Condenados. Simularon un viaje de amigos y compraron 10.893 pastillas de éxtasis en Brasil para vender en fiestas electrónicas
El Tribunal Oral Federal (TOF) de Paraná determinó penas de entre cinco y ocho años de prisión; se trata del mayor cargamento de droga sintética secuestrado en circulación en Entre Ríos.
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Hace casi 13 meses, Carlos Francisco Sutter, Gustavo Albarracín y Víctor Capria viajaron a Brasil. No fue un viaje de turismo. Fueron a hacer un negocio ilegal y volvieron a la Argentina con un cargamento de 10.893 pastillas de éxtasis, que la Justicia valuó en $100.000.000. Pero el plan criminal falló y la droga sintética fue descubierta por la Policía de Entre Ríos en un control en la ruta. Hoy fueron condenados a penas de entre cinco y ocho años de prisión al ser considerados culpables del delito de transporte agravado de estupefacientes.
Así lo resolvió hoy el Tribunal Oral Federal (TOF) de Paraná, integrado por los jueces Noemí Berros, Lilia Carnero y Roberto López Arango.
“Destacamos la sentencia del tribunal en razón de imponer condenas que castigan hechos tan graves, constitutivos de narcocriminalidad a gran escala, que no deben quedar impunes. Al realizar el pedido de penas tuvimos en cuenta el inmenso peligro para la salud pública que implicaba introducir en el circuito ilícito del comercio de estupefacientes la cantidad de casi 11.000 pastillas de éxtasis”, sostuvo a LA NACION el fiscal general de Paraná, José Candioti, después de conocer el veredicto.
Sutter y Albarracín, que dijo tener salones de fiesta en Córdoba, fueron condenados a ocho años de prisión y se les fijó una multa de $1.900.000. Capria, que era el conductor del vehículo donde se descubrió el cargamento de éxtasis, recibió una pena de cinco años de cárcel.
En la sentencia, los jueces Berros, Carnero y López Arango rechazaron los pedidos de nulidad presentados por las defensas anteayer, durante los alegatos.
Una cuarta imputada, Evelin González fue absuelta. Era la acompañante de Capria en el automóvil Fiat Argo donde estaba oculto el cargamento de estupefacientes. El Ministerio Público Fiscal no la había acusado en los alegatos.
Desde Porto Alegre y Camboriú
Las pastillas de éxtasis, que iban a ser vendidas en fiestas electrónicas de la ciudad de Buenos Aires y de Córdoba, habrían sido compradas en Porto Alegre y Camboriú, en Brasil, según surge de información obtenida en el teléfono celular de Sutter.
Albarracín, Sutter, Capria y González salieron del país el mismo día, el 15 de septiembre pasado. Los dos primeros viajaron en un Audi A4; Capria y González, en un Fiat Argo. Volvieron todos juntos seis días después. Salieron e ingresaron en la Argentina por Paso de los Libres, en Corrientes.
El cargamento de droga sintética fue descubierto en un control de la Policía de Entre Ríos en el puesto caminero de San Jaime de la Frontera. Justamente, se afirma que se trata del mayor “secuestro de éxtasis en circulación” porque en 2016 hubo un decomiso mayor (67.000 pastillas), pero en un control aduanero sobre una encomienda que llegó a la Argentina desde Alemania. Los narcotraficantes intentaron disimular los estupefacientes en una operación de importación de indumentaria, pero fueron descubiertos por personal de la Dirección General de Aduanas (DGA) de Paraná.
“Capria, ante la consulta del personal policial, se puso nervioso. Se dispuso una requisa del auto. El can detector de estupefacientes indicó la parte trasera del vehículo. Ante la presencia de dos testigos, se encontraron 11 envoltorios plásticos con las 10.893 pastillas de éxtasis. La causa quedó a cargo de la jueza federal de Concordia, Analía Ramponi”, explicaron fuentes judiciales
El fiscal Candioti y el auxiliar fiscal Juan Podhainy habían pedido ocho años de cárcel para Sutter y Albarracín y seis para Capria.
Para los representantes del Ministerio Público, Sutter, de 35 años, y Albarracín, de 37, “no eran mulas tradicionales”, ya que “tenían un buen pasar económico” y “organizaron un viaje a Brasil para adquirir las pastillas de éxtasis”, informaron fuentes judiciales.
“Sutter y Albarracín fueron quienes financiaron el negocio ilícito, pusieron los medios económicos y vehículos para la concreción del plan criminal común”, sostuvo Candioti en su alegato, dijeron a LA NACION fuentes que presenciaron la audiencia.
Capria, según explicó el fiscal, era una “mula” calificada, el encargado de conducir el vehículo donde ocultaron las pastillas de éxtasis. González, “una chica en situación de vulnerabilidad”, fue utilizada para simular un viaje de cuatro amigos a Brasil.
Como Capria dijo que se dirigía a Córdoba, el personal policial recordó que los ocupantes del Audi A4 que había pasado por el control un rato antes, también tenían el mismo destino. Ante la sospecha de que podían estar juntos, se decidió ir tras el otro auto, que se había adelantado unos diez kilómetros.
Los policías no se equivocaban: poco después se comprobó que Albarracín tenía a su nombre una cédula azul que lo autorizaba a conducir el Fiat Argo donde se secuestró el éxtasis.
“Al partir del análisis de los datos de los GPS de los vehículos se pudo determinar que estuvieron en los mismos lugares en Brasil. Salieron de la Argentina el mismo día y volvieron el mismo día. Simularon un viaje de amigos”, sostuvo una fuente judicial.
En el alegato, los representantes del Ministerio Público pidieron el decomiso de los dos vehículos, a pesar de que no estaban a nombre de los imputados.
El fiscal Candioti sostuvo que el valor de las pastillas de éxtasis podría ascender a los 100 millones de pesos. También habló del poder de daño para los consumidores y, para fundamentar su afirmación, leyó y reprodujo el audio de Sutter en el que hizo referencia al fallecimiento de Agustina Di Martino, una joven que murió de sobredosis de éxtasis que consumió en una fiesta electrónica en Córdoba.
“Estaría bueno que si me vas a dar otra tandita que le cambiemos el sello porque acá murió una piba y, qué sé yo... mejor si le cambiemos el sello”, le dijo Sutter a un contacto de su teléfono celular identificado como Capitán. Dos meses después del chat, fue detenido en Entre Ríos.
“El fiscal Candioti no vinculó la muerte con los sospechosos, pero hizo referencia a la muerte de Di Martino para hablar del daño para la salud del éxtasis”, explicó una fuente judicial.
El abogado Gustavo Torres, defensor de Sutter y Albarracín, pidió la nulidad del procedimiento que dio origen a la investigación. También se opuso al secuestro del Audi A4 y del Fiat Argo y sostuvo que el monto de la multa solicitada era un exceso. Cerró su presentación con el pedido de absolución para sus clientes.
Pero los magistrados rechazaron el pedido de Torres y, como pidió el Ministerio Público Fiscal, condenó a los traficantes.
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