Córdoba. Condenaron a 25 y 22 años de cárcel a dos expolicías que mataron a golpes a una vecina porque los denunció
Los dos hombres entraron de madrugada a la casa de la mujer, que había reclamado por los ruidos que hacían, y la golpearon con una baldosa en la cabeza
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CÓRDOBA.- La Justicia condenó a los expolicías Roque y Reyes Bonaldi, padre e hijo, a las penas de 25 y 22 años de cárcel, respectivamente, por asesinar a su vecina Lidia Cabrera. La madrugada del 6 de diciembre de 2020 entraron a la casa de la mujer y la golpearon con una baldosa hasta matarla; la víctima se había quejado de los ruidos que hacían en la vivienda de los acusados. Los había denunciado ocho veces, pero no obtuvo respuestas. Terminó muerta.
El homicidio ocurrió en el barrio Yofre Sud; los vecinos llamaron al número de emergencias 101 y cuando la policía llegó encontró a Cabrera, de 65 años, tirada en el piso, con sangre en la cabeza y signos vitales bajos. Murió poco después.
Rocío Bonaldi, de 29 años, fue absuelta. Estaba imputada por amenazas. Ella dijo que no estuvo en el lugar cuando ocurrió el crimen. Como su padre y su hermano, también era policía al momento del crimen, pero está en situación pasiva desde diciembre de 2019, tras haber sido denunciada por realizar amenazas con su arma reglamentaria.
En la audiencia de alegatos, el fiscal de Cámara, Mariano Antuña, había solicitado 36 años para los asesinos al considerar que habían cometido un homicidio simple, y dos años de prisión en suspenso para la hija, por amenazas. Entendió que no estaban dados los elementos necesarios para encuadrar el hecho como un homicidio agravado por alevosía, que hubiese implicado la pena única de prisión perpetua.
El abogado querellante, Carlos Nayi, sí pidió la pena máxima. En el juicio, la hija de la víctima, Yanina Moreno, reiteró que no hubo una pelea entre su madre y los Bonaldi, sino que los vecinos policías habían ingresado a la casa para matarla.
Moreno y Cabrera dormían cuando, a las 5, escucharon golpes y forcejeos en la puerta de su vivienda. Eran los Bonaldi, que habían entrado tras romper la cerradura.
“Mi mamá se levantó y llamó por teléfono a la policía. Alcanza a comunicarse y a relatar lo que pasaba. En ese momento, los agresores rompieron la puerta, la destrozaron de tal manera que le sacaron la cerradura y entraron”, describió.
Según la hija de la víctima, el primero en ingresar fue Bonaldi padre. “Le sacó el teléfono a mi mamá, la arrastró y la llevó afuera”, afirmó.
Moreno sostuvo que mientras a su madre la sacaron a la calle, ella forcejeó con Leonel Bonaldi. Él quería quitarle el teléfono celular, con el cual había empezado a filmar lo sucedido.
“Forcejeé con él porque quería mi celular. Yo no peleaba por un teléfono, por un aparato, yo peleaba porque con el celular estaba grabando toda la agresión”, dijo Moreno a la radio Cadena 3. Sus sobrinos se sumaron a la pelea y ella dejó de ver a su madre.
“Mamá estaba en el piso”, relató la mujer, al recordar el momento en que salió a buscarla. Dijo que uno de los agresores estaba sobre su madre y la golpeaba. “Ahí es cuando apareció un vecino, que no sé quién era, y me salvó la vida, porque los tipos tenían una baldosa en la mano, que me la iban a tirar en la cabeza”, explicó.
Denuncias desatendidas
La historia comenzó en 2016. Desde entonces, Cabrera y su hija hicieron ocho denuncias contra los vecinos. Después del dramático final se comprobó que los problemas no se reducían a “ruidos molestos”; las denuncias son por amenazas de muerte verbales y con arma de fuego, intimidación y daños. Tres fiscales pasaron. Nadie hizo nada.
“Recurrían una y otra vez a la unidad judicial a hacer denuncias. Nunca se hizo nada, les dieron tiempo a estos depredadores para actuar”, explicó el abogado Nayi días después del crimen.
“Cada una de las denuncias se paró. Iba y les decía que nos agredían, que nos decían ‘te queda poco a vos, te queda poco tiempo’. Nunca se tomó una acción; no entiendo ni los tiempos ni los manejos de la Justicia. Hoy ya es tarde. Nadie de esa familia quiso nunca parar las agresiones, en masa se venían a querer increparnos”, describió Moreno tras el asesinato de su madre.
Hoy, a la hora de las últimas palabras, Moreno sostuvo: “Me decían que filmara, que llevara prueba de las amenazas. No hicieron nada y nos dejaron en manos de criminales”. Y luego, de cara al tribunal y al jurado popular, concluyó: “Ha sido la máxima expresión de crueldad; fue un crimen alevoso”.
A continuación, hablaron los acusados. La primera fue Anabella Bonaldi, que negó haber amenazado a Yanina Moreno, y “menos con el arma de trabajo”, como definió su pistola reglamentaria; luego afirmó: “El hecho lo cometió mi papá, yo no estaba en ese lugar y me metieron nueve meses presa”, tiempo en el que, dijo, pasó “lo peor” de su vida.
Siguió su hermano, Leonel, que pidió perdón a la familia Cabrera. Sostuvo que no quiso “matar ni hacer daño a Yanina, simplemente sacarle el teléfono porque estaba filmando” cómo su padre mataba a su vecina.
Finalmente, Roque Bonaldi asumió su responsabilidad por el crimen. “Lamento mucho, de verdad, el daño que le hice a Lidia”, admitió, antes de la sentencia.
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