Crimen en el country: pidieron los movimientos bancarios y datos de las cuentas en el exterior de la familia de la víctima
Así lo solicitó el fiscal Germán Camafreita, funcionario a cargo de la investigación del homicidio del Roberto Eduardo Wolfenson Band; la pareja del ingeniero asesinado en su casa de La Delfina, Graciela Orlandi, quiere ser aceptada como particular damnificada
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A dos semanas del homicidio del ingeniero Roberto Eduardo Wolfenson Band, asesinado en su casa del country La Delfina, en Pilar, se intensificó la pista económica como móvil del crimen. El fiscal Germán Camafreita, funcionario a cargo de la investigación, solicitó los movimientos bancarios y la información de cuentas en el exterior de la familia de la víctima.
Así lo informaron a LA NACION calificadas fuentes judiciales. “El fiscal Camafreita hizo un pedido ante el juez de Garantías Nicolás Ceballos, magistrado que interviene en el expediente, para conocer los movimientos bancarios y los datos sobre cuentas en los Estados Unidos, Brasil y Uruguay de los hijos de la víctima, Laura y Esteban Wolfenson; de la pareja del ingeniero asesinado, Graciela Orlandi, y de los dos hijos de la mujer. También hizo una solicitud sobre un supuesto seguro de vida contratado por la empresa para la que trabaja el ingeniero”, explicaron los voceros consultados.
El representante del Ministerio Público Fiscal también hizo lugar al pedido hecho por el abogado Tomás Farini Duggan, representante de los hijos de la víctima, de solicitar información al Colegio de Escribamos de la provincia de Buenos Aires y de la ciudad de Buenos Aires para conocer si Wolfenson Band había firmado en el último tiempo algún testamento.
En las últimas horas, Orlandi, pareja de la víctima, representada por el abogado Alejandro Broitman, se presentó ante el juez Ceballos y pidió ser aceptada como particular damnificada, es decir, ser parte de la causa para tener acceso al expediente y pedir medidas de prueba. En las próximas horas el magistrado deberá resolver la solicitud.
Hoy, el fiscal Camafreita le tomará declaración testimonial de manera virtual a dos amigos de la víctima. La medida había sido solicitada por el abogado Farini Duggan.
El representante del Ministerio Público también pidió la colaboración de la Unidad Fiscal Especializada en Investigaciones de Ciberdelito (Ufeic) del Departamento Judicial de San Isidro, conducida por el fiscal Alejandro Musso, que se encargara de hacer un peritaje sobre los dispositivos electrónicos secuestrados, como las dos computadoras que la familia de la víctima entregó a los investigadores.
La franja horaria en la que, según la autopsia, ocurrió el homicidio es entre las 13 y las 19 del viernes 23 de febrero pasado. Pero el asesino tuvo que haber actuado hasta poco antes de las 17, porque a esa hora llegó al country el profesor de piano que le daba clases a domicilio a la víctima.
Fue a partir de la llegada a la casa del lote 498 del profesor de piano que se descubrió la muerte del dueño de casa. La última persona que lo vio con vida, sin contar al asesino o asesina, fue la empleada doméstica que trabajó el jueves pasado en la casa de la víctima.
La mujer declaró como testigo y aportó un detalle que no pasó por alto a los investigadores: el día que encontraron muerto al ingeniero vestía la misma ropa con la que lo vio el último día que trabajó en la casa: una chomba anaranjada, pantalón tipo jogging azulado y con unas Crocs.
Anteayer declaró como testigo la médica forense Silvina Aguirre, facultativa que estuvo a cargo de la operación de autopsia.
“La médica forense dijo que la víctima no tuvo sobre vida, no sufrió agonía. El ataque terminó con el fallecimiento. El arma homicida fue un pedazo de tanza, un hilo o un cable bastante consistente para constreñir y cortar. Las lesiones que tenía en las manos y en las cervicales son concordantes y simultáneas”, dijeron a LA NACION fuentes al tanto de la declaración de Aguirre.
La facultativa reiteró que el ingeniero presentaba signos de defensa. “La escena del crimen fue el lugar del hallazgo del cuerpo [una habitación de la planta alta de la casa de la víctima que solían utilizar las visitas que se quedaban a dormir]. En principio, fue un solo atacante. Aguirre dijo que el cadáver no había tenido movimiento y explicó que lo podía afirmar por las livideces que sola estaban en la parte dorsal, que fue la posición del cuerpo cuando fue encontrado”, agregaron las fuentes consultas.
Wolfenson Band se defendió y luchó por su vida. Las lesiones en sus manos fueron consecuencia de que hizo “contra fuerza” para impedir que lo ahorcaran.
Sobre el ataque mortal, sostuvo que “fue por detrás de la víctima, un movimiento constrictor y fuerte en el cuello que causó el corte de la cervical”.
Aguirre también dijo que le alcanzó con ver el cuerpo para darse cuenta de que había sido un homicidio. La afirmación podría complicar a médico de la policía bonaerense Marcelo Rodrigué, facultativo que estuvo en la escena del crimen y, después de revisar el cuerpo, sostuvo que el ingeniero había sido víctima de un infarto de miocardio.
En las últimas horas, el fiscal Camafreita denunció a Rodrigué ante la posibilidad de que haya cometido un delito de acción pública y la causa recayó en la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) N° 4 de Pilar, conducida por el fiscal Gonzalo Agüero.
“Nadie que ve esa escena pensaría que esa muerte se produjo por un infarto. Vi las fotos, no soy médico, pero está claro que por la gran cantidad de sangre y las lesiones que se observan, por lo menos tendría que haber dictaminado una muerte dudosa. Fue un homicidio de manual”, había dicho días atrás el abogado Farini Duggan.
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