Conmoción por la muerte de un empresario que cayó por el hueco del ascensor del edificio que construía
POSADAS. La ciudad se despertó hoy con una noticia impactante: el conocido empresario Guillermo Vázquez murió al caer del piso 18 de la imponente torre que estaba construyendo en el centro de la capital de Misiones.
Vázquez, de 42 años, fue encontrado sin vida en el hueco de uno de los tres ascensores del edificio por el encargado de la obra, cuando ingresó a trabajar, poco antes de las 7 de la mañana. El cuerpo estaba destrozado por el fuerte impacto.
El desarrollador inmobiliario se había mudado al edificio hacía apenas una semana, pero sin su mujer, que está embarazada de 7 meses, y sus dos hijos. Aparentemente, Vázquez estaba completamente solo en la Torre Aymará, el enorme edificio de 124 departamentos, aún sin las terminaciones, cuando se produjo la caída.
Antes de eso, el empresario había encargado sushi. El muchacho del delivery lo llamó por celular desde la puerta del edificio vacío al no encontrar respuesta. También habló con su esposa, quien intentó, infructuosamente, comunicarse con Vázquez.
La causa fue caratulada como "muerte dudosa" y la investigación se encuentra a cargo del juez de instrucción N°3, Fernando Luis Verón.
"A simple vista se ve el faltante de puertas y un mecanismo que no sería ideal para vivir; aparentemente algo sucedió y estamos investigando", afirmó el comisario de la Policía Científica José Ricardo Handorf.
Un empresario audaz
Vázquez era un empresario inmobiliario de esos que le ponen su nombre y su cara a los proyectos que encaran. La Torre Aymará estaba llamada a ser la gran obra de su trayectoria de una década como constructor y desarrollador.
Como otras torres de lujo del mercado de Posadas, fue proyectada hacia 2012, cuando la economía todavía gozaba del envión de los años de crecimiento a "tasas chinas" y las restricciones a la compra de dólares hacían aparecer al ladrillo como una alternativa atractiva de inversión.
Se planificó para un mercado que luego sufrió dramáticas modificaciones, sobre todo a partir de la recesión y las devaluaciones. El edificio contará con un restaurante gourmet, un minimercado, gimnasio, una espectacular piscina en la terraza y otros amenities inéditos para la plaza posadeña, poco habituada a las expensas onerosas.
Para sumarle atractivo a la venta, en los últimos tiempos Vázquez cambió la estrategia e inventó un modelo de "expensas cero", por el cual prometía que los amenities generarían ingresos que permitirían cubrir el resto de los gastos fijos del edificio. Aproximadamente una cuarta parte de las 124 unidades aún se encuentran sin vender, según averiguó LA NACION de fuentes del mercado.
A pesar de las dificultades, Vázquez siempre se mostró como un luchador que enfrentó los obstáculos con optimismo. Muy trabajador, padre muy dedicado y amante de los deportes: así lo definían en su entorno. Se mudó al edificio aún inconcluso como forma, quizás, de mostrarles el camino a los indecisos. Al final, eso terminó siendo una jugada fatal.
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