Crimen de Nora Dalmasso: por qué el fiscal acusa al viudo
Para el Ministerio Público cordobés, el homicidio de Nora Dalmasso tuvo un móvil económico, originado en desavenencias matrimoniales. En esa línea, el crimen habría sido planeado por el esposo de la víctima, Marcelo Macarrón, quien mediante una promesa de pago habría contratado a un sicario para que matara a su mujer, y se habría nutrido de una coartada con la participación en un torneo de golf en Punta del Este, a 1100 kilómetros de Río Cuarto, escenario del femicidio aún irresuelto.
Al describir cómo se concretó el asesinato, ocurrido el 25 de noviembre de 2006 en el country Villa Golf, en aquella ciudad del sur de Córdoba, el fiscal Luis Pizarro indicó que el viudo sería un eslabón en una cadena de "adláteres" que intentaban obtener ventajas políticas y económicas del crimen.
"En una fecha que no se puede determinar con exactitud, presumiblemente unos meses antes del día del homicidio, Marcelo Macarrón, en un acuerdo delictivo con personas aún no identificadas, por desavenencias matrimoniales y con la intención de sus adláteres de obtener una ventaja, probablemente política y/o económica, del estrépito de la eventual muerte, planificó dar muerte a su esposa, Nora Dalmasso", expresó el fiscal al requerir que el expediente se resuelva en un juicio oral.
De esto se desprende que el fiscal presume que por encima de Macarrón habría otras personas, posiblemente empresarios y políticos.
En la página 45 del apartado A.2 del pedido para que el acusado sea sometido a juicio, Pizarro incluyó el "análisis económico y patrimonial" del matrimonio Dalmasso-Macarrón. Según consideró el fiscal, la mayoría de los bienes de la sociedad conyugal provenían del esposo.
"Macarrón se refirió a su mujer como una empresaria para ocultar la realidad y cubrir las desavenencias en el matrimonio", sostuvo el representante del Ministerio Público respecto de lo que el acusado manifestó en una conferencia de prensa realizada días después del crimen.
Al fundar sus sospechas contra Macarrón y sobre el presunto móvil económico, el fiscal consideró que Nora Dalmasso lejos estaba de ser una empresaria. Si bien trabajaba en la firma familiar dedicada a los servicios fúnebres, "nunca fue accionista de la compañía y su puesto [tras el crimen] fue ocupado por una empleada contratada a través de un programa destinado a que los jóvenes puedan acceder a su primer empleo".
El representante del Ministerio Público requirió que Macarrón sea juzgado como presunto instigador de un homicidio calificado por el vínculo, por la alevosía y por promesa remunerativa.
"Valiéndose de coartadas previamente organizadas, de la certeza tanto de ausencia de los demás integrantes de la familia [los dos hijos de a pareja] como de la única presencia de Nora Dalmasso en su domicilio, contrató a una persona para dar muerte a su esposa, por precio o promesa remunerativa. Para lograr este objetivo el acusado le suministró información y, presumiblemente, le entregó el juego de llaves de la casa", describió el fiscal en su dictamen.
Aunque acusó a Macarrón de haber contratado uno o varios sicarios para ejecutar el crimen, Pizarro no describió en su detalle de imputación quiénes fueron los supuestos autores materiales del homicidio ni cómo los conoció el viudo o si hubo un intermediario, ni cuánto les habría pagado por el "trabajo".
La estructura del crimen descripta por el fiscal tuvo como ejes los problemas de pareja, el supuesto pedido de divorcio hecho por Dalmasso, el análisis patrimonial que reveló que la mayoría de los bienes e ingresos del matrimonio surgieron de la actividad de Macarrón, y que supuestamente el marido habría sido el mayor beneficiado por la muerte de Nora.
Pero nada detalló en su dictamen acerca de cómo se habrían vinculado Macarrón -señalado como presunto instigador- y el sicario o autor material. En la investigación judicial no existe ninguna prueba que confirme esa conexión.
Paso a paso
"El acusado eligió concretar la empresa delictiva el último fin de semana de noviembre [de 2006], cuando se disputaría un torneo de golf en Uruguay al que concurriría con amigos. Así se aseguraría el éxito de su plan delictivo y despejaría cualquier posibilidad de sospecha sobre su persona", sostuvo el representante del Ministerio Público.
"Mientras Macarrón estaba en Punta del Este, entre las 20 del 24 de noviembre de 2006 y antes de las 3.15 del 25 de noviembre, al menos una persona ingresó en el domicilio situado en la calle 5 N° 627, del barrio cerrado Villa Golf. Luego se escondió en el interior de la vivienda a la espera de la llegada de Nora Dalmasso. Cuando la víctima llegó, a las 3.15, el homicida esperó a que realizara su rutina previa al descanso y abordó a Nora Dalmasso cuando estaba dormida en la habitación de su hija", detalló el fiscal al describir la mecánica del homicidio.
"Cumpliendo el plan delictivo acordado previamente con Macarrón y sus adláteres, el agresor tomó del cuello a Dalmasso, ejerció una fuerte presión con sus manos, anulando así toda posibilidad de defensa", sostuvo el fiscal.
"Como parte del plan criminal, el asesino del Nora Dalmasso ordenó la escena con la finalidad de simular un hecho de índole sexual, tras lo cual se retiró del lugar, sin dejar rastro alguno", concluyó Pizarro.
Al presentarse ante la Justicia, Macarrón rechazó tener responsabilidad en el homicidio. "Niego totalmente el hecho que se me imputa en esta causa; soy totalmente inocente, como ya lo he dicho en otras oportunidades. Por asesoramiento de mis abogados me voy a abstener de declarar", expresó ante el fiscal.
Luego de la requisitoria del fiscal, el abogado del imputado, Marcelo Brito, presentó un escrito de 39 páginas en el que se refirió al "sufrimiento que Macarrón viene padeciendo como consecuencia de un juicio mediático. No hay absolutamente ningún elemento probatorio que permita sostener racionalmente que acá hubo un concierto criminoso entre Macarrón y otras personas para dar muerte a Nora Dalmasso".Este cronista intentó comunicarse con el letrado para obtener su opinión sobre la acusación del fiscal, pero no obtuvo respuesta.
Brito no se opuso a que se realice el juicio y, entonces, Macarrón será juzgado por un tribunal que tiene a sus dos vocales recientemente designados -Natacha Irina García y Daniel Vaudagna- y un jurado popular integrado por ocho vecinos de Río Cuarto. Entre los jueces y los ciudadanos suman diez votos. Todavía no fue nombrado el presidente del tribunal, que tiene el voto decisivo en caso de empate. Ante ellos deberá probar su hipótesis Pizarro, en un debate que se realizará después de la feria judicial de invierno.
No existen antecedentes, al menos en la historia penal de Córdoba, de condenas contra instigadores de homicidios sin que se hubiera determinado también al autor material. Todos los antecedentes de crímenes por encargo ocurridos en la provincia registraron condenas para los autores materiales o para sicarios e instigadores en conjunto, pero nunca se condenó al autor intelectual de un crimen sin identificar al asesino.
Por el homicidio del senador radical Regino Maders, ocurrido en septiembre de 1991, el expolicía Hugo Síntora fue condenado a prisión perpetua como autor material. La Justicia nunca consiguió identificar al instigador del crimen.
El segundo episodio se registró en Villa María, en abril de 2008. Un tribunal de esa ciudad condenó a 15 y 7 años de prisión, respectivamente, a los hermanos Sebastián y Maximiliano Eve por el homicidio del gremialista Alejandro Roganti. Para la Justicia, el presunto instigador habría sido el también sindicalista Alejandro Brandolín, que todavía no fue sometido a juicio.
El tercer antecedente de crimen por encargo en Córdoba se registró en Río Cuarto. En noviembre de 1998, Mercedes Segalá fue condenada por haberle pagado US$ 60.000 a Víctor Quinteros para que matara a su esposo, Héctor Corradini.
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