Condenaron a Felipe Pettinato por abuso sexual
Así lo resolvió el juez Correccional de San Isidro Martín Mateo, a cargo del juicio del debate que comenzó la semana pasada
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Felipe Pettinato, hijo del músico y conductor Roberto Pettinato, fue condenado a la pena de nueve meses de prisión en suspenso por haber sido encontrado culpable del delito de abuso sexual simple en perjuicio de una menor de edad, familiar de su expareja.
Así lo informaron a LA NACION fuentes judiciales. El fallo fue dictado por el juez Martín Mateo, a cargo del Juzgado Correccional N°1 de San Isidro, luego de un par de audiencias que comenzaron la semana pasada y se hicieron a puertas cerradas porque la víctima era menor de edad en el momento del hecho.
“Pettinato fue encontrado culpable del delito de abuso sexual simple en perjuicio de una menor de edad y deberá cumplir una serie de medidas de conducta impuestas por el juez en su sentencia, como continuar bajo un tratamiento psicológico y fijar residencia”, explicaron las fuentes judiciales consultadas.
Ayer, Pettinato cumplió 31 años. En su alegato, el fiscal del juicio, Matías López Vidal, había solicitado para él la pena de dos años de prisión.
“La familia está satisfecha con el veredicto. Haber arribado a un veredicto condenatorio es reparador para la víctima, independientemente del monto de la pena”, sostuvo a LA NACION el abogado Andrés Bonicalzi, representante legal de la denunciante.
En su alegato, Bonicalzi había solicitado que Pettinato fuera condenado a dos años y medio de prisión.
Ni la víctima –cuya identidad se mantiene en reserva por la naturaleza del delito sufrido– ni Pettinato estuvieron presentes durante la lectura del fallo.
El hecho por el que fue condenado el hijo del músico ocurrió el 8 de marzo de 2018 en una casa de Olivos, partido de Vicente López, donde Pettinato vivía junto a su expareja y madre de su hija.
La víctima, que ahora tiene 20 años, es hija de la expareja del exsuegro de Felipe Pettinato. La joven declaró en el juicio y recordó: “La madrugada del hecho, como solía hacerlo, estaba en el living, era de vacaciones y por eso me quedaba hasta tarde. Estaba en el sillón, sentada de espalda al respaldo, pasó Felipe, que venía de tomar licor, y me tocó el culo llegando hasta la vagina. Se sirvió café y se volvió a su cuarto, donde Sofía [su entonces pareja, que estaba embarazada] estaba acostada”, según pudo reconstruir LA NACION de fuentes al tanto de lo que ocurrió en el debate.
La muchacha afirmó que no había una relación con Pettinato: “Solo compartíamos la vida familiar porque era el novio de Sofía”. Según la víctima, a los dos días, su madre y el padre de Sofía, decidieron echar al actor porque no respetaba ninguna regla.
“No le conté a nadie lo sucedido hasta mucho tiempo después, en diciembre de ese año, un día que fui a la psiquiatra”, recordó. Después lo habló con su madre. En ese momento lloró mucho, se angustió.
“Decidí contarlo porque me preocupaba mucho lo que después podría pasar, especialmente con el nacimiento de Juana [la hija de Pettinato y Sofía]”, sostuvo la víctima. Después del nacimiento de la beba, cada vez que Pettinato iba a su casa, ella intentaba mantenerse alejada. “Trataba de no quedarme sola con él”, afirmó.
Antes de terminar con su declaración, la joven recordó que un día, cuando toda la familia estaba reunida, le preguntaron a Felipe qué había pasado. “Él se puso rojo, se desentendió de la situación”.
Además, sostuvo que el hecho de marzo de 2018 no fue el único. “En septiembre de ese mismo año, Sofía vino a preparar una torta de cumpleaños, al rato vino Felipe y, en un momento, en el living, él me empezó a hacer cosquillas y me tocó las tetas. Reaccionó similar a la otra vez, se quedó sin reacción, se sentó en el piso y después se fue a la cocina. No le dije nada. No sé por qué me hacía cosquillas, pero sus intenciones estaban claras. No me solía hacer cosquillas habitualmente”.
En el juicio, Pettinato se remitió a su descargo presentado por escrito en noviembre de 2011. “Con el ánimo de colaborar con la investigación y demostrar mi total ajenidad en el hecho falsamente denunciado, encuentro imperioso dejar en claro que el mismo nunca existió, y que ello podrá demostrarse y corroborarse con las medidas de prueba que propongo en este acto, sin perjuicio de la dificultad de probar un hecho negativo. Más allá que en el período en que habría sucedido este supuesto hecho acababa de salir de una internación domiciliaria como consecuencia de mis adicciones. Soy una persona incapaz de abusar sexualmente de alguien, siendo esta la primera vez que se me acusa de semejante y tan aberrante delito. Pude haber cometido muchos errores a lo largo de mi vida personal como consecuencia de la enfermedad y del cuadro que padezco, tanto es así que he sido internado en dos oportunidades en clínicas psiquiátricas y de rehabilitación por haber tenido problemas psiquiátricos y con estupefacientes, pero jamás he realizado conductas relativas a delitos o abusos de índole sexual”.
En el debate se incorporó por lectura la declaración del neurólogo Melchor Rodrigo, el médico que falleció en el incendio del departamento de Palermo donde vivía Felipe Pettinato, siniestro ocurrido el 16 de mayo de 2022.
En octubre del año pasado, el fiscal Martín Mainardi, funcionario a cargo de la investigación que se inició tras el incendio del departamento F del piso 22 de un edificio situado en Aguilar 2390, en Palermo, imputó al hijo de Roberto Pettinato y solicitó su declaración indagatoria.
“Aunque no existen dudas de que [Pettinato] clamó insistentemente que ayudaran a su amigo, debemos concluir que no existe ninguna evidencia que indique que haya hecho algo al inicio del fuego, para intentar rescatar a Rodrigo de un incendio que él mismo generó”, explicó el fiscal Mainardi cuando imputó al joven. En diciembre de ese mismo año fue procesado sin prisión preventiva.
En la causa por el caso de abuso, Rodrigo declaró como testigo ante la fiscal Lida Osores Soler, y sostuvo: “Felipe vino a mi consultorio derivado por otra paciente en 2018 por un tema de adicciones. Vino acompañado de familiares que luego de algunas consultas solicitaron internación. Sin embargo, yo vi que una internación en un personaje público tal vez sería perjudicial. Por esa razón, le pregunté, con su permiso, si aceptaba la internación y Felipe me respondió que no. Le dije que no podía seguir atendiendo. Me llamó el padre y me pidió que no le soltara la mano. Por única vez en mi vida se me ocurrió llevarlo a vivir a mi casa, siempre acompañado de un familiar de él. No le cobré. Por una cuestión humana, por deber médico, porque no soy médico de escritorio, debía dejar todo por el paciente. El tratamiento que hizo fue un tratamiento natural, ortomolecular. Al principio le costó, después se adaptó bárbaro y hasta hacía gimnasia en casa. Estuvo alrededor de dos o tres meses en mi casa. Consideré que era tiempo de levantar esta modalidad de tratamiento. Tomaba medicación que trajimos del exterior. Yo quería sacarle la adicción. En ese momento se la saqué. Eran precursores de dopamina que se conseguían en los Estados Unidos que dan resultado. Cuestan al principio, pero después dan resultado y en ese momento lo logró. Él se retira de mi casa habiendo superado su adicción. Después de eso consideré que era tiempo que siga con otro profesional. Igualmente, de forma esporádica, estoy en contacto con Él. Me enteré hace un tiempo por él mismo que lo estaban acusando de esto que es la denuncia [el abuso sexual]. Me vi en la obligación moral de dar mi testimonio de lo que pienso de él como médico. Felipe no reúne el perfil de alguien abusador en mi opinión profesional, tiene otro problema. Nunca noté esa tendencia en él”.
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