Condenaron a un empresario por abusar de una niña en sus oficinas de San Telmo
Ante sus vecinas, la mujer presentaba a Kurt Gwerder como el padrino de su hija. Pero no lo era. A cambio de dinero para la madre y regalos para la niña, aquel hombre llevaba a la menor a sus oficinas de San Telmo y allí abusaba sexualmente de ella. Hoy, en un falló unánime, fue condenado a 18 años de cárcel.
Según informaron a LA NACION fuentes judiciales, la sentencia fue dictada por el Tribunal Oral de Menores N°3 porteño, integrado por Sergio Real, Inés Cantisani y Gustavo González Ferrari. El Ministerio Público estuvo representado en el juicio por la fiscal Patricia Quirno Costa.
Gwerder fue hallado culpable de los delitos de abuso sexual agravado por ser gravemente ultrajante y por estar encargado de la guarda de una menor, cometido en forma reiterada y en concurso ideal con corrupción de una menor de 13 años.
En el alegato, la fiscal Quirno Costa había solicitado para el empresario la pena de 24 años de prisión por los mismos delitos por los cuales fue condenado. Los fundamentos de la sentencia se conocerán la semana próxima.
A lo largo de la instrucción de la causa, la víctima, identificada como C. declaró tres veces en cámara Gesell. Los abusos, según consta en el expediente judicial elevado a juicio, ocurrieron en una fecha que no pudo precisarse, pero que fue antes del 23 de febrero de 2015 y no después de enero de 2016 en las oficinas de Gwerder en San Telmo.
C. ahora tiene 11 años. Gwerder llegó al juicio acusado de abuso sexual calificado por haber configurado para la víctima un sometimiento gravemente ultrajante en virtud de su duración y por la participación de dos o más personas, en forma reiterada y en concurso real entre sí, los cuales concurren en forma ideal con el delito de corrupción agravada por tratarse de una menor de 13 años de edad y por haber sido cometido con amenazas.
"Situación de marginalidad"
En el momento en que comenzaron los abusos C. tenía 7 años. Fuentes de la Policía de la Ciudad, fuerza que detuvo al sospechoso en diciembre pasado en un campo de San Andrés de Giles, afirmaron que "el empresario aprovechaba la situación de marginalidad y de adicción a las drogas de una mujer para, a cambio de comida, dinero y juguetes, abusar de su hija".
Gwerder ya había sido detenido en febrero de 2015, luego de que C. fuera atendida en el Hospital Argerich por dolores genitales. Pero fue liberado poco después. Los abusos de los que fue víctima la niña cesaron durante un tiempo, cuando ella se fue a vivir a la casa de una de sus hermanas, en Glew. Fueron entre nueve y diez meses en los que no estuvo bajo el cuidado de su madre.
"Sin embargo, las mismas conductas [abusos] habrían vuelto a ocurrir ya que la pequeña regresó a vivir con su madre. Ello sucedió en algunas ocasiones, sin que pudieran determinarse la cantidad ni la frecuencia, en las oficinas ocupadas por Gwerder en San Telmo, hasta que C. le pidió a ayuda a una mujer que se cruzó en la plazoleta de Bernardo de Irigoyen y avenida Independencia", afirmó la fiscal María Eugenia Sagasta en el requerimiento de elevación a juicio.
Según consta en el expediente judicial, C. le pidió a Karina Roxana A., que declaró como testigo en la causa, que no la llevara con su madre porque la entregaba por dinero a "Pablo" (nombre con el cual la niña conocía a Gwerder). La pequeña, siempre según el expediente, le contó a la mujer que el hombre le ponía "su cosa fea en la vagina" a cambio de "propina".
El día del casual encuentro entre C. y Karina Roxana A. la niña fue llevada nuevamente al Hospital Argerich. "Los profesionales forenses determinaron que C. evidenció un alto grado de compromiso en su desarrollo psicoemocional, asociado a situaciones de vulnerabilidad psicosocial, escasa contención y exposición a situaciones de riesgo. Advirtieron que la menor presentaba signos y síntomas compatibles con un estrés postraumático relacionado con abuso sexual y que los hechos de los que habría sido víctima tienen entidad como para desviar el normal desarrollo no solo sexual sino de la personalidad global de cualquier persona".
En el juicio no solo fue condenado el empresario: una joven que en el momento de los hechos era menor y que fue identificada como R. N. L. recibió una pena de tres años de prisión en suspenso de pena reducida, y 3 años de trabajos comunitarios, continuación de terapia psicológica, trabajar y prohibición de acercamiento a la víctima.
Según explicó la fiscal Sagasta en el pedido de elevación a juicio, Gwerder y R. N. L. pasaban a buscar a la víctima por Independencia y Tacuarí, adonde era llevada por su madre. En otras ocasiones iban a buscarla hasta la casa familiar de C., en Carlos Calvo al 800, Constitución.
"Las conductas [abusos sexuales] eran efectuadas por Kurt Gwerder mientras R. N. L. permanecía en otras dependencias de la oficina y, con conocimiento de las maniobras ensayadas por el acusado, le sugería a la niña que consintiera las demandas del imputado", agregó la representante del Ministerio Público.
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