Crimen en Boulogne. En el barrio Santa Rita no cesa el estupor tras el aberrante homicidio de Federico Sáenz
Según los vecinos, “no había grandes hechos de inseguridad” en la zona de San Isidro; dijeron que la víctima y su pareja cultivaban el bajo perfil
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En el patio delantero del chalet situado en Aguado 1251 aún están tirados en el suelo la manguera y los productos de limpieza con los que la médica María Laura Martínez lavaba su auto, el domingo al mediodía, cuando un lobo solitario saltó la reja con fines de robo y desató el horror y la muerte.
El homicidio de Federico Sáenz, un programador informático de 41 años, estrangulado con un cable HDMI y arrojado a la pileta por Mauricio Nahuel Fernández, era una daga clavada en el ánimo de los vecinos del barrio Santa Rita. Las calles arboladas parecían tranquilas, pero esa tranquilidad, en realidad, era reflejo del estupor.
Los pocos vecinos que, durante la tarde, aceptaron un breve diálogo con LA NACION, afirmaron que en su barrio la inseguridad no es un problema acuciante. Pero el crimen del domingo trastocó todo.
Quien sí habló de forma más extensa con este cronista es Héctor Sánchez, guardia de seguridad que trabaja a diario en una garita en la esquina de Aguado y Capitán Juan de San Martín y que se convirtió en testigo esencial de este caso.
“Para mí fue una eternidad, pero pasó todo muy rápido. Yo estaba de recorrida a eso de las 11.40. Había pasado por el lugar hacía unos minutos. En el momento en que volví a mi puesto se acercó la propietaria de la casa, en estado de shock, porque un hombre había ingresado a su domicilio. Traté de tranquilizarla mientras llamaba al 911″, dijo.
Hizo dos llamadas. “La segunda fue para insistir”, afirmó. En minutos, la cuadra estaba atestada de patrulleros y policías que no tardaron en ingresar al domicilio donde, luego de reducir al delincuente en la cocina, encontraron a Sáenz dentro de la pileta, ya sin vida.
Él no vio el crimen, pero pasó toda la tarde del domingo en la comisaría 3ª de San Isidro declarando.
Según el guardia, el barrio Santa Rita es como cualquier otro en cuanto a inseguridad, aunque asegura que “nunca sucedió algo de este nivel”. Comentó que el crimen despertó ahora una gran preocupación entre los vecinos, que se encuentran alarmados por la tragedia.
Sánchez confió que la pareja era muy reservada y vivía en el chalet de la calle Aguado hacía unos cinco años. Otros vecinos dijeron que habían comprado la casa y la estaban pagando con mucho sacrificio.
Sorprendidos por el hecho
En línea con eso, Alejandro, un vecino de la zona, dijo que a pesar de que la pareja cultivaba el bajo perfil, sabía que ella era médica y él tenía un buen pasar trabajando como programador informático.
“Ellos se mudaron en 2017, aproximadamente. La verdad es que nunca tuve mucho vínculo porque pasaban bastante desapercibidos. Nunca hubo ningún problema con ellos, ni se quejaban por nada. Jamás imaginé que les podía pasar a ellos lo que les pasó”, opinó.
Susana, otra vecina, detalló que en ese barrio, a diferencia de otros de la zona, “todos se saludan y se conocen de vista”. Describió someramente a la víctima y a su pareja como gente trabajadora.
Ahora reconoció estar consternada por lo sucedido: “Nadie se esperaba que pudiera pasar algo de esta magnitud por acá”, aseguró.
“La verdad es que esta es una zona muy segura. Yo me mudé a este barrio hace 25 años y realmente nunca sucedió algo de este tipo. Quizás, cada tanto te enterás de que a alguien le robaron por la calle. De hecho, a mí me robaron un auto estacionado en la vereda. Pero lo que pasó con esta familia era inimaginable. Me resulta escalofriante”, sostuvo.
En la zona, además de la garita, los vecinos cuentan con cámaras y un sistema de alarma centralizado, además de que se encuentran conectados en varios grupos de WhatsApp. En ese sentido, todos afirman sentirse protegidos.
“Este barrio es muy seguro y tranquilo, nunca pasó nada. Igualmente, si te digo que no hay robos te estoy mintiendo, porque en el último tiempo han aumentado en cantidad. Pero son robos de celulares, medio al voleo, y demás. Nunca se vio algo con este nivel de violencia. La verdad, es muy raro lo que le sucedió a esta pareja. Me da mucha pena”, detalló otro vecino de la zona, que no quiso dar su nombre.
La casa que fue escenario del aberrante crimen parecía vacía. Al caer el sol, las luces exteriores se prendieron solas, pero el interior se mantenía a oscuras. Mientras tanto, los vecinos del barrio seguían consternados.
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