Córdoba. Condenan a perpetua a los autores de un cruento asalto comando
CÓRDOBA. En un juicio con jurados populares, la Cámara Octava del Crimen de Córdoba condenó a prisión perpetua a los tres delincuentes que participaron en un golpe comando en el que robaron 3 millones de pesos y que tuvo un saldo de tres muertos. Además, el tribunal pidió que ahora sea investigada la actuación de los funcionarios de seguridad y de los jefes policiales que estuvieron en el lugar del hecho, ocurrido en el verano de 2018.
En el fallo, dado a conocer esta tarde, los jueces solicitaron a la Policía de Córdoba que mejore la capacitación de sus efectivos y a la Justicia Federal, que acelere la investigación del origen del dinero sustraído.
En la madrugada del 18 de enero de 2018, el policía Franco Ferraro y los delincuentes Ricardo Serravalle y Rolando Ricardo "Ciego" Hidalgo murieron durante un violento tiroteo –se encontraron unas 120 balas servidas– en el barrio Nueva Córdoba, después de un golpe comando a una oficina, de donde los delincuentes se llevaron $3 millones. Otros tres policías fueron heridos, además de un delincuente y la víctima del asalto.
A poco de terminado el golpe se secuestraron una ametralladora, un bolso con más de 20 cargadores para armas de alto calibre y dos vehículos en los que se movilizaban los delincuentes.
Los acusados Ariel Gramajo y Ariel Murúa Rodríguez, ambos de 45 años, y Diego Tremarchi, de 34, comenzaron a ser juzgados antes del inicio de la cuarentena y el proceso continuó en la sala de la Cámara de Acusación para abogados, jueces técnicos y populares –todos con barbijos y algunos, con máscaras protectoras–, y con teleconferencias a los imputados, que permanecieron en la cárcel de Bouwer durante el debate.
En el momento de hacer uso de sus "últimas palabras", hoy, los tres acusados afirmaron que hubo irregularidades en el proceso policial para culparlos. Murúa Rodríguez (quien fue detenido en Rosario cuatro meses después del golpe) directamente negó su participación en el asalto, como ya había hecho su defensor.
Gramajo y Tremarchi asumieron que habían ido a robar, pero negaron tener responsabilidad en las muertes y cuestionaron por la acusación al fiscal. "El arma que yo tenía me la vendió un policía", dijo Tremarchi, antes de afirmar que "el jefe del ETER" (el grupo de operaciones tácticas de la policía provincial) lo torturó aplicándole choques eléctricos con una picana y asfixiándolo, y o amenazó con matar a sus seres queridos.
También estaban imputados por encubrimiento y como partícipes necesarios del delito los dos tíos abuelos de Tremarchi: María Teresa Mitre, de 72 años, y Miguel Ángel Mitre, de 69. Fueron condenados a 13 años de cárcel.
Ferraro, que pertenecía a la Sección Especial Operaciones Motorizadas de la Policía de Córdoba, tenía 28 años y murió al recibir un disparo en la cabeza en el edificio, cuando él ingresaba –advertido por los vecinos– y los delincuentes salían.
Los dos maleantes muertos (Serravalle había sido condenado en la década del 90 por el asalto a un blindado y en 2005 fue uno de los voceros del sangriento motín en la cárcel de barrio San Martín) cayeron a pocos metros del lugar, cuando intentaban escapar.
Guido Romagnoli era el dueño del departamento asaltado, donde presuntamente funcionaba una financiera ilegal. La madrugada del 18 de enero de 2018 estaba con su pareja cuando ingresaron los delincuentes y lo hirieron de un tiro en una pierna. Una vecina alertó a la policía tras escuchar ruidos y por eso llegaron los agentes. Fue el inicio de la tragedia.
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