Crimen en Almagro: con la declaración de una de las acusadas, comenzó el juicio por el homicidio de un financista
A Carlos Walter Molina lo mataron de un tiro en el pecho el 19 de noviembre de 2021; dos mujeres comenzaron a ser juzgadas por su participación en el plan criminal; en la causa todavía hay un prófugo
- 6 minutos de lectura'
A Carlos Walter Molina lo ejecutaron de un balazo en el pecho. El crimen ocurrió el 19 de noviembre de 2021. La víctima, de 34 años, había pactado un encuentro en un departamento de Almagro con una joven a la que conocía como Camila y que lo había contactado para cambiar 7500 dólares. Era la tercera operación que hacían juntos. Una semana antes, esa supuesta clienta le había vendido 1200 dólares y, cinco días después, otros 3000. Aquel viernes, el financista llegó puntual a su cita. Llevaba consigo aproximadamente 1.000.000 de pesos. Pero apenas ingresó en el inmueble lo golpearon y le robaron la plata. Intentó defenderse, pero lo asesinaron. Hoy, dos mujeres comenzaron a ser juzgadas por su presunta participación en ese plan criminal. Mientras, el supuesto tirador continúa prófugo.
El debate, a cargo del Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) N°12, que juzga a Julieta Lacivitta y Estefanía Romero, se realiza de manera virtual a través de la plataforma Zoom. El prófugo es Eduardo Ajalla Cabrera, alias Calabaza, pareja de Romero.
Lacivitta, de 31 años, es considerada partícipe necesaria y cumple la prisión preventiva en la cárcel de mujeres de Ezeiza; Romero, de 38, está acusada de ser partícipe secundaria y está con arresto domiciliario.
En la primera audiencia, Lacivitta declaró y negó su participación en el crimen, ocurrido en el departamento 10° C del edificio situado en la avenida Díaz Vélez 3758, de Almagro, según pudo reconstruir LA NACION de fuentes que participaron de la audiencia.
Ante los jueces Darío Medina, Claudia Moscato y Luis Márquez, Lacivitta admitió que, por pedido de una persona con la que tenía una relación sentimental, fue dos veces al departamento donde mataron a Molina para cambiar dólares, pero negó haber estado en el lugar el día del homicidio.
En la audiencia de hoy también declaró la madre de Molina, María Elba Cardozo. Ante preguntas de su abogado, Darío Liurgo, la mujer recordó las medidas de seguridad que tomaba su hijo para hacer las operaciones de cambio de dólares.
También declararon como testigos Camila Barboza, prima de la víctima, y el inspector de la División Homicidios de la Policía de la Ciudad Christian Ardiles, que participó de la investigación.
El debate continuará pasado mañana con la presentación de más testigos y, posiblemente, los alegatos.
A Molina, según la investigación del fiscal Marcelo Munilla Lacasa, lo asesinaron de un tiro en el pecho entre las 18 y las 18.08 del 19 de noviembre de 2021. Poco después de ser golpeado, en cuanto entró en el 10° C de Díaz Vélez 3758, y tras una breve pelea donde intentó defenderse y resistirse al robo, recibió el disparo mortal.
Operaciones previas
El representante del Ministerio Público dio por probadas las dos operaciones de compraventa de dólares que había admitido Lacivitta, a la que la víctima había conocido como “Camila”, una supuesta cliente. “Con las primeras transacciones se pretendió generar una confianza con Molina”, sostuvo, durante la instrucción de la causa, el juez Fernando Caunedo.
El 7 de junio del año pasado, un día antes de que Caunedo elevara parte de la causa a juicio, Lacivitta pidió ampliar su declaración indagatoria y “aceptó haber intervenido en el cambio de divisas con el fallecido Molina en las dos primeras oportunidades, pero negó su presencia en el departamento el 19 de noviembre de 2021″, según el expediente judicial, al que tuvo acceso LA NACION.
El abogado defensor de Lacivitta, Marcelo Augusto Mottura, había pedido el sobreseimiento de la imputada al considerar que “los argumentos esgrimidos y que hacen las veces de plexo probatorio incriminante efectuados por el Ministerio Publico Fiscal y la querella son por demás insuficientes y carecen, por ello, de la fuerza legal concomitante como para, por ello, elevar las presentes actuaciones a juicio”.
Pero el magistrado de primera instancia rechazó el planteo de la defensa. “En definitiva, la argumentación del nuevo defensor, respaldado en el descargo que tardíamente realizó su asistida en la indagatoria de ayer [por el 7 de junio pasado], mientras el proceso atravesaba la etapa intermedia y se había estimado completa la instrucción, no aporta argumentos nuevos que no hayan sido ponderados antes, y de ninguna manera acredita la inocencia de su asistida como para justificar el cierre anormal en esta etapa intermedia, cuando la fiscalía y la querella han requerido la discusión del caso en un juicio oral y público, etapa sustancial del proceso penal, de acuerdo a las previsiones del legislador, y hay sospecha bastante de la intervención de la imputada en las operaciones de cambio de divisas con Molina que, en la tercera oportunidad, culminaron con su violento deceso”, sostuvo el juez Caunedo.
La línea telefónica utilizada por los delincuentes para comunicarse con la víctima fue activada el 10 de noviembre pasado y se utilizó por última vez nueve días después, el día del crimen.
Tras la activación de la citada línea telefónica, Molina recibió un mensaje de una persona que se presentó como Camila y lo consultó sobre cómo se manejaba para la operación de compra y venta de dólares. El financista daba cuenta de su actividad en las redes sociales.
“Se determinó que Camila fue personificada por Lacivitta. Se constató que los audios eran enviados por ella, y que mantuvo diversas conversaciones por WhatsApp con Molina, donde pedía cotizaciones para cambiar dólares por pesos”, según el expediente judicial.
Para el fiscal Munilla Lacasa y los detectives de la Policía de la Ciudad, no siempre fue Lacivitta quien se comunicó con el financista. Cuando los mensajes eran escritos, existe la posibilidad de que Calabaza o su mujer hayan utilizado la línea telefónica.
“Ese teléfono activó la celda que se encuentra frente al domicilio que comparte la pareja y pudimos constatar un patrón de movimiento coincidente entre ese abonado y el automóvil que se usó como medio de transporte u apoyo durante el homicidio”, se afirmó en la causa judicial.
El auto en cuestión, un Peugeot 208 blanco, está a nombre de la mujer de Ajalla Cabrera y el ahora prófugo tenía autorización para conducirlo. Coincidentemente, el vehículo, durante los tres encuentros de Molina con la falsa Camila, estuvo estacionado cerca del edificio de avenida Díaz Vélez 3758.
En las comunicaciones previas al homicidio, Camila le anticipó al cambista que quería vender 15.000 dólares. Pero Molina prefirió hacer la operación en dos veces.
Los delincuentes “pactaron un último encuentro, en donde ya sabían que lo iban a desapoderar de la suma de dinero que llevara Molina y, por algún motivo, los que participaron de ese encuentro lo mataron. Luego descartaron el teléfono y la línea telefónica”, según consta en la causa judicial.
Otras noticias de Homicidio
Más leídas de Seguridad
Tragedia familiar. Un padre y su hija murieron tras caer a un arroyo en medio de una pelea
Drama en Mendoza. Murió un hombre que fue baleado por su madre anciana porque “no podía cuidarlo más”
40 segundos de horror. El violento ataque a cuchillazos de un hombre a una mujer en una pizzería de Núñez
Tiroteo en Villa Lugano. Un policía de la Ciudad recibió un balazo en el cuello mientras perseguía a un sospechoso