Condenaron a un hombre por abusar de su hija durante diez años
El acusado recibió una pena de 25 años de prisión
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Hugo Javier Gentili fue condenado a 25 años de prisión por abusar sexualmente de su hija durante diez años, tanto en la casa donde vivían como en distintos albergues transitorios de la Ciudad de Buenos Aires. Los jueces Marcela Rodríguez, Alejandro Noceti Achaval y Gabriel Vega, integrantes del Tribunal Oral en lo Criminal y Correccional N° 10, definieron esa sentencia por abuso sexual simple agravado, una situación que se reiteró entre 2007 y 2017.
La pesadilla para ese niña comenzó cuando tenía 10 años. Su madre transitaba una enfermedad y su padre -que hoy tiene 46 años- empezó a abusar de ella.
“El fiscal Oscar Ciruzzi relató que las situaciones de abuso comenzaron en 2007 y marcó que la joven identificó ese momento en su infancia con la enfermedad que estaba atravesando su madre. ‘Me besaba en la boca y me decía que en Italia se hacía así', dijo la víctima al recordar los abusos y manoseos de su padre. La fiscalía marcó que cuando la joven enfrentaba a su abusador, este le decía que iba a enfermar más a su madre y la amenazaba con que si lo denunciaba e iba preso cuando saliera de la cárcel iba a matar a toda la familia”, consignó el Ministerio Público Fiscal al exponer el caso en su portal de información.
Los abusos se hicieron reiterativos y aumentaron la gravedad año tras año. Los investigadores pudieron determinar períodos en los que las agresiones ocurrieron en forma diaria. Los ataques sexuales fueron más intensos, incluso, cuando la víctima cumplió 18 años. El horror solo empezó a terminar cuando la adolescente se atrevió a contar a su madre lo sucedido y ambas hicieron una denuncia el 24 de julio de 2017.
En ese momento, el hombre se escapó. Pocos meses después, el prófugo llamó a su hija y la amenazó. “Bancatela ahora, todos los días, noche y día, voy a ver dónde carajo están, uno a uno van a pagar”, fue la frase que quedó consignada en el expediente.
Según informó el Ministerio Público, “El fiscal Ciruzzi hizo hincapié en que, durante ese llamado, el hombre habló de los hechos y admitió que ocurrieron. En ese diálogo telefónico, el imputado le dijo que ‘se haga cargo de su responsabilidad’, ya que supuestamente era la chica quién lo ‘buscaba’ y que él ‘no le ponía un arma en la cabeza’ al momento de los abusos. Durante la conversación, la denunciante le recordó las veces que lloró y que se resistió de múltiples maneras. ‘No te hagas la santita’, le gritó el acusado”.
Tras investigar este caso, el fiscal Ciruzzi, que tuvo la colaboración de la auxiliar fiscal Mariana Ríos, al momento de solicitar una pena de 30 años de prisión. aseguró: “Es una de las conductas más aberrantes que he visto a lo largo de la trayectoria judicial y no hay atenuantes posibles para su conducta más allá de su falta de antecedentes”.
El crudo relato de la víctima impactó a los representantes del Ministerio Público Fiscal y a los integrantes del tribunal. “A veces no le decía nada porque pensé que mi vida iba a ser siempre así, que nací con esta maldición y que me iba a morir así”, fue una de las frases de la joven durante su testimonio. Contó la manipulación que sufría por parte de su padre, detalló las veces que la sacó directamente de su trabajo para someterla en hoteles alojamiento. En algunos casos, sus gritos alertaban a los empleados, pero el agresor lograba evitar las denuncias de estos.
La acusación de la joven fue sustentada con el testimonio en Cámara Gesell de su hermano menor, testigo de varios de los abusos, y en la declaración de compañeras de colegio de la víctima que vieron al acusado manosear a la adolescente luego de retirarla del establecimiento educativo.
“No hay dudas sobre lo sucedido y lo que ha relatado la joven también se ha sustentado por los informes psiquiátricos”, resaltó el fiscal.
El ahora condenado Gentili había buscado escapar de la acción judicial al buscar refugio en Paraguay. Fue detenido, finalmente, en Asunción el 29 de junio de 2018. Dos meses después fue extraditado a la Argentina para enfrentar este proceso que derivó en la condena a 25 años de prisión.
Los cómplices, en la mira
Durante la investigación que llevó a la captura del por entonces sospechoso en la capital paraguaya, los detectives judiciales y policiales lograron descifrar la red de complicidades que sostenía a Gentili en la clandestinidad.
Pudieron comprobarse repetidos envíos de dinero a través de un sistema privado de transporte de valores que el abusador utilizaba para mantenerse en Paraguay. Por eso, se solicitó el inicio de una causa paralela para llevar a juicio también a quienes facilitaron la fuga de Gentili.
El Ministerio Público Fiscal consignó que en el requerimiento de elevación a juicio “se solicitó expresamente que se continúe la investigación contra las personas que prestaron su ayuda al acusado con pleno conocimiento de su situación judicial, para lograr que eludiera la investigación y se sustrajera del accionar de la justicia”.
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