De Río Negro a España: ocultos en revestimientos de yeso, contrabandearon algunos de los fósiles más antiguos de la Tierra
La colección paleontológica, que fue recuperada y entregada al Museo Argentino de Ciencias Naturales Bernardino Rivadavia, incluye una pieza de una margarita de 47 millones de años, el esqueleto completo de un hadrosaurio, huevos de dinosaurio y un amonite de más de 20 centímetros de diámetro
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Simuló una mudanza a España para traficar una de las colecciones de fósiles más antiguas de la Tierra. Para eludir los controles y no ser descubierto, el contrabandista utilizó revestimientos de yeso y otros materiales y ocultó 6400 piezas paleontológicas en dobles fondos de las cajas que despachó con destino al puerto de Valencia. Pero el plan fue descubierto y tras una alerta de personal de la Aduana a autoridades españolas, todo fue recuperado y entregado al Museo Argentino de Ciencias Naturales Bernardino Rivadavia.
Así lo sostuvo la Dirección General de Aduanas (GDA) en un comunicado de prensa. “En la enorme colección de más de 6400 piezas hay ejemplares de destacadísimo valor histórico, como por ejemplo, el fósil de la flor de margarita más antiguo del mundo, 47 millones de años. También hay huevos de dinosaurio, el esqueleto completo de un hadrosaurio, un amonite de más de 20 centímetros de diámetro e incluso, como en Jurassic Park, múltiples piezas de ámbar, de millones de años, con insectos preservados en su interior.”, informó el organismo público.
Todo comenzó cuando vecinos de Río Negro advirtieron a las autoridades de movimientos extraños. “Cuando el aviso llegó a la Aduana, los bienes ya habían salido del país”, se explicó en el citado comunicado.
La DGA emitió una alerta internacional y le solicitó a la Aduana de España, destino de la exportación, la detención e inspección exhaustiva de los contenedores. Se sospecha que algunas piezas provenían de otros países y que habrían ingresado en la Argentina de contrabando.
“La aduana española envió al puerto de Valencia especialistas en bienes culturales, que comprobaron la presencia de más de 6400 piezas de restos fósiles. Para esconderlos, se había apelado a dobles fondos y revestimientos de yeso y otros materiales, de manera que no fueran discernibles a simple vista”, afirmó la DGA.
Según la Aduana, la exportación legal de piezas paleontológicas y arqueológicas requiere el aval del Museo Argentino de Ciencias Naturales Bernardino Rivadavia y el Instituto Nacional de Antropología y Pensamiento Latinoamericano (Inapl), respectivamente, establecidos como autoridades de aplicación por la Ley N° 25.743.
Además, las piezas paleontológicas no tenían sus certificaciones, por lo cual la maniobra indebida constituye una transgresión a los artículos 610 y 954 del Código Aduanero, además de la Ley N° 19.943, de Bienes Culturales.
“Estamos ante el mayor secuestro de bienes culturales de la historia argentina y es un orgullo poder devolver nuestro patrimonio a su lugar de origen”, sostuvo Guillermo Michel, director general de Aduanas en el acto oficial de entrega de la colección al Museo Argentino de Ciencias Naturales Bernardino Rivadavia de Río Negro.
El director del Museo Argentino de Ciencias Naturales Bernardino Rivadavia, Luis Cappozzo, resaltó el trabajo de las diversas instituciones de Estado: “Es un ejemplo de la integración de los organismos involucrados, cada uno en cumplimiento de sus respectivas misiones, desde sus conocimientos y procedimientos”, afirmó.
La investigación, a cargo del juez federal Gustavo Villanueva, tiene dos imputados: Rodolfo Pedro Corsolini y su hijo, Julián Corsolini.
En su declaración indagatoria, Julián Corsolini afirmó que el dueño de la carga era su padre, pero que fue él quien firmó la salida del contenedor porque viajaba a España”, según informó la DGA, que es querellante en la causa.
Según información oficial, el fiscal Rafael Vehils Ruiz, a cargo interinamente de a Fiscalía Federal de Bariloche, pidió que el procesamiento de los dos sospechosos”.
“Corsolini padre se presentaba ante terceros como director del Museo del Lago Gutiérrez, lugar que no se encontraba registrado ante la Dirección de Bibliotecas y Museos de la Secretaría de Estado de Cultura de Río Negro. Su hijo prestaba funciones en ese lugar y a la vez era empleado de la Secretaría de Cultura de la provincia”, según sostuvo la Aduana en un comunicado de prensa.
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