Crimen del empresario: detuvieron a la esposa de la víctima
Las sospechas de los investigadores se confirmaron finalmente con el resultado del peritaje balístico. Gabriela Aracy Moreyra de Nusbaum, la esposa del empresario rural asesinado de un balazo mientras dormía, tenía restos de deflagración de un arma de fuego en sus manos. Ese análisis indicaría que fue ella quien realizó el tiro mortal. Tras ese análisis se complicó la situación procesal de la mujer, que fue detenida por la policía bonaerense. Así lo informaron a LA NACION fuentes policiales.
Rolando Josué Nusbaum, de 67 años, fue ejecutado de un disparo en la cabeza mientras estaba acostado y tapado en la cama de su habitación del club de campo Las Ranitas, en la localidad de Open Door, Luján. Su esposa, Gabriela Aracy Moreyra de Nusbaum, de 39, había declarado que ambos habían sido víctimas de un robo y que, incluso, fue obligada por los delincuentes a sacarlos del lugar ocultos en el baúl de su auto, para evitar el puesto de guardia instalado en la entrada.
Sin embargo, sus palabras fueron puestas en duda por la autopsia, que reveló un dato singular, que abrió múltiples hipótesis sobre el crimen: el hombre fue ejecutado de un solo tiro en la cara, mientras estaba acostado y tapado en la cama de su habitación.
Los peritos llegaron a la conclusión de que la víctima recibió el mortal balazo mientras dormía, ya que no se detectaron señales de intentos de defensa.
En su declaración, la esposa de la víctima (empresario rural y administrador de un coto de caza en La Pampa) había sostenido que los ladrones habían robado armas cortas y largas, cuchillos, U$S30.000 y dos teléfonos celulares.
La versión sobre el robo no había convencido a los investigadores, que buscaron elementos para comprobar el relato expuesto por la esposa del empresario asesinado. Los primeros peritajes no habrían detectado rastros humanos en el baúl del vehículo, supuestamente utilizado para ocultar a los delincuentes durante su fuga. En tanto los detectives buscaron imágenes de cámaras de seguridad para verificar el presunto recorrido efectuado por la mujer, obligada a colaborar con los ladrones, según su propia versión de los hechos. Al encontrarse en sus manos huellas de componentes químicos compatibles con un disparo, se ordenó el arresto de Moreyra como sospechosa de homicidio calificado por el vínculo y alevosía.
En caso de ser culpable podría recibir una pena de cadena perpetua al considerarse la relación sentimental que unía a la acusada con la víctima. Se trataría, en ese caso, de una calificación similar a la que llevó a Nahir Galarza a recibir una pena de prisión perpetua.
El homicidio es investigado por el fiscal Pablo Vieiro, de la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) N° 10 descentralizada de Luján, que tiene la colaboración de detectives de la policía bonaerense.
Según informaron fuentes de la investigación, "la víctima fue ultimada en su cama, sin signos de haberse resistido, con herida de arma de fuego en pómulo derecho. La presunción de los médicos forenses es que el disparo se hizo a corta distancia mientras dormía, debido a la posición del cuerpo y las características de la herida".
En la escena del crimen se incautó una vaina servida calibre nueve milímetros "marca RP, la misma encontrada en una caja de munición de la víctima, presumiéndose que se utilizó la pistola del hombre asesinado, que estaba guardaba en su mesa de luz", agregaron los informantes.
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