Condenaron a Pachelo por vender drogas en fiestas VIP
Nicolás Pachelo, acusado del homicidio de María Marta García Belsunce y también de una serie de robos a casas en countries de las zonas norte y sur del conurbano, fue condenado ayer a dos años de prisión en suspenso por vender drogas sintéticas en fiestas electrónicas VIP organizadas en quintas del Gran Buenos Aires.
El Tribunal Oral Federal Nº 1 de San Martín condenó por el delito de "tenencia de estupefacientes con fines de comercialización" a él y a otras cuatro personas: el relacionista público Javier Burgos, que recibió una pena de cuatro años y cuatro meses de prisión; Diego Stamati (cuatro años y dos meses), y José Claudio Madalinsky y Nicolás Ezequiel Paniagua, a cuatro años.
La pena más alta, de cuatro años y medio, fue para el empresario y fisicoculturista Florio Javier Lenartowicz, responsable de las llamadas Florio Fest, a quien se atribuyó "facilitar un lugar para que concurran personas con objeto de usar estupefacientes".
La novia de Florio -la exmodelo y diseñadora rusa Marina Sokolova- y Federico Landoni fueron absueltos y quedarán libres.
El abogado Carlos Broitman, defensor de Lenartowicz, Burgos y Sokolova, se mostró satisfecho con el veredicto del tribunal y adelantó que hoy pedirá la excarcelación de los primeros dos, por considerar que ya cumplieron en prisión los dos tercios de las penas que recibieron.
Pachelo, en cambio, no saldrá libre porque sigue procesado por el caso García Belsunce y por los robos del último jueves santo en el Tortugas Country Club.
En cuanto al caso de drogas, en la instrucción de la causa, el fiscal federal de Morón Sebastián Basso y su colega Diego Iglesias, de la Procuraduría de Narcocriminalidad (Procunar), sostuvieron que Pachelo "se ocupaba exclusivamente de la venta directa al consumidor" dentro de una de las Florio Fest. Fue detenido el 20 de diciembre de 2015 en una quinta situada sobre la ruta 28, en General Rodríguez.
Cuando lo detuvo la Policía Federal, Pachelo estaba en uno de los tres gazebos en los que se vendían drogas en esa fiesta; tenía 111 pastillas en bolsas tipo Ziploc. También tenía un cilindro plástico con cocaína -dijo que era para su consumo personal- y 5200 pesos. Según consta en la causa, en la fiesta le vendió por 200 pesos "una pastilla verde agua" a quien resultó ser un agente encubierto.
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