabajó. La víctima le pidió que preparara una habitación de la planta alta y que acomodara ”, sostuvo a LA NACION una fuente con acceso al expediente.
Al día siguiente, Wolfenson Band se comunicó por teléfono con su esposa y estuvo en conectado en WhatsApp hasta las 14.30. A las 17 tenía pautada su clase de piano.
La muerte del ingeniero electrónico fue descubierta después de que el profesor de piano se comunicara con los encargados de seguridad del country para avisarles que nadie respondía sus llamadados.
“Al no tener respuesta, dio aviso al personal de seguridad del country. Los vigiladores se comunicaron con la esposa de Wolfenson Band para advertirle lo que sucedía. La mujer, que estaba en la casa de una de sus hijas, en el barrio porteño de Villa Devoto, autorizó el acceso con una persona de confianza, mientras regresaba al country. Cuando ingresaron en la casa se encontraron con el hombre tirado en el piso en una habitación y llamaron a la policía”, explicó un investigador.
Un primer médico que revisó el cuerpo informó que la causa de muerte había sido un infarto. El fiscal Andrés Quintana, que el día de los hechos subrogaba a su colega Camafreita, ordenó la autopsia, que se realizó el sábado pasado a la mañana.
“La autopsia comenzó a las 10. Antes de las 11, la doctora a cargo de la necropsia se comunicó con el fiscal Quintana y le informó que Wolfenson Band había sido estrangulado. Lo asfixiaron hasta darle muerte”, dijeron fuetes del caso. El estudio forense reveló, además, que la víctima tenía un corte en la parte posterior del cuello, hematomas propios del ahorcamiento y signos de defensa en brazos y manos.
Era el comienzo de una investigación por homicidio. Por las pruebas reunidas hasta el momento, los investigadores descartaron la hipótesis del robo como móvil del homicidio. Realizaron un relevamiento en toda la vivienda y establecieron que no había signos de violencia en ninguno de los accesos a la casa y que todos los ambientes se hallaban en orden y con todos los objetos de valor en su lugar.
“El único faltante que se pudo establecer fue el del teléfono celular de la víctima. En la casa había una caja de seguridad, que en su interior tenía el dinero que contenía, intacto”, explicó a LA NACION una calificada fuente del caso.
Con el fiscal Camafreita colaboran detectives de la Delegación Departamental de Investigaciones (DDI) de San Isidro y de la SubDDI de Pilar.
La autopsia también reveló que el asesino o asesina utilizó un “elemento fino” para ahorcar a la víctima. La sospecha es que el o la homicida usó un cable para estrangular al ingeniero electrónico.
“Se revisó toda la casa, pero no fue hallado ningún cable que podría haber sido utilizado para ahorcar a la víctima”, agregaron las fuentes consultadas.
Otro dato que es materia de investigación es una sábana que los pesquisas encontraron ya lavada en el tambor del lavarropas, y que la empleada aseguró que ella no la puso allí, sino que estaba colocada en una de las habitaciones que preparó.
“Estamos trabajando con los registros de los ingresos y egresos al country de esos días, con las cámaras de seguridad internas y de la entrada y con la línea del teléfono celular de la víctima, que es lo único que se llevaron”, dijo a Télam una fuente judicial.
El día del homicidio, según pudo saber LA NACION de voceros de la investigación, nadie se presentó en el ingreso del country para pedir autorización para ingresar en la casa de la víctima.
“El viernes pasado no se registró ninguna visita para la casa de la víctima”, sostuvo una fuente del caso.
En las últimas horas, se presentó ante el fiscal Camafreita el abogado Tomás Farini Duggan en representación de los hijos de la víctima, quienes solicitaron ser aceptados como particulares damnificados. El letrado solicitó una serie de medidas de prueba.
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