Crimen e indignación en La Pampa: atacaron la comisaría donde está presa la madre del chico de 5 años muerto a golpes
Medio centenar de manifestantes arrojaron piedras contra la seccional y prendieron fuego patrulleros
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La conmoción social por la muerte de Abel Lucio Dupuy, el chico de 5 años que murió el viernes en el Hospital Evita, de la capital de La Pampa, al que llegó con un cuadro de convulsiones y con signos de politraumatismos y estigmas de agresiones de reciente y vieja data presuntamente sufridas a manos de su madre y de la pareja de ella, encendió la indignación, que ayer tuvo sus consecuencias.
Serios incidentes se registraron esta tarde en Santa Rosa, cuando durante una marcha para reclamar justicia en el caso medio centenar de manifestantes atacaron la comisaría 6ª, donde están detenidas Magdalena Espósito Valenti, de 24 años, madre de Lucio, y Abigail Páez, de 27, su pareja y quien llevó al chico a la Unidad Regional, cuando convulsionaba, situación que atribuyó a un presunto robo en el que el chico se había caído.
Según informaron distintos medios de comunicación locales, manifestantes arrojaron piedras contra la seccional situada en Trenel y El Piquilín, y prendieron fuego tres autos, entre ellos, dos patrulleros. Una parte de esa turba intentó ingresar en la comisaría para llegar hasta las celdas en las que las dos mujeres están alojadas desde el sábado, cuando el juez de Control Néstor Ralli les dictó la prisión preventiva “hasta la finalización del proceso”, según explicó la fiscal Verónica Ferrero.
En esa audiencia, la madre de Lucio y su pareja se negaron a declarar. A Espósito Valenti se le informó que está acusada de homicidio calificado por el vínculo, para el cual se prevé la pena única de prisión perpetua. En tanto, Páez está acusada de homicidio simple, delito con una escala punitiva de 8 a 25 años de cárcel.
Fuentes judiciales dijeron que en la autopsia se comprobó que el chico había muerto por “múltiples golpes” y que tenía mordeduras y quemaduras de cigarrillo de vieja data.
El viernes a la noche, el niño fue llevado inconsciente al Hospital Evita. Tenía sangre en la boca y moretones en distintas partes del cuerpo. Según publicó Diario Textual, de Santa Rosa, “incluso tenía la marca de una zapatilla en la espalda”.
Las primeras indagaciones sobre el caso dan cuenta de que esa noche Lucio se había quedado con Páez porque su madre debía ir a trabajar al Casino Club. Según publicó Diario Textual, Abigail Páez llegó a ensayar como justificación. “Me entraron a robar, lo dejé solo un par de segundos y se me cayó”.
“Tenía desde mordeduras, quemaduras de cigarrillos, golpes con objetos contundentes, de todo… algo pocas veces visto”, aseguró a El Diario de La Pampa una fuente judicial con acceso al expediente.
NO TENGAN HIJOS SI REALMENTE NO LO DESEEAN O NO LO PLANEAN COMO UNA GRAN META O COMO LO MAS IMPORTANTW EN SUS VIDAS!!
— Abi (@AbigailPaez26) October 15, 2021
NO TRAIGAN PIBES AL MUNDO PARA SUFRIR LA CONCHA DE SU PUTA MADRE
El dolor del padre
La tenencia del niño era objeto de un litigio entre sus padres. “La Justicia nunca me escuchó”, dijo Christian Dupuy, padre de Lucio, que reclamaba la custodia de su hijo bajo el argumento de que sufría malos tratos en la casa de su madre, en la calle Allan Kardec al 2300, en el barrio Atuel, de Santa Rosa.
Dupuy y Espósito Valenti convivieron en General Pico hasta hace tres años, cuando se separaron y ella formó pareja con Abigail Páez.
Según la familia paterna de Lucio, ella se mudó a Córdoba y dejó a su hijo en La Pampa. El chico, entonces, quedó al cuidado de Maximiliano, hermano mayor de su padre.
Christian Dupuy litigó para obtener la tenencia del chico, que la Justicia le atribuyó a la madre. Según Diario Textual, los organismos de prevención de violencia familiar y de Niñez de la provincia “nunca intervinieron” porque “no hay registros de denuncias sobre maltratos o golpizas” contra el chico.
“Perdoname, hijo, no llegué a tiempo”, escribió Christian Dupuy horas antes del entierro de Lucio. “Me dejás con el alma rota buscando ‘el por qué’ de tantas cosas y me doy cuenta ahora de lo que estabas sufriendo y yo sin saberlo […] Por eso tardabas en contestarme cuando te preguntaba si eras feliz. Te tenían en silencio… tenías miedo y yo no me di cuenta”, concluyó, torturado por el dolor”.
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