El 2 de enero próximo, los ocho imputados comenzarán a ser juzgados por el asesinato del joven estudiante de Derecho, ocurrido en el verano de 2020
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Los trasladaron desde la cárcel de Dolores a la Alcaidía Departamental La Plata 3, en Melchor Romero, y se caracterizaron por el bajo perfil. Una vez por semana, los ocho jóvenes acusados de haber asesinado a golpes a Fernando Báez Sosa, crimen ocurrido el 18 de enero de 2020, reciben visitas de sus familiares. La mayor parte del tiempo la pasan en las celdas, que comparten de a dos. Una vez por día salen al patio durante un máximo de tres horas.
“Están transitando la experiencia de detención de forma adecuada”, sostuvo a LA NACION una persona que habla periódicamente con los ocho jóvenes. El 2 de enero próximo comenzarán a ser juzgados por los magistrados María Claudia Castro, Christian Rabaia y Emiliano Lazzari, integrantes del Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) N° 1 de Dolores.
Luciano Pertossi, de 21 años y apodado Chano; Ciro Pertossi, de 22; Lucas Pertossi, de 23; Ayrton Viollaz, de 23; Máximo Thomsen, de 23; Enzo Comelli, de 22; Matías Benicelli, de 23, y Blas Cinalli, de 21, están imputados de “homicidio doblemente agravado por alevosía y por el concurso premeditado de dos o más personas”.
En el juicio se debatirán además las responsabilidades penales de todos ellos por las lesiones sufridas por cinco amigos de Báez Sosa, que se encontraban con él cuando fue asesinado.
“Están en una situación de encierro, pero tranquilos. Tenemos una comunicación casi diaria”, agregó la fuente consultada. Las cuatro celdas donde están alojados los ocho acusados están una al lado de la otra.
Al igual que el resto de las personas alojadas en la Alcaidía Departamental La Plata 3, los acusados de matar a Báez Sosa, de 19 años, pueden usar teléfono celular para comunicarse con sus familiares y amigos. Tienen un móvil para los ocho.
“En el tiempo que llevan alojados en Melchor Romero no se han registrado incidentes con sus compañeros de alojamiento, ni con el personal penitenciario. Cuando no salen al patio, pasan sus horas en la celda”, afirmó a LA NACION una fuente oficial.
Hace un mes, Máximo Thomsen salió de la prisión. Fue trasladado a un centro de salud de La Plata, donde fue intervenido quirúrgicamente de una hernia inguinal, agregaron las fuentes consultadas.
Las alcaidías no dependen del Servicio Penitenciario Bonaerense (SPB), sino de la Dirección Provincial de Alcaidías Departamentales del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la provincia de Buenos Aires, cartera a cargo de Julio Alak.
“Todos mantiene un perfil muy bajo, y se comportan con respeto hacia el personal”, agregaron los informantes.
A diferencia de los demás internos de la Alcaidía Departamental La Plata 3, los ocho acusados de matar a golpes a Báez Sosa no participan de los distintos talleres que se dictan tras las rejas.
Como el resto de los internos, desde el primer día, tienen un seguimiento médico y psicológico periódico. “No tienen ningún privilegio”, afirmaron las fuentes consultadas.
Según el expediente judicial, al momento de quedar detenidos, la mayoría de los acusados eran estudiantes. Salvo Lucas Pertossi, que dijo trabajar de técnico en Seguridad e Higiene, Viollaz, que tenía como ocupación laboral la de técnico electromecánico, y Benicelli, que trabajaba en un taller de chapa y pintura para autos.
La semana próxima, los ocho imputados, que son defendidos por el abogado Hugo Tomei, saldrán de sus celdas. Volverán a la ciudad de Dolores, donde estuvieron hasta el 13 de marzo de 2020 alojados en la Unidad 6 del Servicio Penitencio Bonaerense (SPB). De allí fueron trasladados a la alcaidía platense. En el viaje se definirá su futuro. Tras, en principio, 22 audiencias se conocerá si son condenados y, en ese caso, qué condena recibirán.
El debate, donde el Ministerio Público estará representado por el fiscal Juan Manuel Dávila, se realizará en la Sala de Audiencias Multifueros del Palacio de Tribunales de Dolores.
En la primera audiencia, los ocho acusados escucharán las emotivas palabras de Silvino Báez y Graciela Sosa, los padres de la víctima, quienes serán los primeros testigos del juicio.
“Los ocho acusados planearon y acordaron emboscar, con la intención de matar, a Fernando Báez Sosa. Se va a probar que hubo alevosía. Está muy claro, para nosotros, que había una decisión. La decisión era quitarle la vida a la víctima. Vamos a trabajar para que los acusados se lo condene a la pena de prisión perpetua. Para nosotros los ocho acusados son coautores del crimen. Todos cumplieron un papel”, afirmó a LA NACION el abogado Fernando Burlando, que representa a los padres del joven asesinado.
Para la segunda jornada está prevista la declaración testimonial de Julieta Rossi, la novia de Báez Sosa, y diez amigos de la víctima, testigos presenciales del crimen ocurrido en la madrugada del 18 de enero de 2020 frente al boliche Le Brique, en Villa Gesell.
“Cuando salí [de Le Brique] estaba la ambulancia y Fer estaba en el piso, yo me acuerdo que lo vi, pero no sabía que era él. Estaba Santiago Corbo [amigo de Báez Sosa], le pregunté quien era [la persona que estaba en el piso]. Me dijo que era Fer. Me agarró y no me acuerdo mucho más. Vomité al costado de la calle, quise ir a donde estaba [su novio], pero la chica de la ambulancia y Santiago Corbo no me dejaban acercarme”, sostuvo Rossi al comenzar su declaración testimonial en la instrucción de la causa.
Según el requerimiento de elevación a juicio firmado por la fiscal Verónica Zamboni, cuando a Rossi le preguntaron qué proyectos tenían con Fernando, respondió: “Fer era mi primer novio y yo la suya. Tenemos [sic] 19 años, estábamos aprendiendo juntos. Los proyectos eran cosas tontas, capaz, pero que significaban un montón para nosotros. Era mi novio, pero también era mi mejor amigo”.
Uno de los amigos de Báez Sosa que va a declarar en la segunda audiencia es Juan Bautista Besuzzo. Cuando prestó testimonio en la instrucción de la causa sostuvo: “El primer masculino que le pegó a Fernando era alto, de 1,85 metros, de contextura robusta, cabello castaño oscuro, quien vestía una remera blanca, borcegos marrones y un pantalón aparentemente bordó o marrón. Creo que este masculino con el golpe lo sentó a Fernando. Ahí yo lo veo a Fernando de rodillas. Este muchacho lo golpeó a Fernando en el piso, le dio al menos tres patadas en la mandíbula. Ahí Fernando ya no respondía. Yo me quedo enfrente, shockeado y veo a Fernando en el piso desvanecido, como en una posición fetal”.
Besuzzo recordó que el grupo de amigos llegó en ómnibus a Villa Gesell el 16 de enero de 2020 y se hospedaron en el hostel Hola Ola. El fin de semana terminó en tragedia.
Para la segunda audiencia también se espera el testimonio de Julián García, otro amigo de Báez Sosa. Se trata del muchacho que, a las 4.40 de ese trágico 18 de enero de 2020, fue agredido por un grupo de jóvenes. Fernando fue echado del boliche por los patovicas por intentar defenderlo.
“A los cinco minutos de estar ahí [afuera del boliche], charlando con los chicos sobre el motivo por el cual los habían sacado y sobre lo que había pasado adentro, es cuando aparece un grupo de jóvenes. Eran seis o siete. Nos empezaron a golpear a todos. Recibí un golpe en la boca, pero no fue nada, otros recibieron más que yo. Quedé aturdido porque fue en un oído [el golpe]. Fui enfrente a buscar a los de seguridad de Le Brique. Uno de los agresores decía textualmente ‘ahora qué pasa que estamos afuera’, como incitando la pelea. Cuando me doy vuelta lo veo a Fernando en cuero [sic], tirado en el piso, y que le estaban pegando patadas, en ningún momento vi arma ni elemento alguno, eran piñas y patadas”, sostuvo García en su declaración en la instrucción del expediente.
En el juicio también se escuchará la voz de Federico Raulera, otro amigo de la víctima. Repetirá lo que ya declaró bajo juramento de decir la verdad: que le pedían a los agresores que se detuvieran y que el ataque duró entre dos y tres minutos.
“Le pegaron golpes de puño, lo empujaron y tiraron al piso. Trato de defenderlo pegándole a algunos de los sujetos. En un momento a mí me empujan, me tiran al piso, pegándome patadas por el cuerpo, principalmente en la cabeza, y piñas en el cuerpo, creo que eran al menos tres personas las que me agredían a mí. Creo que eran, al menos, ocho sujetos masculinos los que nos agredían. Al levantarme, veo a algunos de mis amigos golpeados y a Fernando ensangrentado, con la cara muy golpeada, inconsciente. Otro de los agresores empezó a gritar ‘a ver si volvés a pegar, negro de mierda’, supongo que se refería a Fernando”, dijo Tomás D’Alessandro Gallo. Él fue quien llamó al 911 para denunciar el ataque.
Los dos últimos de los 176 testigos previstos para el debate no son amigos de la víctima. Son amigos de los ocho acusados: Juan Pedro Guarino y Alejo Milanesi, dos jóvenes que estuvieron imputados y presos 23 días. Ambos terminaron sobreseídos.
De acuerdo a la instrucción del caso, el crimen de Fernando se produjo “entre las 4.41 y las 5 del 18 de enero de 2020, frente al local bailable ubicado en avenida 3 y paseo 102, pleno centro de Gesell”.
El episodio quedó registrado por cámaras de seguridad y en teléfonos celulares de personas presentes en la zona, por lo que los sospechosos fueron identificados y detenidos horas más tarde en la casa que alquilaban, a pocas cuadras del lugar.
Según la investigación, los ocho jóvenes que serán juzgados “acordaron darle muerte” al joven estudiante de derecho, y para ello “previamente, distribuyeron funcionalmente sus roles”, luego de que “minutos antes, al encontrarse en el interior del local bailable, tuvieran un altercado” con él, “quien se encontraba acompañado con su grupo de amigos”.
La fiscal Zamboni, a cargo de la investigación, explicó en su pedido de elevación a juicio que “aprovechándose del estado de indefensión de la víctima, con el fin de darle muerte y cumplir con el plan acordado, los acusados le propinaron” en el suelo “varias patadas en su rostro y cabeza”, y los golpes le produjeron “lesiones corporales internas y externas” que “provocaron su deceso en forma casi inmediata, al causarle un paro cardíaco producido por shock neurogénico debido a un traumatismo grave de cráneo”.
A una semana del comienzo del juicio es aún una incógnita si los ocho acusados decidirán declarar y que su voz sea escuchada por primera vez. “Primero habrá que escuchar al fiscal y la evidencia. Después decidirán”, explicó una fuente que habla con los imputados. El debate comienza pronto.
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